Eso de entrenador nuevo, victoria segura no era un dicho al que se le diese toda la credibilidad del mundo en Tarragona. El Nàstic había comprobado en los últimos años como el estreno de sus entrenadores en el banquillo grana no iba acompañado de un triunfo.
Debutar con una victoria es con lo que todo técnico sueña, pero no es ni mucho menos fácil porque hay muchos factores que inciden en ello.
De los últimos técnicos que han pasado por el Nou Estadi, solo Toni Seligrat podía presumir de haberse estrenado con un triunfo bajo el brazo. Fue en la temporada 2019-2020, en la que el técnico valenciano consiguió una firme victoria ante el Ejea por 2-0 en la 14ª jornada en una época también de horas bajas para el club.
Antes en esa temporada, Xavi Bartolo había debutado con una derrota frente al Llagostera (1-3) en el que era el primer partido del Nàstic tras su descenso a Segunda División B. Un encuentro en el que los granas comenzaron ganando con gol de Bonilla, pero que terminaron perdiendo y desatando la decepción en una afición que llegaba ilusionada con un proyecto llamado a devolver al Nàstic al fútbol profesional.
Tras Bartolo y Seligrat, con un suerte dispar en sus estrenos, han pasado dos entrenadores por el banquillo del Nàstic y ambos tuvieron un estreno idéntico en el resultado. Tanto Raül Agné como Iñaki Alonso se estrenaron con un 0-0 que no fue suficiente como para dibujar sonrisas a mansalva. El técnico de Mequinenza lo hizo la temporada pasada en un primer partido de liga frente al Atlético Sanluqueño que se resolvió con un empate sin goles que dejó dudas. Era el estreno de la Primera RFEF y no pudo ser más insulso.
A Agné le relevó en el banquillo la figura de Iñaki Alonso. El entrenador de Durango quería darle un golpe de timón al Nàstic y lo intentó desde lo mental pero también desde lo táctico. Su equipo compareció frente a la SD Logroñés con un 4-4-2 en rombo que no terminó de funcionar. Se volvió a ver a ese Nàstic estéril en ataque y no se logró perforar la portería rival. 0-0 fue el resultado final de un entrenador que terminaría siendo el más efímero de la historia del Nàstic con solo 40 días en el cargo y seis partidos dirigidos en total.
Los antecedentes no eran soñados pero Dani Vidal consiguió romper con todos ellos desde un inicio. Ganó por 2-0 a uno de los mejores equipos de la categoría como es el filial de la Real Sociedad B. Fue una actuación que conectó al público desde el primer momento.
Solo una semana al mando del equipo y ya se vio una identidad y una ilusión en los ojos de jugadores y afición que semanas atrás no se apreciaban. Ha ganado la primera batalla y ha roto una maldición. El técnico tarraconense está de enhorabuena.