El Nàstic conquistó Lezama y lo hizo con el manual de Dani Vidal y su cuerpo técnico debajo del brazo. Porque el triunfo grana ante el Bilbao Athletic se logró gracias a tres goles en los que se pudo apreciar las armas ofensivas que dominan los tarraconenses. Un equipo que tiene muy claro cual es el camino para hacer daño al rival o al menos el que le resulta a él más sencillo para hacerlo.
El conjunto tarraconense ha demostrado desde la llegada de Dani Vidal que hay una serie de aspectos ofensivos que tiene interiorizados y con los que es capaz de golpear al rival. Detrás de los tres goles de Lezama hay mucho talento, pero también mucho trabajo. Lo que se entrena y se repite termina saliendo.
Tercer gol de córner
El primer gol del Nàstic fue el tercero de córner en lo que va de temporada. Es tremenda la capacidad que tienen los granas para hacer daño mediante el balón parado. Han cambiado los lanzadores y algunos rematadores respecto a la pasada campaña, pero el cuadro grana mantiene esa facilidad para marcar diferencias a través de la pizarra.
Iván Moreno se encarga del laboratorio grana y se está reafirmando como un gran estratega. Dani Vidal confió en él porque en sus espaldas hay una gran trayectoria en los banquillos del fútbol catalán y el tiempo está demostrando que el binomio es perfecto. Moreno es un estudioso del balón parado que innova y amplia el libreto para que sus jugadas nunca sean previsibles. Frente al Bilbao Athletic recurrió a una variante clásica. El típico, aunque siempre peligro, córner raso que busca a un hombre liberado tras el desmarque en el punto de penalti. Una jugada que se repite cada temporada en muchos partidos, pero que siempre deja algún gol por el camino porque no es tan fácil de defender como parece. Narro le pegó tenso y preciso a su envío y encontró a Marc Fernández en esa zona de remate que tanto ansíaba. El de Corbera remató con potencia y superó a Santos para inaugurar un catálogo ofensivo que el pasado sábado brilló por excelencia.
Quinto gol de cabeza
Si el primer gol llevó la firma del balón parado, el segundo demostró que hay pocos equipos en la categoría que tengan la capacidad para reinar en las alturas como hace el Nàstic. Un equipo cabezón por convicción que cada vez se siente más poderoso en este aspecto del juego. Son ya cinco goles los que suma de cabeza en 11 partidos.
No es casualidad que el Nàstic tenga estos registros tan brutales con la testa porque en sus filas cuenta con el mejor rematador de cabeza de la categoría. Lo dicen las sensaciones y lo refrendan los números. Desde que se creó la Primera RFEF hace cuatro temporadas, Pablo Fernández ha marcado 13 goles de cabeza. El último llegó en Lezama, pero es que los tres tantos que suma en lo que van de curso han llegado de la misma forma.
Gol de transición y desde la frontal
Por último, el tercer tanto del Nàstic evidenció el dominio de dos aspectos del cuadro de Dani Vidal. Un equipo que se siente cómodo cuando le toca transitar en ataque y que desde la frontal del área tiene un peligro máximo. El tercer gol fue un contraataque comandado por Jaume Jardí que tuvo las piernas y la pausa para esperar la llegada de Ander Gorostidi desde la segunda línea. Le puso el balón en la frontal y justo en el borde del área marcó el tanto de la sentencia. Es el segundo gol de Gorostidi esta temporada y los dos han llegado con amenazas lejanas. Pero es que el Nàstic tiene jugadores como Cortés, Narro, Jardí y Joan Oriol que son una amenaza constante desde lejos.
El equipo tarraconense cada vez tiene más claro sus armas. En Lezama hizo gala de ellas. Estrategia, cabeza y corazón.