Desde que Dani Vidal dio el salto al banquillo del Nàstic de Tarragona hay una realidad que se defiende con sensaciones y datos y no es otra que su equipo se ha convertido en una máquina de competir. Hay momentos más altos y más bajos de la temporada en cuanto al juego, pero es una evidencia que a la hora de sumar puntos es un martillo pilón al que pocos aguantan el ritmo. El conjunto grana siempre está en la pelea por los puestos nobles porque son pocas las derrotas que cosecha y si lo hace se recupera con celeridad porque su mentalidad y madurez es incuestionable.
El 2024 ha sido positivo si se analizan los resultados del Nàstic de Dani Vidal. Es imposible no saborear con amargura este año si se recuerda el cruel final de la pasada temporada. Tan cerca y a la vez tan lejos. Apenas unos segundos sobraron para que el conjunto grana fuese equipo de Segunda División, pero el fútbol y la vida van de la mano en esconder momentos crueles cuando menos se esperan.
El hecho de que el Nàstic no firmara el ascenso en el 2024 no debe hacer caer en el error de menospreciar un año en el que se han celebrado muchas más victorias que derrotas y empates, así que conviene destacar ese gen ganador que desde que Dani Vidal está al frente se ha implantado en el ADN grana. En total se han sumado 23 victorias, un registro brutal al que no se llegaba desde el 2015. Si se entra en el capítulo de las comparaciones, el conjunto tarraconense ha sumado hasta nueve victorias más que en el 2023, se dice pronto.
El balance total en este 2024 ha sido de 23 triunfos, 11 empates y 12 derrotas. Unos números que permitieron llegar al Nàstic a la final del play-off de ascenso la pasada campaña y que este curso le colocan en la pomada por volver a Segunda División. El 2024 lo va a terminar fuera de los puestos de promoción tras caer ante Unionistas, pero lo hace empatado a puntos con el Andorra en la quinta plaza, así que no hay nada que temer.
Dentro de un año se han podido disfrutar de dos versiones del Nàstic distintas, pero que comparten su capacidad para ilusionar. El conjunto grana de la pasada temporada era un equipo que destacaba por su capacidad defensiva. Un muro que fue una máquina de coleccionar sonrisas porque en muchas ocasiones le bastaba con un gol para sumar el triunfo.
El verano llegó y el Nàstic cambió de nombres propios en la plantilla y en consecuencia en la defensa, perdiendo a su zaga titular formada por Pablo Trigueros y Nacho González, pero Dani Vidal permaneció en el banquillo y eso ha permitido disfrutar de un conjunto grana que ha cambiado su rostro, pero que sigue siendo peligroso y que transmite una sensación de todavía poder alcanzar un mayor nivel. Hay un dato que evidencia que estamos ante un equipo diferente y es que en el curso pasado se concedieron 24 goles en la liga regular y este año solo en 20 jornadas ya se han encajado 21 dianas, solo tres menos y con todavía 18 partidos por delante.
Un equipo en crecimiento
Sin embargo, el Nàstic es un equipo que durante muchas fases de este curso ha conseguido tener un juego mucho más fluido, con mayor capacidad para generar ocasiones y que transmite una sensación de peligro mucho mayor en el área rival. Es cierto que en los tres últimos duelos del 2024 solo se ha disparado una vez a puerta, pero en líneas generales se ha visto que el problema está más atrás que adelante.
El 2024 será recordado no solo por las victorias, sino por cómo el equipo grana ha sabido reinventarse bajo la pizarra de Dani Vidal. Ahora, el reto para 2025 es seguir evolucionando, aumentar el nivel defensivo, algo en lo que el mercado de invierno resultará clave, y convertir esas sensaciones positivas en un merecido regreso a Segunda División.