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Así se forjó la reacción del Nàstic de Tarragona durante el parón navideño

Las Navidades han ayudado a recargar pilas al equipo y al diseño de un nuevo plan ofensivo que ya da su rédito

12 enero 2025 07:00 | Actualizado a 12 enero 2025 12:00
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Voces internas y externas al vestuario coincidían de manera pública y privada que el final del 2024 había reflejado una necesidad de cambio en el Nàstic de Tarragona. No tanto de nombres, pero sí en lo táctico. Al conjunto grana le habían tomado la medida sus últimos rivales. El plan para contrarrestar a los tarraconenses era sencillo: montar un bloque bajo para defender bien ordenados en defensa y esperar un fallo en el ecosistema defensivo del Nàstic para castigarle. A Unionistas y Ponferradina esa hoja de ruta les sirvió para sumar los tres puntos. Al Zamora no le permitió arañar botín, pero sí que puso a los granas en mayores aprietos de lo habitual, sobre todo jugando en casa. Un solo disparo a puerta en tres partidos, el que sirvió para ganar el duelo frente al Zamora, fue el pobre bagaje ofensivo de los granas.

Con esos tres partidos en la retina se fue el Nàstic de vacaciones y desde el cuerpo técnico se analizaron esos tres partidos y se comenzó a diseñar un nuevo plan. Lo primero, y no menos importante, era recuperar físicamente a unos futbolistas que necesitaban descanso. La tregua del calendario permitió llegar a los jugadores frescos y comenzar a preparar el partido frente a la Gimnástica Segoviana con las pilas bien cargadas.

Tres enganches por detrás de Pablo Fernández

Con el vestuario recargado tocaba empezar a trabajar una variante táctica. A Pablo Fernández le iba a tocar ser una única referencia en el ataque porque Dani Vidal quería colocarle a su alrededor a tres piezas dinámicas y punzantes. Víctor Narro, Jaume Jardí y Marc Fernández eran los elegidos para actuar por detrás del punta asturiano. Narro, incrustado en la izquierda, mientras que Jaume Jardí y Marc Fernández partían desde el enganche y la derecha, pero con mayor libertad de movimientos entre ellos. El plan era claro: un Nàstic más desordenado en ataque, siempre en el buen sentido de la palabra, y con mayor dinamismo y fluidez.

Lo que tanto se trabajó durante las semanas previas al encuentro frente a la Gimnástica Segoviana rápidamente se vio reflejado en el verde. El Nàstic fue de principio a fin un equipo totalmente diferente al de las últimas semanas de 2024.

No soy un entrenador que le pida al equipo cosas que no se trabajen en el entrenamiento

Los de Dani Vidal generaron una cantidad de ocasiones impropia de la categoría. Fueron cinco goles, pero perfectamente pudieron haber sido más en un resultado que todavía hubiese sido más escandaloso.

El Nàstic fue un equipo que pasó por encima de la Gimnástica Segoviana sin ningún tipo de clemencia. Le dominó de principio a fin y le castigó de todas las maneras posibles: en transiciones, a balón parado, en ataques estáticos... Una oda ofensiva en la que Pablo Fernández fue más referencia que nunca, Víctor Narro volvió a romper en la izquierda, Jaume Jardí amenazó con su zurda en posiciones centrales y Marc Fernández jugó con esa libertad entre líneas que tanto peligro le da al Nàstic. A todo ello hay que sumarle un partido inmaculado en la base de Marc Montalvo y Óscar Sanz y una buena actuación defensiva en la que Varo, que regresó a la titularidad, dejó la portería a cero.

«No soy un entrenador que le pida al equipo cosas que no se trabajen en el entrenamiento. Lo que se ha entrenado, hoy se ha visto reflejado», eran las palabras de Dani Vidal en la rueda de prensa posterior al encuentro tras ser preguntado por el nuevo Nàstic que se había dibujado en el verde.

El plan de partido de la Gimnástica Segoviana, fiel a su estilo y que fue a buscar al Nàstic arriba, permitió a los granas no tener que enfrentarse a esos bloques bajos que tanto se le atragantaban. Eso ayudó a la mejoría tarraconense, pero la clave estuvo de puertas para dentro. El Nàstic fue un equipo con chispa, con ambición, con un plan renovado y con un ataque letal.

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