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Xavier Bosch: «¿A partir de qué momento la vida nos pertenece?»

‘Diagonal Manhattan’ es su última obra: Historias humanas, historias de amor y de desamor, con las agencias publicitarias como centro. Esencia Bosch

24 marzo 2025 20:29 | Actualizado a 25 marzo 2025 07:00
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Sant Jordi 2025. Vuelve Xavier Bosch. Puntual. Cada dos años. Diagonal Manhattan es su última novela en catalán y castellano (Columna Edicions/Destino). Sus fans y seguidores reconocerán la pluma del periodista y escritor. Una historia que viaja al 1989, a la Barcelona preolímpica y a Nueva York. Historias humanas, historias de amor y de desamor, con las agencias publicitarias como centro. ¿Cuál es el logo de la felicidad?, se pregunta.

Juegos Olímpicos, cabinas, pesetas... ¿Nostalgia?

Nostalgia, no. Pero era un mundo que me convenía retratar porque lo conozco bien. Yo tenía entonces la edad de la protagonista, 21-22 años. Barcelona vivía en la efervescencia preparando los Juegos Olímpicos, la ilusión, Barcelona, posa’t guapa. Además, estaban los mejores publicistas que hemos tenido, coincidieron en el tiempo. Fue el momento, en Barcelona, de la época dorada de la publicidad. Como autor, me convenía que no hubiera móviles porque considero que toda la ficción audiovisual o literaria hoy en día, en muchos casos, se resuelve porque una persona está en algún lugar y lo llaman en aquel momento.

¿Sabe que habrá gente joven que no sepa lo que es una cabina telefónica?

Sí, pero también hay novelas de romanos y de La Catedral del Mar, que se venden muchas y la gente no va a construir pirámides.

$!Xavier Bosch: «¿A partir de qué momento la vida nos pertenece?»

‘Barcelona, posa’t guapa’... En la novela se dice que los anuncios no son eternos, los libros, sí. Pero la esencia queda, aunque no se recuerde al autor.

Si el eslogan es bueno, pasan los años y queda: Barcelona, posa’t guapa, Hoy me siento Flex. Esta mañana he pasado por la Imperial Tarraco de Tarragona y he visto la tienda Flex. De este eslogan hace 35 años. Los que crean hoy en las agencias los olvidamos porque no son buenos. De los de aquel momento puedo cantar diez porque si tienen música los recordamos con más facilidad. Han pasado a la historia.

Tienen música y por eso no van en prensa escrita. No puede evitar volver al periodismo.

Es mi mundo y además, publicidad y periodismo van de la mano. Los diarios se aguantan, también en el 89, por los lectores del kiosko, por los suscriptores, pero por los anuncios. Yo he trabajado en un diario donde el presidente cada día pasaba todas las páginas y en lugar de leer las noticias contaba los anuncios y miraba cuáles tenía él y cuáles la competencia y cuáles de la competencia que no se anunciaban en el nuestro. Y hacía llamadas, chantaje... y aquí salen los cocodrilos, de cuando no se anuncian en tu diario, presiones para que lo hagan porque si no, hablarás mal de ellos.

Todo esto, podríamos decir que aún sigue.

Sí. Esto sigue. Me interesaba hablar de la publicidad desde el punto de vista más lógico, cuando una empresa te encarga una campaña, tienes la idea, te inventas el eslogan y haces el anuncio. Todo esto sí, pero también el submundo más negro, más sórdido, el de los chantajes, de las comisiones bajo mano, de picarse unas agencias con otras, del cliente de coches que todo el mundo quiere tener y hacer el anuncio y que no lo haga la competencia. En este sentido, es el Se sabrà tot de la publicidad.

Regresa a los padres e hijos. De esto hemos hablado en varias ocasiones. ¿Usted aceptaría ese billete a Nueva York que Brauli le da a su hija?

En aquel momento, seguramente, sí.

Pero es decidirte la vida.

Pasaba en algunos casos y este es uno. Es decir, hay a quien no le sonará extraño que los padres te monten la vida.

¿Burguesía catalana?

No creo que sea exclusiva de Catalunya. Podría ser una burguesía mediterránea decidir hasta muy adelante la vida de nuestros hijos. Yo como padre, veo ahora que tengo una hija de la misma edad que el tuyo, que nos tenemos que frenar. Y para mí, la pregunta de la novela, más allá de cuál es el logo de la felicidad, que comercialmente lo es, la pregunta es la que se hacen Bianca y Edda, ¿a partir de qué momento la vida nos pertenece?

Exacto. La educación de los padres, la presión...

