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El jugador que le he cambiado la vida al Roquetes: «El voleibol me eligió a mí»

El receptor venezolano ha sido una de las claves de la reacción de un Roquetes que sueña con la permanencia en la Superliga 2 tras estar casi desahuciado

14 marzo 2024 16:00 | Actualizado a 15 marzo 2024 07:00
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Édgar Julio Reina, de 29 años, llegó al Roquetes en enero de 2024 en un regalo tardío de Navidad. El receptor venezolano, que está en España preparando el MIR (Médico Interno Residente), aceptó el reto de intentar liderar la reacción por la permanencia de un equipo que veía su futuro en la Superliga 2. Llegó, venció e hizo soñar de nuevo a un equipo ebrense que sueña con la salvación. Quedan cuatro finales, dependen de ellos mismo y Reina lo tiene claro: habrá milagro.

Lo primero de todo, ¿cuándo llega a España?

Llegó a España hace siete meses. Me vine principalmente porque soy médico y para presentar el MIR y esperar una oportunidad laboral.

Antes de firmar por el Roquetes, ¿ya estaba jugando?

Yo toda la vida hice voleibol. Mi madre jugó, mis hermanas juegan y necesitaba trabajar, así que me puse a entrenar a cuatro equipo en el Valle Hebrón de Barcelona.

Y llega la oferta del Roquetes.

En enero hago un torneo de voleibol en Barcelona y el Roquetes pierde a un jugador por un neumotórax y se ponen a buscar un jugador en el mercado para suplirle y por medio de un amigo me contactaron. Necesitaban un receptor y hablaron conmigo el entrenador y el presidente. Pactamos un día para entrenar y para que me vieran jugar porque no me conocían.

El resto es historia porque su adaptación ha sido inmejorable.

Llegué aquí y me adapté rápido al equipo. Era un equipo joven y con muchas ganas de trabajar. Llegué y no estaba al 100% de mi físico porque llevaba dos-tres años sin jugar al voleibol. Me fui preparando mientras jugaba.

Cuando llegó el Roquetes era un paciente sin prácticamente esperanza de vida, ¿no cree?

Para jugar a voleibol siempre he tenido mucha confianza en mí mismo. Llegar y ganar tres partidos fue muy importante para mi y para el equipo. Cambiamos la mentalidad al grupo y entendieron qué se podía ganar.

Tres años sin jugar son muchos. ¿Ha recuperado las ganas de jugar?

Todos los deportistas cuando practicamos algún deporte nos casamos con él. A mí el voleibol me da la vida. En mi caso personal, me había alejado un poco también porque las lesiones no me habían respetado. Llegó un momento en el que decidí dar un paso al lado porque no podía dar mi 100%. Pero cuando vuelves y pisas la cancha te das cuenta que todavía puedes ser de gran ayuda para un equipo y se te olvidan los dolores gracias a la adrenalina. No te puede describir lo que siento con mi vuelta. Ahora quiero seguir jugando a voleibol hasta que me muera.

Ha compaginado los estudios Medicina con el voleibol en su país, Venezuela. No debe ser fácil...

Estudiar medicina es una carrera muy demandante y dedicaba todo el día a la Universidad y eso provocaba que tuviera mucho estrés. Me limitaba en ciertas cosas, pero durante dos o tres años jugué de manera paralela en Venezuela a voleibol mientras estudiaba y eso me ayudó a ser más resistente.

¿Qué le llena más: la medicina o el voleibol?

Siempre digo que la medicina la elegí yo, pero el voleibol me eligió a mí porque lo hago desde muy pequeño.

Supongo que regresar con una permanencia para el Roquetes sería el broche perfecto a su regreso inesperado al voleibol, ¿es así?

Al principio sabía cuál era el objetivo, pero no tenía ningún tipo de presión sobre mis hombros. Sin embargo, con el paso del tiempo y al relacionarme con el equipo, pues las expectativas aumentan y cuando empiezas a ver que es una realidad lo que está sucediendo y creo hoy más que nunca la permanencia es posible. Sé que es un trabajo durísimo y que hay otros contrarios que luchan por el mismo objetivo que tú y ahora estamos en el punto más decisivo. Ahora hay que trabajar más fuerte que al principio.

¿Y para el futuro qué? ¿La próxima temporada seguirá jugando?

No me puedo cerrar ninguna posibilidad, pero lo que te puedo decir que mi objetivo número uno es presentar el MIR en enero. Si tengo la posibilidad de seguir entrenando y estudiando, pues creo que voy a seguir. Todo dependerá de lo que vaya sucediendo a lo largo del camino.

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