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El Nàstic gana en Las Gaunas y Agné salva el cargo (1-2)

Dos jugadas de estrategia, culminadas por Montalvo y Josema, dan la primera victoria grana como visitante de la temporada frente al SD Logroñés

29 octubre 2022 21:20 | Actualizado a 29 octubre 2022 21:24
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Hace quince días Raül Agné salvaba el cuello in extremis en Zubieta, tras perder ante la Real Sociedad B (2-0). El Consejo del Nàstic le dio una bola extra, pero con una condición: ganar los dos próximos. Seis de seis. No era un reto cualquiera. El partido en el Nou Estadi, ante un Numancia sólido, era difícil pero asumible. Lo que no parecía tan sencillo era ganar fuera de casa. Porque todavía no lo había hecho esta temporada y porque los partidos de visitante son el talón de Aquiles del técnico de Mequinenza. Agné, de nuevo, logró lo inesperado. El Nàstic superó a la SD Logroñés en el mítico estadio de Las Gaunas (1-2) con un partido muy similar al de Albacete del curso anterior. El equipo resistió el asedio rival y aprovecha las únicas concesiones que le proporciona el adversario. El Logroñés fue un equipo valiente y alegre que dominó los primeros 45 minutos, aunque sin definir esa superioridad. Pero al mismo tiempo, mostró una gran fragilidad defensiva, especialmente en las acciones de estrategia. Y eso, ante un especialista como Dani Vidal, segundo de Agné y el encargado de diseñar ese tipo de jugadas, es letal. Dos acciones estratégicas valieron para sumar el primer triunfo tarraconense como local. Montalvo se estrenó como goleador grana y Josema, el mejor otra vez del partido, remató el encuentro con un cabezazo.

No arriesgaron con Quintanilla y Pol Domingo fue quien acompañó a Josema en el eje de la zaga. La gran novedad fue Lupu. En la ciudad que le vio crecer y ante su gente en la grada, el delantero se estrenaba de titular en el Nàstic. Los primeros minutos fueron de claro dominio local. Hizo lo que quiso el equipo de Raúl Llona. Con una línea de cinco atrás, el técnico riojano demostró que más allá del dibujo y los perfiles de los futbolistas es la intención lo que cuenta. Y la intención del SD Logroñés era bien clara, atacar desde el principio. No les costó encontrar los pasillos. Llegaban como querían a posiciones peligrosas, mientras el Nàstic solo tenía tiempo de defender. Unzueta amenazaba al espacio con desmarques entre Pol y Tirlea. Ninguno de los dos conseguía atarle. Por el flanco izquierdo, las cosas no iban mejor. Monroy, el carrilero diestro de los riojanos, llegaba con mucho espacio y con ventaja sobre la defensa. Por ese costado llegó la mejor oportunidad del Logroñés. Esteban recibió solo en el corazón del área y soltó un tiro potente que tapó Joan Oriol en la misma línea de gol. A costa de sus partes nobles.

Decía Raül Agné en la previa que no se le podía dejar el balón al Logroñés. Y menos en los pasillos internos. Una consigna que no se aplicó sobre el césped. Los locales tocaron y tocaron haciendo oscilar a la defensa tarraconense de un lado al otro y abriendo huecos en el medio que aprovechaban Lozano o Esteban para probar con disparos lejanos.

En todo el primer tiempo solo hubo dos noticias del Nàstic en ataque. Una acción de Tirlea que llegó a línea de fondo, para servir un centro al único sitio donde no había compañeros. Y un pase filtrado de Aarón Rey a Guillermo que el delantero vasco no supo controlar cuando se iba a quedar solo ante el meta riojano.

La verdad es que el equipo de Agné se aguantaba por pinzas. Si la defensa hacía aguas, solo Josema mantenía algo el tipo, en la media ni Montalvo ni Pedro del Campo aparecían. Únicamente para ver dos amarillas que condicionaron su posicionamiento defensivo durante el resto del partido. Tampoco los delanteros tuvieron mucha incidencia, aunque en su caso porque no les llegaba la pelota.

El paso por los vestuarios le vino que ni pintado al Nàstic. Todo se aceleró con el 0-1, obra de Marc Montalvo. Una acción que se veía de lejos. El de Riudoms estaba solo, solísimo, en la media luna del área riojana. Todos los jugadores locales estaban tan pendientes de defender en el área que se olvidaron de todo lo demás. Del Campo sí lo vio. Se la puso rasita para que el canterano conectase un zurdazo que se coló por entre el bosque de piernas.

El Nàstic no aprovechó ese momento. No le dio tiempo. Le faltó madurez para apaciguar el lógico impulso de los locales para igualar cuanto antes. Transitaron horrible y regalaron un contragolpe que Diego Esteban culminó con un disparo imparable.

Parecía que el cuadro tarraconense había dejado escapar su oportunidad, pero no. En otra acción a balón parado Josema, el nuevo jefazo de la defensa, se impuso por arriba y remató a la red una falta botada por Joan Oriol. Esta vez no hubo relajación. Incluso pudo llegar el tercero en otra jugada de estrategia y en una jugada de Pablo Fernández que Monreal cortó con una entrada por detrás cuando se iba solo hacia el área. Era de roja, pero también es cierto que minutos antes, el colegiado había perdonado la segunda amarilla a Montalvo. Dos errores salomónicos. Aguantaron los hombres de Agné y le salvaron la cabeza al ‘míster’.

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