Por una parte, la educación, que es lógico. Tienes que aprender a obedecer, que te pongan límites, disciplina. Pero después, cuando ya eres mayor de edad, continúas haciendo las cosas, quizás inconscientemente, para que ellos estén orgullosos, satisfechos, para no decepcionarlos y ¿a partir de qué momento nos liberamos de esto y nos damos cuenta de que la vida no la tenemos que vivir para los demás, sino para nosotros mismos porque para nosotros es el pollo? Y por lo que estoy viendo con la gente que se la ha leído, cuando hablo de esto, todo el mundo piensa en sí mismo.

Sabe que no todo el mundo consigue liberarse.

Sí, que toda la vida es esclavo de no haber vivido. Pero es que solo tenemos una vida.

Esta semana he estado hojeando ‘Nosaltres dos’. Ha hecho una trayectoria brutal, sexualmente hablando, de sus personajes. En los años 80 no era fácil salir del armario.

Exacto. En aquel momento era impensable decirlo. Sitúo la novela en 1989 porque aquel año cayó el muro de Berlín, perfecto. Pero hay otros muros que no cayeron. La homosexualidad aún estaba en la lista de la Organización Mundial de la Salud como enfermedad mental. Y de esto hace cuatro días. Yo tenía muchos amigos homosexuales que no hablaban del tema. Los avances que hemos hecho desde entonces son tremendos. Ahora se pueden casar.

Pero parece que los demonios vuelven.

Sí y por eso también la novela. Veo que volvemos hacia las posiciones más conservadoras, a las ideas de Trump o Meloni, que querrían de nuevo a los homosexuales escondidos o que no existieran.

«Si fuera el protagonista de una novela sería una tragicomedia»

Brauli... Sin hacer espoilers, este hombre no ha cambiado pañales en su vida.

Seguro que no. Es un padre que ha estado mucho por el trabajo, en exceso, el triunfo profesional se lo ha comido todo. En lugar de educar a su hija, le ha dado consignas.

En ‘Diagonal Manhattan’ alguien dice que todo el mundo tiene una novela. Si usted protagonizara una, ¿de qué género sería?

Las vidas no son solo de un género. Todos tenemos partes de drama, que arrastramos, y partes de comedia, de momentos en los que nos lo pasamos muy bien.

Una tragicomedia.

Sí, pero de nuevo, desde los griegos y desde el teatro griego, que todos vivimos en una tragicomedia. En mi caso, una tragicomedia que empezó bastante en tragedia y que cada vez más tiende hacia un final feliz.

¿Usted siempre hace novelas... de amor?

Sí, al fin y al cabo, sí. Creo que nos mueven cuatro cosas en el mundo, el amor, la muerte –la nuestra y la de las personas que queremos– nos preocupa el paso del tiempo y la felicidad. Es decir, buscamos la felicidad. Queremos, mientras estamos en este mundo, ser tan felices como sea posible. Y sobre estas cuatro cosas, que yo diría que son los grandes temas de la historia de la literatura desde Gutenberg hasta hoy, todos los poetas, los guionistas de televisión y de cine, los de las series, los escritores... todos vamos dando vueltas a alguno de estos aspectos. Y aquí vuelve a haber una galería de amores importante.

Siempre hay cuernos.

Siempre hay cuernos porque en la vida siempre hay cuernos. Hay amores escondidos, secretos, furtivos, de larga duración, de empáticos y que saben perdonar, heterosexuales y homosexuales. No sería yo si no habláramos de amor.

«Me interesaba hablar del submundo más negro, el de las comisiones bajo mano, de picarse unas agencias con otras. En este sentido, es el ‘Se sabrà tot’ de la publicidad»

Ahora no se me vaya a enfadar. Ha tardado poco en cambiar de editorial.

Desapareció el Grup Enciclopèdia, donde estaba.

Queda el sello Univers.

El proceso de escribir una novela dura dos años. Yo había publicado 32 de març con Univers, con el que nos ha ido de cine y estoy muy contento. Pero después Univers era un sello de un grupo editorial que desaparecía, que era Enciclopèdia. Mientras, yo tenía una novela que quería publicar y no estaba claro qué pasaría con Univers. Cuando finalmente llegaron a un acuerdo para englobarse en un nuevo grupo editorial, los de Columna, Grup 62, Emili Rosales, se había movido bien. Y yo estoy encantado de cómo siempre me han tratado, por tanto, volví.

Estamos aquí, por Sant Jordi. Me veo poniendo de nuevo ‘Xavier Bosch el libro más vendido’.

Eso no depende ni de ti ni de mí. No es el objetivo. Pero tengo la suerte de que muchos catalanes y catalanas confían en mí cada vez que saco una novela. Escribo para pasármelo bien, para intentar que la novela guste. Y lo hago todo, a nivel de marketing, comercial y periodístico para ayudar a que se venda. Si aquel día, al atardecer, me avisa el jefe de prensa, Xavier Gafarot, de que es el libro más vendido, pues tienes una gran ilusión. ¿A quién no le gusta ser el más vendido por Sant Jordi?

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