Antonio Leal fue una de las apuestas más firmes del Nàstic de Tarragona en este pasado mercado de verano junto a Gorka Pérez para el centro de la defensa. El conjunto grana tenía la complicada misión de hacer olvidar a una zaga de máximas garantías como la que conformaron Pablo Trigueros y Nacho González durante el curso pasado. Para ello, se apostó por la continuidad de Unai Dufur, que debía dar un paso adelante tras ser la tercera opción la pasada temporada, y acudir de manera obligatoria al mercado para cerrar la llegada de dos defensas más que completaran la retaguardia.
La dirección deportiva grana peinó el mercado en busca de zagueros fiables que ofrecieran competitividad y que no necesitan grandes procesos de adaptación. Pau Resta fue una de las opciones favoritas, pero que terminó cayéndose de la terna por motivos económicos. Al final, en apenas 10 días, a inicios de julio, se completó la retaguardia con los fichajes de Antonio Leal y Gorka Pérez.
La pretemporada
La pretemporada fue un escenario de pesadilla para Gorka Pérez que sufrió una serie de molestias que le dejaron KO. Ese contexto lo aprovechó Antonio Leal para imponerse en la pugna y hacerse con un sitio junto a Unai Dufur. El defensa gaditano contó con la confianza de Dani Vidal en el comienzo del curso, pero no todo fue tan ídilico como se pensaba. El Nàstic comenzó la temporada dejando dudas en fase defensiva y Leal no ayudó a zanjarlas. Le costó adaptarse en un inicio de curso dubitativo en el que una marilla en el minuto 10 en Urritxe en la tercera jornada terminó de condenarle. Aquella amonestación provocó su sustitución al descanso y su peso en el equipo cayó de manera inmediata.
Leal no jugó durante las cinco jornadas siguientes. Algunos partidos se quedó sin minutos por decisión técnica. Óscar Sanz ofreció más garantías en el centro de la zaga y Leal perdió el sitio. Tampoco ayudó que durante dos desplazamientos consecutivos tuviera molestias que le dejasen fuera. No viajó ni a Barakaldo ni a Lugo, encadenando cuatro partidos sin jugar.
Regresó en la debacle ante el Arenteiro, aunque solo disputó 20 minutos repletos de instrascendencia en un partido que marchaba ya con un 4-0 en el marcador en el peor partido de la temporada.
La jornada nueve frente a Osasuna Promesas fue el punto de inflexión para el Nàstic y para Antonio Leal. Dani Vidal debía decidir que dos hombres alinear en la zaga. Por aquel entonces tenía disponibles a Unai Dufur, Antonio Leal y Óscar Sanz tras la recaída de Gorka Pérez.
El técnico tarraconense fue valiente y apostó por volver a darle otra oportunidad a la pareja de centrales que comenzó la temporada. Antonio Leal y Unai Dufur eran los elegidos. El primero recibía el indulto para jugar al lado de un segundo que había sido intocable durante las primeras fechas.
El rendimiento de la zaga formada por Dufur y Leal fue firme aquella tarde del 20 de octubre. Ambos ayudaron al Nàstic a vencer al Osasuna Promesas y a dejar la portería a cero (2-0). Los dos completaron una sólida actuación y permitieron devolver a Óscar Sanz a la sala de máquinas. La elección fue ganadora y eso permitió darle vuelo en el tiempo.
Desde entonces, Dufur y Leal acumulan cuatro jornadas en el centro de la defensa. El balance de los granas es de dos victorias, un empate y una sola derrota. Es cierto que el Nàstic solo ha conseguido dejar la portería a cero en el triunfo ante el filial rojillo, pero las sensaciones defensivas son mejores. El conjunto grana vuelve a ser un equipo contundente, que domina la defensa del área y que para marcarle un gol hay que hacer las cosas muy bien.
Esa mejora defensiva viene motivada en gran parte por el aumento de rendimiento de Antonio Leal. El defensa gaditano ha ganado enteros y está cada vez más asentado en el centro de la zaga junto a Dufur. Se han ganado la confianza.