Dulce agonía para un Nàstic que rescató un empate en Sestao en un ejercicio de fe y corazón. Los granas fueron inferiores en líneas generales, pero un arreón final liderado por Mula y rematado por Sanz permitió seguir invictos por novena jornada seguida. Encima el empate de la Ponferradina frente a la Cultural les sigue permitiendo liderar la tabla en solitario.
«We are young and wild and free» sonaba en la radio camino a Sestao. Heaven, de Bryan Adams, parecía describir fielmente lo que es este Nàstic. Un conjunto joven, salvaje y libre. Dani Vidal le ha ofrecido una identidad que le permite siempre salir airoso de cualquier escenario y cualquier contexto. El Nàstic ha llegado a un punto de confianza en el que su único rival es él mismo porque si consigue estar a un alto nivel resulta inaccesible para la mayoría de conjuntos de la categoría. Las Llanas fue una excepción porque el Sestao le paró los pies. El Nàstic fue joven, pero ni tan salvaje ni tan libre.
Dani Vidal decidió darle naturalidad al once inicial. Dos novedades, obligadas, respecto a la victoria frente al Real Unión. Unai Dufur e Iker Recio entraban en el lugar de los sancionados Pablo Trigueros y Nacho González en el centro de la zaga. Había otras posibilidades, pero decidió apostar por dos jugadores que están habituados a ese ecosistema.
Los primeros minutos de partido dibujaron rápidamente las intenciones de ambos equipos. Coincidían los dos equipos en el hecho de que planteaban un encuentro de alto ritmo en el que había poco tiempo para pensar. Todo era ejecución. Poca pausa, mucho vértigo. El juego directo llevaba la voz cantante desde las primeras acciones.
Al Sestao se le vio más cómodo en ese plan de partido con el paso de los minutos. Más vivo, más ganador en los duelos, daba la sensación de que conocía con antelación dónde iba a caer el balón dividido. El Nàstic tuvo que apretar los dientes para no descomponerse. Fue un ejercicio de madurez absoluta.
Viendo la dificultad que estaba planteando el rival, Vidal no dudo en volver al origen. Dejó de lado el 4-2-3-1 para regresar al 4-4-2. Ante tanto juego vertical, mejor una doble punta de lanza. El juego interior apenas existía y en ese contexto Andy Escudero estaba siendo una causa perdida. Así que el alicantino a la banda izquierda y Godoy al frente junto a Pablo.
La primera ocasión clara del partido tardó en llegar y fue para el equipo local. Un córner cerrado terminó con un remate en el segundo palo en boca de gol de Gaizka Martínez. Las Llanas ya cantaba el gol, pero Parra hizo una parada repleta de reflejos. De otro nivel. Para mantener al Nàstic en igualdad en el marcador y lanzar un mensaje: está preparado para ser titular.
El Nàstic también metería en el susto en el cuerpo rival. Sería antes del descanso en una jugada ensayada que terminaría con un remate a gol de Pol Domingo en el segundo palo. Por desgracia, el futbolista de la Pobla estaba en posición ilegal y el árbitro señalaba fuera de juego. El 0-0 imperaba al descanso en un encuentro de mucho ritmo, pero poca mordiente.
El inicio de la segunda mitad del Sestao fue para vivirlo en el campo. Provocó miedo total a un Nàstic que si salió vivo fue gracias al palo y a Dani Parra. Mateo estrelló el cuero en el palo tras un disparo en la frontal y el portero riudomense metió una mano salvadora a un tiro cruzado de Cabo. Fue un acoso que duró tres minutos y que dejó al conjunto grana petrificado. Con el susto en el cuerpo.
El conjunto grana resistió, pero finalmente la inercia le llevó por delante. Fue en una transición rápida del Sestao que terminó con Kaxe ante Parra, el riudomense pecó de ímpetu y derribó al delantero rival, haciendo penalti. El propio jugador del Sestao lanzó la pena máxima con convicción, superando a Parra que no pudo obrar el milagro. Lo cierto, es que el fútbol había sido justo porque el equipo local merecía el local.
No le había dado tiempo al Nàstic a digerir el primero cuando casi se encuentra con el segundo. Parra pareció redimirse de su error anterior para sacar otra rápida contra al Sestao. Mantuvo a los de Dani Vidal con vida, pero tocaba reaccionar porque las sensaciones no eran buenas y el resultado estaba siendo hasta amable.
Mula lideró la reacción del Nàstic desde el costado izquierdo. El extremo barcelonés pidió bola y generó estragos. Demostró que puede ser una pieza vital a corto plazo. Iluminó un camino al que hasta entonces el Nàstic no le había encontrado atajos.
La agonía le tenía preparada una sorpresa al Nàstic. El Sestao ya saboreaba la victoria, pero el conjunto grana se encontró con la heroica. Una jugada directa terminó con una peinada de Pablo y´ Óscar Sanz impuso su ley en las alturas. Pudo llegar incluso la victoria tras un claro penalti no señalado a Mula, pero el árbitro no lo señaló. Un empate agónico, pero dulce. Bendita agonía.
Sestao. Pere Joan, Mateo (Corral, 60’), Martínez, Jaso, Aranzabe, Garai (Leandro, 85’), Cabo (Ozkoidi, 75’), Azkue, Kaxe (Lopiko, 68’), Guruzketa y Etxeberria.
Nàstic. Parra, Domingo (Tirlea, 80’), Recio, Dufur, Oriol, Borja (Gorostidi, 68’), Sanz, Godoy (Mario, 80), Escudero (Mula, 60’), Jardí (Marc Fernández, 68’) y Pablo.
Goles. 1-0, Kaxe (65’). 1-1, Óscar Sanz (90’).
Árbitro. Pozueta Rodríguez amonestó a Pol Domingo (9’), Joan Oriol (43’), Garai (73’).