El Nàstic ha perdido siete partidos en liga en lo que va de temporada. Además, de los últimos 10 duelos solo ha ganado tres, un bagaje que no se considera suficiente para un equipo en teoría diseñado para conseguir el ascenso directo. El malestar en el Consejo de Administración es grande y la derrota y la imagen ofrecida frente al Bilbao Athletic ha sido el detonante. Un contexto que ha provocado que todo lo que no sea ganar en Ourense pondrá en serios aprietos a Dani Vidal.
El conjunto grana fue un equipo muy inferior a un rival que le zarandeó en el Nou Estadi en un día con más de 7.000 espectadores en las gradas. Fueron dos goles, pero pudieron ser más y el descontento es evidente.
Como sucede cada lunes, el Consejo de Administración se reunió para repasar la actualidad del equipo. Una reunión en la que se puso sobre la mesa el gran enfado que existe tras el último partido. La derrota frente al Bilbao Athletic ha hecho daño y ha instalado las dudas. El Nàstic es cuarto y ocupa puestos de playoff, pero la primera plaza está a 11 puntos y es una distancia importante y cada vez menos salvable, con 42 puntos en juego por delante.
El club grana tiene claro que se debe aspirar a ella, tal y como señaló Lluis Fàbregas en los micrófonos de Tarragona Ràdio antes de la derrota frente al filial vasco, pero con derrotas como la de la fecha pasada ese es un objetivo complicado. A ello hay que sumarle que el Nàstic solo ha ganado tres de los últimos 10 partidos y esa es una hoja de ruta que no vale ni siquiera para asegurar el playoff. Hay que sumar más.
La situación es preocupante y la tensión se respira en el ambiente del club grana. A la conclusión a la que se llegó en el Consejo es que el equipo debe reaccionar de manera inmediata y el cuerpo técnico liderado por Dani Vidaldebe conseguir que el próximo sábado frente al Ourense la imagen y el resultado sean totalmente diferentes.
El Nàstic debe vencer y convencer y dejar claro que la derrota frente al Bilbao Athletic fue una lección aprendida. No se puede volver a fallar. De hacerlo, la estabilidad del proyecto se vería claramente amenazada.
La plantilla ya conoce el enfado mayúsculo que existe en el club. De hecho, Joan Oriol, capitán del Nàstic, fue el primero en entonar el mea culpa tras el duelo del pasado sábado y lanzar un claro mensaje de alerta a sus compañeros: «Para ser un equipo que quiere aspirar a lo que quiere aspirar, que es el play-off y el ascenso, hemos de dar todos la mejor versión, porque, si no, nos convertimos en un equipo mediocre».
El Nàstic se jugará mucho más que tres puntos en su visita al Ourense en la próxima jornada. Ganar serviría para enterrar por unos días las dudas y demostrar que el equipo grana sigue siendo uno de los máximos candidatos al ascenso, ya sea de forma directa o en un hipotético playoff. Perder lo cambiaría todo y provocaría movimientos en el banquillo, del que Dani Vidal es dueño y señor desde hace temporada y media.
