A Dani Romera seis meses en Tarragona le sirvieron para entender que el Nàstic es un club especial. Llegó, convenció y venció casi siempre menos en Balaídos. El delantero almeriense soñaba con ascender con el conjunto grana a Segunda División, pero se quedó con la miel en los labios. Pudo ser héroe, pero el destino no quiso. Sus siete goles no quedaron en el olvido de una afición grana que le idolatraba.
El sentimiento de revancha apareció de manera inminente en el interior de Romera. Su mujer, tarraconense, le dejó claro desde el primer día de verano que debía seguir en el Nou Estadi la próxima temporada. Tocaba rescindir con la Ponferradina y conseguir la carta de libertad bajo el brazo para intentar firmar por el Nàstic ya de manera definitiva, sin cesiones por el medio.
Sin embargo, apareció un factor inesperado con el que el delantero del Almería no contaba. El Nàstic lo puso en la lista de delanteros para reforzar al equipo en verano, pero finalmente se decidió que Romera no era una opción. Raül Agné y David Comamala entendieron que era un perfil de ariete que no necesitaba la escuadra tarraconense y por eso desestimaron su fichaje. Fue una decisión meramente futbolística que trajo su cola posteriormente.
La afición grana apretaba para que Romera pudiese firmar por el Nàstic, pero la decisión ya estaba tomada. Fueron semanas de crispación en las que el jugador finalmente entendió que no había manera de recalar en Tarragona, aunque lo intentó por todos los medios.
Finalmente firmó por el CD Castellón, otro de los miuras de la categoría que sí que apostó por su llegada como otros de los muchos grandes proyectos de la Primera RFEF.
Por si quedaban dudas, Romera utilizó las redes sociales para despedirse del Nàstic y dejar claro que sí no recalaba en Tarragona era por una decisión de la entidad tarraconense. «Me hubiera gustado seguir en la lucha para llevar al Nàstic donde se merece pero, muy a mi pesar, no he sido una prioridad para el cuerpo técnico». El delantero lanzó el dardo directamente contra Raül Agné que lo aceptó de buen gusto. De hecho, en una entrevista concedida al Diari la semana pasada, el técnico de Mequinenza volvía a reafirmar que no contar con Romera fue por un hecho meramente deportivo: «A mi Romera no me cae mal, yo no sé cómo le caigo a él. En mi trabajo me pagan por tomar decisiones. Buscábamos un perfil de delanteros diferentes y que Dani no era lo que encajaba. Es un gran jugador, pero se preocupó más de mí que yo de él. No tengo nada en contra de él, él contra mí ya no lo sé. Esto es fútbol».
Ya han pasado meses desde que Romera y Nàstic separaron sus caminos, pero lo cierto es que inicio de temporada solo ha servido para reafirmar que el almeriense sigue siendo pura dinamita. Seis goles suma ya en lo que va de curso con el conjunto orellut, siendo el máximo goleador de los de Rubén Torrecilla y uno de los máximos artilleros de la categoría.
En el conjunto grana se le ha reemplazado por Guillermo Fernández que suma cuatro goles. Ambos van a vivir mañana un bonito duelo goleador en el Nou Estadi. El pasado más reciente contra el presente más firme.
Dos bajas granas
En lo colectivo, el Castellón visita el Nou Estadi como líder en una temporada ilusionante en la que están confirmando las altas expectativas. El Nàstic va camino de ello y Agné acude a la cita con las bajas de Andrei Lupu y Nil Jiménez, pero recupera a Marc Trilles. La intención es dar un golpe en la mesa. De hacerlo, el Nàstic podría incluso terminar la jornada en puestos de play off por primera vez en toda la temporada.
Un partidazo hay por delante en el Nou Estadi. Un día antes del inicio del Mundial en Qatar. El fútbol del barro escapará todavía más de los focos, pero el sentimiento de sus aficionados no se apaga.