Perder en el Reino de León entraba dentro de los planes al inicio de la temporada. La Cultural Leonesa ya era por aquel entonces uno de los firmes candidatos a pelear por el ascenso. Meses después, es el máximo favorito para conseguir la primera plaza, y el Nàstic de Tarragona se despidió en su guarida de las últimas esperanzas que le quedaban de ser primero.
Hay que ser realistas: el conjunto grana nunca ha tenido una regularidad de resultados como para aspirar a ello. En casa sí que ha tenido un trayecto de campeón, pero lejos del Nou Estadi ha sido un equipo frágil, poco competitivo y al que ganar siempre le ha costado un mundo.
Con el liderato ya a 10 puntos, con 15 en juego, pelear por el ascenso directo es ya un imposible. Yo jamás tildaría de fracaso no ascender como primeros, porque en esta categoría subir en esa posición es una exigencia con demasiado peso para un equipo que no tiene una plantilla superior a la de otros rivales. Ni por jugadores —sobre todo en fase defensiva— ni por números. Hay equipos que han gastado mucho más, la Cultu sin ir más lejos.
Así pues, ahora es momento de reflexionar y hacer una pausa en medio de la tormenta. El nuevo objetivo —en realidad, el que siempre se ha tenido en mente en el vestuario en las últimas semanas— es clasificarse para el play-off. Conviene no caer en el error de dar por hecho que el conjunto tarraconense ya tiene su billete prácticamente sacado. No es así. Todavía queda mucho camino por recorrer, y el Nàstic no puede ni debe hacer el tonto si no quiere pasar apuros para colarse en la promoción de ascenso.
Los granas son terceros y tienen un margen de tres puntos con el Bilbao Athletic, que es el sexto clasificado y el primer equipo que, ahora mismo, se quedaría fuera de la fase de ascenso. La ventaja es interesante, pero ni mucho menos definitiva. El margen de error es mínimo y obliga a intentar ganar, como mínimo, tres de los cinco partidos que hay por delante para el final del campeonato regular.
La buena noticia es que al Nàstic le quedan tres partidos en casa de los cinco que restan. Jugar en el Nou Estadi siempre es una bendición para el mejor local de la categoría, que ha sumado 34 puntos en 16 encuentros como local, con un balance de 10 victorias, cuatro empates y solo dos derrotas. Real Unión, Lugo y Arenteiro son los tres rivales que comparecerán en un feudo grana que tiene claro que su papel en esta recta final va a ser vital. Sobre todo porque, en los dos partidos que tiene fuera, la exigencia va a ser total. Andorra —también en plena pelea por el play-off— y la Gimnástica Segoviana —que está apurando sus opciones de salvación— son las dos salidas que tiene el cuadro grana en el horizonte.
El Nàstic debe olvidar la decepción de no poder pelear por ser primeros y centrarse en el play-off. Quedar segundos es el mayor reto, pero, sobre todo, lo más importante es sacar el billete cuanto antes sea posible.