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Muerte entre antigüedades

‘Diario de un asesinato’ es un ‘cozy crime’ de C. L. Miller, al más puro estilo Agatha Christie que defiende la justicia y no tanto la venganza en el mundo del coleccionismo de arte

09 julio 2024 03:02 | Actualizado a 11 julio 2024 09:02
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La sangre, vísceras y muertes escabrosas de la novela negra nórdica dan paso a cadáveres entre tartas de fresa, gatitos o madejas de lana. Es el cozy crime o cozy mystery, que se abre camino desde los países anglosajones. Nada nuevo en realidad. Ya lo hizo Agatha Christie con Miss Marple o la señora Fletcher. «Se investigaba a partir de un hecho. Eran las reglas que había impuesto el reverendo Ronald Knox para hacer una novela policiaca», dice Antonio González Lejárraga, prologuista del clásico El misterio de la Villa Rosa, de A. E. W. Mason (Espuela de Plata), considerada la primera novela policíaca moderna.

El período de entreguerras del siglo pasado vivió una gran producción británica del género de detectives hasta que llegaron los norteamericanos, Dashiell Hammet, Raymond Chandler y compañía con la novela negra: más violencia y trama descarnada. Sin embargo, como resalta González Lejárraga, «la novela problema por excelencia se sigue reeditando y a la gente le sigue gustando. Algo tendrá». Efectivamente, editoriales como Alma, Duomo, Planeta, Lumen, Maeva, Salamandra o Roca se han apuntado al cozy crime. En él, pintorescas y apacibles villas se ven alteradas por un crimen, resuelto por un perspicaz y aparentemente inofensivo personaje que nada tiene que ver con la profesión detectivesca.

Antigüedades, ¿falsas?

Es el caso de Little Meddington, en el condado inglés de Suffolk, con sus establecimientos de fachadas medievales de madera y mansiones eduardianas de ladrillo, salones de té y peluquerías. Aunque, eso sí, le falta una librería.

$!Muerte entre antigüedades

Título: Diario de un asesinato. Los cazadores de antigüedades
Autora: C. L. Miller
Editorial: Roca
Traducción: Santiago del Rey

El coleccionismo de antigüedades, llámese arte, tiene un lado oscuro y siniestro. Ya entre los antiguos egipcios existían familias que vivían de los objetos que supuestamente acompañaban a los faraones y sus reinas al más allá. ¿Quién no piensa en los nazis? ¿Y en esos robos en museos nunca resueltos? Es en Egipto donde empieza la trama de este cozy crime. Un lord, unos cazadores de objetos robados, mucho té y algún asesino por descubrir componen esta novela no exenta de glamour y de una supuesta clase alta en decadencia. Todo muy británico con algún trazo norteamericano.

¿Qué podía ocurrir en la preciosa localidad? Allí, en la Tienda de Antigüedades Crockleford aparece muerto (o asesinado), su propietario, Arthur. Este personaje ausente es el protagonista de Diario de un asesinato. Los cazadores de antigüedades, de C. L. Miller (Roca). Serán Freya Lockwood y su tía Carole, quien siente la necesidad de pintarse los labios antes de iniciar sus pesquisas matinales, las encargadas de desentrañar los entresijos de los peligrosos criminales entre falsificaciones, mercado negro y apariencias engañosas, en lo que es la primera entrega de una serie. Sin dosis de sangre, la novela mantiene una creciente tensión narrativa hasta la resolución del caso. Las antigüedades son también personajes, con pájaros Martin Brothers y tablillas cuneiformes mesopotámicas, actual Irak.

Se trata de una amena lectura para desconectar, sin más pretensiones, en la que el lector puede hacer sus propias indagaciones aunque, como bien es sabido en estos casos, la autora siempre tiene un as en la manga. Además, amistad, lealtad, perdón, amor, audacia y decisión también forman parte de una trama sin ira y que plantea más la justicia que la venganza, a pesar de las circunstancias que rodean algunos de los asesinatos cometidos.

Sin embargo, no todo es candidez: su autora pone sobre la mesa la peliaguda cuestión de devolver todas las piezas diseminadas por el mundo (Europa y Gran Bretaña especialmente) a sus países respectivos. Un hecho sobre el cual cada vez se alzan más voces defensoras. Fin del colonialismo artístico, fin del saqueo, fin del expolio, Egipto para los egipcios y que cada cual haga con su historia lo que le apetezca.

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