Hablar de Raphael es hablar de un mito viviente de la música española, de un artista que ha vendido más de 50 millones de discos en todo el mundo. Canciones como Yo soy aquél o Mi gran noche forman parte ya del imaginario musical de todo el mundo. Lleva más de 60 años sobre los escenarios y acumula 355 Discos de Oro, 50 de Platino y uno de Uranio.
El artista nacido en Linares (Jaén) presentará su nuevo disco, Victoria, el sábado 11 de noviembre en la Tarraco Arena, en Tarragona. Las entradas ya se pueden comprar en la web tarracoarena.com o en la taquilla del centro comercial Parc Central desde un precio de 55 euros.
Ochenta años y sigue usted en los escenarios. ¿Tiene un pacto con el Diablo?
(Ríe). No conozco a ese señor, al del pacto.
Pero algún secreto de ‘inmortalidad’ tendrá. No es nada fácil aguantar el ritmo que lleva usted.
Me he cuidado muchísimo toda mi vida. Ya que tienes tu voz hay que cuidarla. Soy una persona de buenas costumbres. No he hecho salvajadas por ahí.
Su familia también influye.
Sí. Tengo una familia que me cuida muchísimo. Mis fans, el público, también me cuidan a su manera. Que me sigan desde hace tanto tiempo también es una forma de cuidarme.
Usted siempre habla de su familia en las entrevistas.
No me llames de usted que me haces mayor. Y no lo soy.
Pues de tú.
Aunque tenga 80 años no soy mayor.
La edad no se tiene en el cuerpo sino en la mente.
Así es.
¿Cómo es esa influencia familiar?
Siempre que nos juntamos, que nos juntamos mucho, me preguntan «a ver papá, ¿qué vas a hacer ahora?» y va a debate lo que voy a hacer. Lo debaten y yo saco la conclusión de lo que debo hacer, el camino que debo seguir.
¿Les haces caso?
Sí, bastante. Bueno, al menos me lo pienso.
Siempre has sido muy libre.
He hecho lo que he querido hacer cuando he querido hacerlo. Afortunadamente lo he podido hacer. El secreto es ser feliz porque haces lo que quieres. Te casas con quien quieres. Tienes los hijos que tienes. Te respetan y te quieren. Y los amigos que quieres.
Tu nuevo disco, en colaboración con Pablo López, y tu gira tienen un nombre épico: ‘Victoria’. ¿Por qué ese nombre?
No está dedicado a ese nombre precioso de mujer, Victoria. Victoria es la historia de mi vida. Victoria es la suerte que he tenido con mis padres, la mujer que tengo, los hijos, la familia que he creado, el público y la carrera que he tenido la suerte de poder hacer en todas las partes del mundo. Esa es una victoria innegable.
Innegable y duradera.
Sí. La longitud del tiempo que está durando esta victoria. Una batalla que nació ya siendo victoria y, a día de hoy, sigue siendo imparable. Continúo con giras, películas...
En esa larga batalla, ¿no te has rendido nunca?
No, no, no... Nunca me he echado para atrás. Si yo decido una cosa voy a por ella, cueste lo que cueste. Sin hacer daño a nadie, por supuesto, pero voy a por lo que yo he planeado. Lo intento una y otra vez.
¿Y ‘vendido’? Me refiero a renunciar a algo que tú querías.
¿Para qué? No me ha hecho falta y, aunque me hubiera hecho falta, no lo hubiera hecho. Siempre he querido hacer las cosas a mi manera, a mi modo. No me hubiera vendido nunca.
Tu carrera empezó muy pronto. A los 4 años ya cantabas.
Era solista en el coro de la iglesia donde iba. Luego seguí cantando. Con 10 estudié en Salzburgo (Austria) y me llevé el premio a la mejor voz infantil. No he dejado de cantar nunca. Hubo una época en que quería ser actor.
¿Por qué?
Porque vi La vida es sueño y me empeñé en interpretarla yo (ríe). Olvidé un poco la canción. Hasta que me di cuenta que lo mío era cantar.
