Cuando Siurana era Xibrana, y por lo tanto todavía existía un estado musulmán en Catalunya, la primera línea defensiva la constituían las plazas de Prades, La Mussara y l’Albiol, entras otras.
En este último municipio se alzaba una fortaleza dominada por un malvado sarraceno hoy convertido en un león de piedra que, cada cien años, ruge con fiereza y provoca una crecida en el Glorieta.
Hoy remontamos el camino de Alcover a Mont-ral en busca del legendario león, visitamos el sobradamente conocido Niu de l’Àliga y descubrimos el Toll del Drac, una poza desconocida que, a juzgar por su nombre, es habitada por otro ser legendario de las Muntanyes de Prades. ¿Saldrá a nuestro encuentro?
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables.
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins del Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza moderada, aunque aumenta junto a la exigencia técnica en el tramo que une el Niu de l’Àliga con el Toll del Drac a causa del desnivel positivo y los pasos equipados. De modo que, si las fuerzas flaquean, cruzamos el puente aledaño a la central hidroeléctrica para tomar el camino de vuelta hasta el área recreativa del Mas de Forès.
Instrucciones de la ruta
Aparcamos en el área recreativa del Mas de Forès, donde pagaremos 10€ por estacionar si es fin de semana. Emprendemos la marcha junto al canal de agua que se adentra en el bosque por un sendero que discurre paralelo al río, pasa por una finca particular y nos hará cruzar a la otra orilla a escasa distancia de la Central hidroeléctrica, cerca del Niu de l’Àliga.
Deshacemos el camino hasta el panel que indicaba el sendero a Mont-ral y lo tomamos hasta que a mano izquierda surja otra senda, la misma que nos lleva justo el Toll del Drac. Finalmente, volvemos a la vieja central, cruzamos el puente de madera y volvemos al Mas de Forès.
La maldición del río Glorieta
Situado a 867 metros sobre el nivel del mar, y a unos 40 metros por encima de la población que guarda, las ruinas de una fortaleza dominan el valle de La Selva del Camp.
Este castillo de origen sarraceno situado en el Albiol fue arrebatado a los árabes por las mismas tropas que tomaron La Mussara y la inexpugnable Siurana, luego nos situamos a mediados del siglo XII. Establece la leyenda que su señor, un malvado rey árabe, secuestró a una pastora cristiana llamada Glorieta.
Del abuso nació una niña de contrastes, tan bella como malvada, cuyo nacimiento provocó la muerte de la madre, a quien el señor mandó enterrar junto a unas fuentes del valle que pasarían a ser conocidas como Fonts de Glorieta.
Con el paso de los años, la ahora joven enloqueció y fue encarcelada por su propio padre en el castillo de Garidells, al norte de Tarragona, hasta que las tropas cristianas la pusieron en libertad. La muchacha, entonces, cabalgó hasta la fortaleza en busca de su padre, sin embargo, un relámpago asustó al caballo y provocó que ambos murieran precipitándose sobre el río.
El cuerpo de la princesa y su corcel fueron encontrados en Altafulla, junto a la ahora conocida Torre de la Mora, donde se dice que todavía hoy puede verse la cabeza de la joven. A pesar de haber perdido la vida, apareció en forma de luz frente a su padre y le profirió la siguiente maldición: «yo ya estoy muerta, pero tú y los tuyos seréis abatidos por la cruz. [...] Como un loco correrás por tus dominios y, cada cien años, tú y yo volveremos».
Dicho y hecho: el castillo fue asediado por los cristianos y el señor sarraceno, viendo que la profecía estaba por cumplirse, huyó al río allá donde enterró a Glorieta. No obstante, antes de llegar se convirtió en un león de piedra que, cada cien años, ruge coincidiendo con una gran crecida del río Glorieta.
Patrimonio histórico al desnudo
En la actualidad, poco queda del castillo del Albiol en tanto que se mandó derruir en 1654. Constituía parte de la malla de fortalezas y torres destinadas a proteger el núcleo sarraceno de Xibrana (Siurana), tomado por los cristianos en 1153 y fraguando así dos leyendas: la del judío de Siuranella y el salto de la reina mora, siendo la última popular.
A lo largo de la ruta, encontraremos otros vestigios que nos descubren la historia de este valle, como las ruinosas centrales hidroeléctricas cuya electricidad abastecía a Alcover y La Selva del Camp. Más oculta que el Toll del Drac lo está la Ermita de les Virtuts, de difícil acceso y con las mejores vistas de todo el valle. Construida en el siglo XVI, nos obligará a salvar un fuerte desnivel para disfrutar de su privilegiada vista.