Resulta imposible no reconocer el rostro de Pablo Rivero. Su nombre está inevitablemente ligado a Toni Alcántara, uno de los personajes de la longeva serie Cuéntame de TVE. Pero Rivero también empieza a ser una pieza clave de la literatura patria, cosechando éxitos gracias a sus novelas.
Dulce hogar es su nuevo título, en el que nos presenta a Júlia, una azafata de vuelo que cerca de sus 40 primaveras está a punto de estrenar la casa de sus sueños, en una urbanización de alto standing donde pretende crear una familia con su marido Rubén, piloto de aviones. Un hijo en común sería el broche perfecto para esta pareja que se ama con intensidad y honestidad, perfecta a los ojos de todos y que ha luchado mucho por llegar donde están.
Sin embargo, parece que el bebé está tardando más tiempo del esperado en llegar y la tensión por no conseguir un embarazo empieza a hacer una leve mella en la pareja, que ha puesto todo su empeño en las obras de su casa soñada, su ‘dulce hogar’. En tan sólo unos días, los que conforman el relato, sus vidas van a cambiar para siempre. El «mataría por vivir aquí» puede transformarse en una auténtica pesadilla.
En un supuesto ambiente idílico, en una de esas urbanizaciones donde parece que hay de todo menos vida normal, Rivero es capaz de crear una atmósfera completamente asfixiante, angustiante y claustrofóbica.
Con un arranque propio del género, con el que consigue dejarnos sin aliento, Rivero no suelta la intensidad en ninguna de las páginas y remata los capítulos dejándolos en un suspense que provoca no querer dejar la lectura. Pronto descubrimos que en esa ‘urba’ ideal también cuenta con un psiquiátrico lúgubre, una persona que, disfrazada de conejo, secuestra a niños y que muy cerca del terreno de Júlia sucedió un terrible incendio...
De su relato se desprende también una potente crítica a los cánones y estereotipos marcados por una sociedad anclada, muchas veces, en el pasado: familias de bien, que presionan a las mujeres en su papel de madre hasta menguarlas emocionalmente, esquivando a lo que se escapa de sus etiquetas y forzando un estatus económico cada vez más elevado.
Todas nuestras decisiones tienen siempre consecuencias, al igual que nuestros deseos. Sobre todo, si ponemos todo nuestro empeño en hacerlos realidad. Sea como sea y cueste lo que cueste. Rivero demuestra en Dulce hogar la importancia de todos nuestros pasos, de nuestras responsabilidades y que el amor, a veces, también hiere.
Pablo Rivero cierra su última novela con un final sin fisuras, con todos los flecos bien rematados, sin dejar ninguna duda al lector. Una historia completamente hilada y redonda que demuestra que el actor y escritor ha trabajado concienzudamente en ella. Un trabajo en papel que bien podría tener su versión en la pequeña pantalla, porque mantiene en vilo hasta el último respiro.
Acabo los últimos capítulos de Dulce hogar y en mi cabeza no deja de resonar una frase que mi abuelo me repetía de pequeña (y no tanto): «niña, ten cuidao’, tú no te fíes ni de tu padre...».

Título: ‘Dulce hogar’
Autor: Pablo Rivero
Editorial: Suma
Páginas: 544