Nadie duda de que uno de los jugadores más destacados de la temporada recién finalizada en el Nàstic de Tarragona ha sido Èric Montes-Arce. El centrocampista de 25 años cedido por el Albacete ha sido un futbolista útil en todos los sentidos. En el verde su papel ha sido indiscutible. Su rendimiento, también. Siempre con intensidad, con trabajo y oficio. Un jugador al servicio del equipo y de las necesidades. Cuando se le ha requerido, Èric Montes ha ocupado la posición de central. Una demarcación que no es la suya, pero que se desenvuelve a la perfección, gracias a su capacidad de adaptación y su disciplina. Sorteando las deficiencias físicas -altura- para ganar duelos con sus capacidades de salto y velocidad.
Sus números reflejan la importancia que ha tenido el futbolista para el equipo. Ha disputado 35 partidos, de los que 21 lo ha hecho como titular. Cinco veces como central y 16 como pivote defensivo, su demarcación natural. Ha sido, además, el séptimo jugador más utilizado de la temporada. En definitiva, uno de los hombres importantes en el terreno de juego. Para los tres entrenadores. Tanto Raül Agné, como Iñaki Alonso y también para Dani Vidal.
Fue su irrupción en la línea central la que puso los cimientos de la mejora defensiva. Motivó a sus compañeros a competir para recuperar el sitio.
Dentro del vestuario, Èric Montes ha sido un jugador implicado hasta la médula. Tan importante para los propios compañeros como para el cuerpo técnico que veía en la figura del manresano, un soldado de infantería. Fiable. Convencido.
Por este motivo, la intención más que evidente del Nàstic es que la próxima temporada el centrocampista siguiera vinculado a la disciplina grana. Con galones. Los que se ha ganado. A Èric Montes seguir en Tarragona también le encajaría en su futuro. Otra cosa es que la operación pueda llevarse a término. No será nada fácil.
Operación difícil
En primer lugar, porque el centrocampista todavía tiene un año de contrato con el Albacete. Con un salario notable después de que consiguiera el ascenso a Segunda División hace dos temporadas. Precisamente, con el salto de categoría, Èric Montes pasó a ser un futbolista prescindible para el club manchego. Un cartel que no cambiará de cara al próximo curso. Por muy bueno que haya sido el rendimiento del centrocampista en el Nàstic, de Primera RFEF.
Las dos alternativas que se manejan para que Èric Montes pudiera volver a Tarragona son una rescisión del contrato y posterior fichaje con el Nàstic o una nueva cesión. En los dos casos debería llevarse a cabo una negociación intensa. El jugador, como es lógico, no quiere perder buena parte de su actual salario. Ni renunciando al año que le queda en el Albacete, ni tampoco firmando por el Nàstic con una reducción del sueldo importante, puesto que difícilmente el club grana puede alcanzar las cifras que figuran en su actual contrato.
Más sencillo sería repetir la fórmula. Un nuevo préstamo, pero también con unas condiciones diferentes, puesto que el club grana rebajará su presupuesto. El recorte afecta directamente a los costes de salario del primer equipo.
Las dos partes, Nàstic y Montes verían con buenos ojos volverse a encontrar, pero no a cualquier precio.