¿Eras mal actor?
No, no. Tuve el placer enorme de sacarme la espina de la interpreación cuando hice para el teatro Doctor Jekill y Mister Hyde. Es una de las mejores cosas que he hecho en toda mi vida.
(Raphael se refiere al musical que interpretó entre 2000 y 2002 en Madrid, Barcelona y Sevilla)
En tan larga carrera, ¿has cometido algún error?
Por supuesto, pero me vas a permitir que no te hable de mis errores. Si no se ha enterado nadie, tú calla (ríe).
Vale, vale (risas).
Alguna vez he metido la pata, sí.
Todos lo hacemos. Hasta Raphael.
Pero no se ha notado mucho. Por eso no hablo de esos asuntos. (vuelve a reír).
¿Nunca te has aburrido de tantos conciertos?
No, no. No tengo tiempo de aburrirme. Es imposible. Mi cabeza va por delante mío y no me puedo aburrir.
¿Temes que algún día tus fans se cansen de ti?
No. Salir al escenario de un concierto y ver a cinco generaciones delante es lo más emocionante que he vivido nunca. Normalmente te sigue la gente de tu generación.
En tu caso desde personas muy jóvenes a gente mayor.
Me di cuenta hace unos ocho años en Huelva con Sinphónico. Como era una cosa tan nueva y diferente, pregunté antes de salir, cosa que nunca pregunto, qué clase de público había: si era gente joven, gente mayor...
(Alude al concierto del 3 de septiembre de 2015 dentro de su gira Raphael Sinphónico)
¿Qué te respondieron?
Que me asomara y lo viera. No me iba a asomar porque no tengo esa fea costumbre de asomarme por alguna rendijilla para ver el público que hay. Pero ese día lo hice y me quedé a cuadros. Había personas de todas las edades y vestidos de gala porque Sinphónico se prestaba a ello. Ese día vi lo lejos que he llegado.
¿Cuál es la clave para seducir a personas de tan diferente edad?
No te lo puedo decir. Yo no lo sé. Ese milagro se produce todos los días pero no sé porqué. Como no vaya preguntando al público uno a uno.
Pero te lo habrán dicho.
Sí, llegan a mis oídos los comentarios, pero no sé la edad ni quiénes son los que los hacen.
Eres conocido por tu personalidad arrolladora en el escenario. ¿Qué hay del Rafael persona en el Raphael artista?
Soy un chico muy verdadero, muy yo. No imito a nadie, no quiero ser nadie especial. Quiero ser yo. Si la canción tiene personaje aparte sí que trato de acercarme a esa realidad para ser más creíble.
En Tarragona presentarás tu nuevo disco. ¿Qué es lo que más te gusta del disco?
Que es el inicio de mi colaboración con Pablo López. Ya estamos en el segundo tomo de este libro. Ya estamos grabando lo siguiente. Van a ser unas colaboraciones fantásticas y vamos a tener mucha suerte los dos.
¿Es complicado trabajar contigo en la gestación de un disco?
No. Es muy fácil. Dime siempre la verdad y con eso basta. No tienes que alabarme. La verdad, pero con educación. No me digas «estás muy gordo» (ríe).
Nuestra provincia es parada obligatoria en tus giras. El año pasado en Cambrils. El 11 de noviembre en Tarragona.
Sí. Conozco Tarragona desde que era muy jovencillo. Conozco Catalunya de cabo a rabo.
Aparte de vender millones de discos, acumulas numerosos premios. ¿Algún nuevo reconocimiento en perspectiva?
El 22 de febrero la Universidad de Jaén me hace Doctor Honoris Causa. Me han dado muchos premios, sí. Por ejemplo, soy Hijo Adoptivo de México.
¿Te veremos en la televisión pública con el actual gobierno, que no sé si es santo de tu devoción?
Para mí todos los gobiernos merecen mi respeto. Luego ya depende de cómo lo hagan. Yo no tengo nada en contra del Gobierno por Dios. No me politizo de ninguna manera.