Morir de pie. Morir luchando. Morir ganando. El OCA Global CB Salou murió de la forma más dulce. Nunca es una sensación dulce la de una derrota, pero la manera en la que los azules dijeron adiós a la mejor temporada de su historia se le acerca.
Tenían que remontarle 21 puntos de distancia al Huelva si querían pasar a los cuartos de final del play-off para subir a LEB Oro. Y la forma en la que ganaron y sometieron a los andaluces bien les hizo merecedores del aplauso final de la hinchada salouense, visiblemente molesta después de unas decisiones arbitrales que enfadaron y mucho en Salou y que terminaron con Jesús Muñiz expulsado.
Sabía CJ Barksdale que la de ayer era una de esas tardes en las que hay que empezar enchufado. Por eso, el gran capitán, el líder de este Salou, comenzó enfocado y, desde la cabeza de la bombilla, anotó los primeros puntos del partido en la primera posesión salouense (2-0).
Una energía, la del ‘42’, que sus compañeros replicaron en cada segundo de cada posesión. Iker Montero fue el encargado de iniciar el escape en el marcador del Salou con un gran lanzamiento del 6,75 (9-4).
Un escape al que dio vida la defensa de los pupilos de Jesús Muñiz, que fue clave para creer y para ponerse diez arriba gracias a un triple de Barksdale (14-4). Fuertes dentro y con el mono de trabajo en defensa, el hambre de los salouenses los hacía estar por encima en resultado y en sensaciones.
Algo que no se presuponía fácil, pues la mochila de la ida de los 21 puntos en contra podía parecer muy pesada de llevar, pero el Salou supo aclarar la cabeza e ir posesión a posesión para intentar una épica que ningún equipo ha logrado en la historia.
«Estos jugadores nunca han dejado de creer, han conseguido ilusionar a muchísima gente.... Da un poquito de rabia cuando lo tienes tan cerca», Jesús Muñiz, entrenador del Salou
El Huelva fue haciendo pie en el partido poco a poco y recortó distancias (20-16) gracias a su acierto en el rebote. Juan Manuel Cebolla puso a los visitantes a uno (20-19) en la primera acción del segundo asalto, pero sendos triples de Antón Bouzán y de Adrià Aragonès volvieron a poner el +7 en el luminoso (26-19) y encender de nuevo al feudo salouense, prendido desde el inicio. Aragonès avivó la llama del ‘sí se puede’ poniendo el +9 (28-19) y un triple de Wally Niang incendió un pabellón entregado a los suyos (31-19).
El cuadro dirigido por Íñigo Núñez volvió a ponerse diez abajo (35-25), pese a que no estuvo para nada acertado en la que fue su arma en la ida: el lanzamiento exterior. Los visitantes tan solo anotaron uno de los primeros quince que intentaron.
Y, para impedir que se redujera la barrera psicológica de los diez puntos, apareció el capitán, que provocó un 2+1 con un mate bajo el aro que dio aire e impulsó de nuevo al Salou (38-25).
Impulsión que Iker Montero e Isaac Mayo se encargaron de certificar: el primero con cinco puntos consecutivos (43-27) y el segundo con una bandeja fruto de un gran robo (45-29), asignatura que los locales también aprobaron con nota.
«El esfuerzo, tanto mental como físico, ha sido muy grande y, en algunas ocasiones, eso nos ha pasado factura en alguna toma de decisiones», Jesús Muñiz, entrenador del Salou
Faltaba toda la segunda mitad, pero daba la sensación de que el Salou ya había ganado. Por el ambiente y porque había conseguido meter el miedo en el cuerpo a un equipo que venía con 21 puntos de colchón.
Empezó la segunda como acabo la primera, el bueno de Isaac Mayo (47-29), pero contestó Prince Orizu para el Huelva (49-31). Los cuatro puntos consecutivos de Pablo Aso (51-33) acercaron aún más el sueño al Salou, que vio como un triple de Alfonso Ortiz le daba aire al conjunto andaluz (51-36).
Los locales seguían muy acertados en el robo y en el lanzamiento de tres. Emilio Martínez lo corroboró para enloquecer a la hinchada azul (56-38), que vio como de nuevo el Huelva respondía a través de Javier García (56-41).
A este intercambio de tiros contribuyeron también Isaac Mayo y José David Gómez con un 2+1 y un triple respectivamente (59-44). El choque se volvía loco, pero el Salou seguía acechando el +20.
Los andaluces, por su parte, empezaron a ser más efectivos y consiguieron acercarse (65-51) ante un Salou que, pese a que veía como el reloj corría, nunca dejó de creer.
«Es increíble ver el ambiente y la ilusión que se ha generado... Cada año damos un paso más, hay que saber disfrutarlo y seguir con la ambición que tiene este club», Jesús Muñiz, entrenador del Salou
Un mate de Soulemane Chabi Yo en el inicio del último cuarto volvió a poner al Huelva diez abajo (65-55) y enfrió las esperanzas locales: hacía falta sacar once puntos más de ventaja en ocho minutos. No era imposible.
Menos aún teniendo en cuenta la exhibición azul de la primera mitad. Todo el pabellón seguía creyendo a pesar de que la dificultad de la gesta era más que notable.
Y es que nada se le puede achacar a un equipo que batalló hasta el último segundo y que fue superior al rival durante todo el partido.
Murió en la orilla un Salou después de un espectacular derroche físico y de algunas decisiones arbitrales cuestionables y muy protestadas por el cuerpo técnico, la afición y los jugadores salouenses. Unas protestas que le costaron la expulsión a Jesús Muñiz, que abandonó el parquet visiblemente molesto con la actuación de los colegiados.
El Salou siguió luchando pese a no tener a su guía en el banquillo y plantó mucha cara. Cinco puntos consecutivos de Aso y Montero hicieron sentir mariposas al público (75-60), pero el Huelva pudo aguantar y certificó su pase a cuartos gracias a un triple de Ander Urdiain, que disipó las opciones azules. Opciones que estuvieron más que vivas durante un partido que corona un año de ensueño.