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El Nàstic no puede con el Cornellà en el RCD Stadium

Los granas, pese a no hacer un gran partido, tuvieron ocasiones para ganar pero no estuvieron finos

16 marzo 2024 18:52 | Actualizado a 16 marzo 2024 20:43
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El Nàstic se tuvo que conformar con un empate en el RCD Stadium. Los granas no tuvieron la misma fluidez que ante el Dépor. Estuvieron la mitad del partido incómodos ante el planteamiento del Cornellà y la otra, imprecisos y pesados en ataque. Quisieron, pero no pudieron. No les salió el partido que querían.

Ni el ánimo insuflado por más de 1.200 seguidores fue suficiente para irse con los tres puntos de Cornellà. Pablo Fernández dispuso de la más clara. Un mano a mano que se impuso el portero local, Rubén Miño.

Dani Vidal fio el medio del campo a Gorostidi. El donostiarra fue el elegido para cubrir la ausencia del lesionado Óscar Sanz. Una elección basándose en el escenario y el previsible guion del partido. Interpretó el técnico que lo suyo era más un perfil más directo con el del centrocampista vasco.

Gorostidi pudo hacer perfecta la decisión de su entrenador a los cuatro minutos de encuentro. El donostiarra fue el protagonista de la primera acción de peligro del partido. Tras una serie de remates y rebotes, le cayó del cielo el esférico. Quiso cazarlo de volea, dejando un golpeo deficiente que se marchó desviado tras picar en el suelo.

El Cornellà plantó una presión adelantada. Juntó hombres en las primeras líneas que ensuciaban la salida de balón del Nàstic.

Sorprendido o no, el conjunto grana evidenciaba con pérdidas su incomodidad en el verde del RCD Stadium durante los primeros minutos del duelo. No conseguía hilar posesiones que generasen cierto control. Sufrió la misma receta que le dieron al Dépor una semana antes. Sin pasillos en los que asegurar el pase, quedaban los envíos a Pablo o las individualidades de Mula que sacasen algo de provecho.

Fue el barcelonés el que abrió una vía por el costado diestro. Puso un centro enrarecido que el meta Miño no supo cómo lidiarlo. Marc Fernández recogió la indecisión, pero el portero del Cornellà se recuperó rápido para despejar el tiro del futbolista grana.

Pese a las ocasiones, el cuadro local era el que llevaba la voz cantante del partido. Acorraló al Nàstic en ataque y en defensa. Metiéndolo demasiado atrás en su propio campo. Maduraba las jugadas amenazando a una zaga que mostró ciertas dudas. En menos de cinco minutos, Joan Oriol y Pol Domingo veían la amarilla. Ni media hora de juego y los dos laterales condicionados.

El dominio local no se transformaban en oportunidades. Amenazas más bien en forma de centros bien protegidos por los centrales. Los minutos le vinieron bien al Nàstic que con un Mula en posiciones interiores y más participativo conseguía salir más y mejor. Pero no había frescura. Todo resultaba demasiado pesado y torpe para sacar algo positivo.

No esperó más Dani Vidal para mover banquillo. Con la reanudación entraron Andy y Concha por Marc F. y Godoy. Una vuelta al 4-2-3-1 como fórmula para despegarse de la asfixia del Cornellà. Lectura que arregló buena parte de los problemas del equipo. El Nàstic comenzó a mostrarse más agresivo. A ganar duelos y ganar terreno.

Gorostidi confirmó su crecimiento, convirtiéndose, junto con Mula, en el futbolista más desequilibrante. Recuperó un balón sobre la línea de banda. Se la quedó y, con el exterior del pie, filtró a Pablo, que se quedó mano a mano con Miño. El asturiano no acertó en la definición y lanzó contra el arquero. Gorostidi volvió a liarla con un pase picado a Mula que le faltó un pelo para controlarlo en el área. El donostiarra estaba en estado de gracia cuando se rompió y tuvo que ser sustituido.

La tuvo el Cornellà a los 65 minutos. Todo lo bueno que hizo Clau Mendes para sortear a Joan Oriol y Nacho lo derrochó con un tiro horrible ante Varo.

En un partido cogido por los pelos, Pol Domingo se propuso reventarlo. Corrió todo el carril hasta la línea de banda, pero el último control le quedó largo y se vio obligado a un centro picado que Miño cortó fácil.

Fue la imagen final de un Nàstic que no estuvo fino en Cornellà.

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