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De ruta por Tarragona: El camino al llano

Seguimos los pasos de los antiguos vecinos de La Mussara. Una ruta de gran belleza paisajística cuyo tramo más emblemático es el que atraviesa los saltos de agua de Les Tosques

04 julio 2024 07:00 | Actualizado a 02 abril 2025 18:00
Se lee en 2 minutos
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El origen de Vilaplana se forja en el contraste. Como señalaba Albert Manent en Toponímia de Vilaplana i el seu terme municipal, la tradición oral cuenta que los habitantes de La Mussara –el pueblo envuelto en niebla– construyeron corrales en la planicie que se extendía a sus pies, bajo el risco de Les Airasses. Con el tiempo, algunos de ellos se establecieron junto a esos corrales, donde guardaban el ganado. A ese lugar se le conoció como ‘els Masos de la Plana’, hasta que, al consolidarse el asentamiento, dio origen al nombre actual: Vilaplana. Ambos pueblos siguen hoy unidos por senderos, como el de Les Campanilles o el de Garrigots, pero el camino tradicional fue siempre el de Les Tosques: una antigua vía de herradura, utilizada durante generaciones para bajar o subir a pie o con animales de carga, pues la carretera no llegaría hasta el primer tercio del siglo XX. Esta semana, seguimos los pasos de aquellos vecinos de La Mussara, recorriendo su camino empedrado. Es una ruta de gran belleza paisajística cuyo tramo más emblemático es el que atraviesa los saltos de agua de Les Tosques, donde se encuentran la historia y la leyenda.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, esta ruta es de dureza moderada a juzgar por sus 6 kilómetros de distancia y 290 metros de desnivel positivo o subida. En lo que respecta a la complejidad técnica, compuesta por aquellos obstáculos que dificultan la marcha, únicamente hemos de prestar atención a la hora de acercarnos a las piscinas naturales.

Finalmente, completar este itinerario de ida y vuelta nos tomará 2 hora y 43 minutos de marcha efectiva, unas 3 horas y 43 minutos si al tiempo de marcha efectiva sumamos un 25% correspondiente a las más que probables paradas en, al menos, en los saltos de agua. Esta cifra, de acuerdo con el Método MIDE, se obtiene considerando una velocidad promedio de 4 kilómetros por hora –un ritmo de paseo–, una velocidad de ascenso de 400 m/h y una de descenso de 600 m/h, unos valores sostenibles y realistas para la mayoría de los senderistas.

Instrucciones de la ruta

El punto de inicio es el pueblo de Vilaplana, concretamente, el Aparcamiento de la Planeta, desde el que nos dirigiremos a la Font de les Creus con el objetivo de tomar el Camí de Les Tosques. Cruzamos el caudal del río del mismo nombre, continuamos por la pista asfaltada y, tan pronto llegamos al cruce señalizado con un mapa indicador, giramos a la derecha. A partir de aquí, nos guiamos por las marcas el Pequeño Recorrido (PR-C) 88, cuyas bandas identificativas son de color amarillo y blanco. Si nos mantenemos en la senda, que en ocasiones se aproxima al río, alcanzaremos los saltos de agua de Les Tosques.

Sabremos que lo hemos hecho porque la ruta cruza las aguas de un lado al otro. A poco que prosigamos por el camino descubriremos la poza más popular y la cola de caballo de las fotos. Llegados a este punto, deshacemos el camino o, si las fuerzas acompañan, continuamos hasta La Mussara y descendemos a Vilaplana por el Camí de Les Campanilles.

Camino de leyenda

Este camino tradicional fue utilizado por los naturales de La Mussara, entre otras cosas, para bajar con los productos con los que comerciaban en la capital del Baix Camp, entre los que se encontraba el hielo. A escasos minutos del núcleo de población, conocido por la agrupación de casas junto a la iglesia de Sant Salvador, permanecen los vestigios del Mas del Pou de Gel, cuyo nombre debe al pozo contiguo a la masía. De acuerdo con Josep Magraner, uno de los últimos vecinos nacidos en el despoblado, la noche era el momento indicado en el que se bajaba por Les Tosques con una mula a fin de comerciar con los hoteles, clientes del hielo obtenido en las Muntanyes de Prades.

En otro orden de cosas, este veterano camino fue escenario de la leyenda del guerrillero Isidre Pàmies i Borràs, contada por Josep Iglèsies en Capta de Fantasia (1976). Por él ascendieron los voluntarios armados con carabinas deseosos de liquidar a Cercós, sobrenombre con el que se conocía al carlista de l’Aleixar. Los muchachos escucharon la noticia de que el guerrillero seguía vivo después de haber sido malherido en la batalla de Prades, sin embargo, acabaron llevando a cabo un fusilamiento simbólico en La Mussara.

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