El Águila de la Canonja fue un espectador más. Apenas tuvo trabajo. Su defensa le mantuvo alejado de los problemas. El único tiro a puerta acabó en gol. Poco pudo hacer para detener el tiro potente de Mella a la altura de la cabeza.
El lateral estuvo imparable. Cada vez que arrancaba la moto se iba hasta donde quería. Intenso, no mostró duda alguna en defensa. No dio pie al rival por su costado.
Vivió el partido con tanta calma como fiabilidad. No se arrugó en ningún duelo y se impuso a los delanteros del Dépor.
En consonancia con Trigueros, mantuvieron controlado a Lucas Pérez. Neutralizaron el potencial goleador de un Dépor con mucha pólvora. Un jugador de raza y de carácter necesario.
El más experimentado de todos los jugadores de la plantilla en este tipo de partidos estuvo brillante. En defensa y en ataque. Muy inspirado en todas las facetas.
Tuvo paciencia para dominar el balón y claridad para distribuirlo. Se vació en la defensa para recuperar balones.
El centrocampista estaba haciendo un partido impresionante, pero la rodilla cedió en un salto y tuvo que ser sustituido.
Se prodigó por todo el terreno de juego, sorprendiendo al Dépor. Le puso un centro a Pablo que mereció gol. Le faltó continuidad.
Fue el jugador que más ocasiones dispuso. En una su remate, muy centrado, fue a las manos del portero del Deportivo. En la segunda, un defensa tapó su tiro, tras superar al meta.
Fue un peligro constante para el Deportivo. Con centros, pases filtrados o desequilibrando. Jugó los 90 minutos.
Perdonó el gol en los primeros minutos, pero definió en el segundo con un cabezazo sutil que evitó la derrota.
Una pérdida suya acabó en el gol del Deportivo.
Salió los últimos minutos para poner un centro que supuso el empate de Pablo Fernández.
Salió revolucionado. Con muchas ganas de ser decisivo, pero apenas tuvo alguna ocasión de gol.
No tuvo tiempo suficiente para anotar el gol del ‘ex’.