Eliseu Cassamá (Bissau, 1994) contagia de entusiasmo a una piedra. Es un tipo tan optimista que ofrece energía a los desamparados. Nunca deja de sonreír, ni siquiera cuando la vida le golpea. Así le educaron en casa, en su Guinea Bissau de origen. Cassamá pasó dos cursos en Reus, tiempo suficiente para ofrecer cariño y recibir admiración de los hinchas. Eterna, porque nadie le olvida. Hasta el último empleado del club recuerda a aquella especie de gacela que conquistaba el carril derecho con una zancada imponente. Las condiciones físicas de Eliseu responden a la de cualquier atleta africano. El Río Ave, de la primera división portuguesa, decidió ficharle este pasado verano, en una operación repleta de secretismo. Eliseu abandonó Reus con el equipo en Segunda A. Para eso vino. Objetivo cumplido.
Cassa compareció por el Estadi a primera hora del domingo, ante la sorpresa del gentío, que tomaba sus cervezas en los locales aledaños, preparándose para el desafío ante la UCAM. El lateral del Río Ave aprovechó el fin de semana de selecciones para invertir su tiempo libre con una visita nostálgica. Ricardo le acogió en su apartamento de la capital del Baix Camp, aunque el sábado, la familia portuguesa del Reus se reunió en casa de Vítor, a la vera de Cambrils. Guzzo, Ricardo, Vítor y Cassamá compartieron cena, confidencias y risas. También recuerdos. Seguro que, en algún momento de la charla, rememoraron la foto histórica de Alfredo González a los Beatles del CF Reus. Sólo faltaba Dinis, aquel central elegante que terminó deslumbrando en ese once histórico del ascenso.
La alegría de dos pequeñas
Carolina e Inés, las hijas de Vítor Silva y Diana, celebraron por todo lo alto la visita del ‘tío’ Cassa, así le conocen. De hecho, la familia colgó en la red una foto con el lateral en el bar del Estadi, minutos antes del partido del domingo. Vítor sigue intentando solucionar el dolor de rodilla que le ha llevado por el camino de la amargura durante todo el curso. Seguro que con esa visita de su hermano luso aparcó la tristeza de su presente deportivo.
A los hinchas les entró una alegría romántica al ver a su lateral, porque Eliseu en Reus ya se ha isntalado como un exponente más de una comunidad rojinegra que crece. Crece cada día. El fútbol ha dado motivos para que la masa social y la ciudad crean, por fin. Cassamá ayudó a eso. En el vestuario se tiraron fuegos artificiales al verle. Resulta casi imposible llevarse mal con Cassamá. Un ejemplo claro. Alberto Benito competía con él por un puesto en el lateral derecho. El abrazo a la entrada de la caseta que captó el Diari refleja el buen rollo entre dos tipos que antepusieron el bien común al personal. Cassa incluso declaró en esa época en la que actuaba menos que ·sino juego es porque un compañero lo ha hecho mejor que yo». Su jefe en Reus, Natxo González, lo tiene claro. «Podrías adoptarle como un hijo».
La presencia de Cassamá amenizó una tarde de domingo con fútbol y sol de primavera. Edgar le acercó al Aeropuerto de El Prat para el regreso a la rutina. En Reus se le espera siempre. Como un hermano más.