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Marta Simonet: «Me parece una pena no utilizar el dolor como conversación, igual que sí hacemos con la calma»

La comunicadora mallorquina se estrena como escritora este verano de la mano de la editorial Suma de letras.

07 agosto 2023 21:38 | Actualizado a 08 agosto 2023 14:02
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Marta Simonet nació en Mallorca el verano de 1983. No sé si es verdad que uno pertenece al sitio donde nace; lo que sí sé es que Simonet lleva a Mallorca en la mente, en la sangre, en la piel, en los ojos y en las entrañas. Su rubia melena ondeada por la Tramuntana y su mirada color azul salado, siempre observando curiosos y divertidos todo lo que su tierra le ofrece y le da. Siento su conexión con la isla desde el momento en que le di a seguir a su perfil de Instagram ya hace años. También se percibe un fuerte vínculo con la gastronomía, tanto que viró su carrera profesional como comunicadora hacia ese sector. Actualmente, Marta codirige con su marido desde la isla la agencia creativa Banquete de ideas y este 2023 cumple otro sueño vital: publicar su primera novela, que lleva por nombre Azul salado.

Marta, cuenta que siempre quiso escribir y Azul salado es su primera novela, ¿qué sintió al tenerla entre manos?

La verdad es que fue tan especial... parecía una niña pequeña. La recibí en la oficina y quería abrirla en casa tranquila porque era el paquete de mi vida. Jaime, mi pareja, me grababa para tener el recuerdo, pero es que no podía, me ponía a llorar... Y cuando al final la abrí, dije: “¡ostras, es que he escrito un libro!”. Hasta que no lo tuve en las manos no fui consciente realmente que lo había hecho. Es un proceso muy íntimo y a veces todavía lo estoy digiriendo un poco... estoy saboreando un poco cada paso.

¿Cómo fue el proceso de creación?

Maravilloso. Lo he disfrutado muchísimo, aunque como es normal, tuve momentos de bajón, de bloqueos... es que me he contado muchas cosas durante el proceso de creación. Para mí fue lo más largo, porque luego una vez me puse a escribir, me salió del estómago y lo hacía día y noche sin poder ni querer parar.

Esos momentos previos también debieron ser muy interesantes

Totalmente: como la novela pasa durante un verano en Mallorca, yo aproveché para ir pensando qué es lo quería contar, qué tema quería tratar, cómo quería que fuesen la trama, los personajes, las localizaciones,... Como mi idea era que fuesen de verdad, me permití vivir un verano entero en Mallorca, anotando todo lo necesario para luego ya preparar una escaleta, ir aterrizando la historia y al final sentarme a escribir. Aunque todo lo demás también formaba parte de la novela y del proceso, todavía no tenía ningún folio escrito (ríe).

«Es imposible que una herida se cure si sigue supurando eternamente, hay que mirar qué pasa»

Marina, la protagonista, es una joven mallorquina que huye de la isla y de su posible destino vital buscando un hueco profesional en Madrid. Pero de vuelta a la isla, redescubre cuánto ama ese lugar, estar en familia, trabajar en el negocio familiar. ¿Qué tiene Marina de Marta Simonet o Marta de Marina?

Muchas cosas, la verdad. La gente se lo lee y piensa que soy yo, pero no; lo que sí que le he puesto de mí en Marina es el anhelo de, en esta sociedad de la inmediatez en la que vivimos, de volver a las raíces, de saborear despacio. De entender que, quizá, ese éxito que nos han dibujado de llegar lejos y aspirar a más, y que siempre parece que está lejos; en realidad todo se trata de encontrar tu forma de entender el éxito y que todo aquello que has buscado en todas partes, realmente solamente está en ti. Ese mensaje, sí soy yo y es el que le he colocado a Marina. Pero también le he puesto partes mías a otros personajes: era inevitable no hacerlo cuando quieres contar algo.

El libro descubre la importancia de las raíces para lograr descubrirse a una misma. Como una gran defensora de todo lo local, ¿qué es Mallorca para usted?

Es muchas cosas, es mi familia al detalle, y yo, yo también soy Mallorca.

Pero para mí lo es igualmente, por ejemplo, el sabor de la piña, una bebida propia de aquí, que casi solo conocen los locales; lo es el caminar mallorquín, lento; lo es saber lo que es un cor marí de lejos... un conjunto de cosas que no es sólo Mallorca, si no la cultura mediterránea, que nos une. Lo sentí más intensamente aún el año pasado, cuando hice un viaje a Italia y allí me di cuenta que veía Mallorca, pero no físicamente, si no en la forma de hacer las cosas y de ser de las personas.

Y diría que, además, Mallorca es refugio.

«No me podría quedar con Mallorca sin Madrid»

¿Siente que ha cambiado mucho la Mallorca de su infancia a la de ahora?

Lo que ha cambiado es la sociedad, la manera en cómo nos movemos, cómo consumimos y habitamos. No es algo de Mallorca, si no del mundo.

Y aunque siento que algunas cosas sí han cambiado, no lo puedes comparar con la mirada de un niño porque es única y particular, pero luego cambia. Por eso en Azul salado he querido jugar un poco con el cuidado y respeto que tengo a la isla y al mediterráneo. De hecho, si coges un mapa y mientras lees la novela vas poniendo un puntito en cada lugar que pasa Marina por la isla, tanto interior como exterior, si luego unes los puntos sale un dibujo que es una declaración de amor a Mallorca. Eso es algo de Marta, que ha colocado de forma subliminal en el libro para indicar que tenemos que cuidar el mundo entre todos.

¿Marta Simonet escogería Madrid o la isla?

Uy, ¡qué difícil! Yo en Madrid disfruté muchísimo y es un lugar me ha dado un montón, porque además mi marido es madrileño, con lo cual es una de mis patas principales. No podría ver la isla con la misma mirada con la que la observo ahora sin haber estado en Madrid.

Yo creo que todos los que nos hemos ido fuera, vivimos después una percepción diferente del lugar de donde somos. Yo quiero seguir viviendo aquí, soy una privilegiada, disfruto mucho de mi profesión y me permite trabajar con empresas nacionales desde la isla, cosa que me parece espectacular. Pero a veces necesito salir para recuperar esa mirada. Por supuesto, me quedo con Mallorca, pero no me podría quedar con Mallorca sin Madrid.

$!Foto: cedida para Diari de Tarragona

Es una novela preciosa con unos papeles femeninos determinantes y con mucha fuerza...

Sí, siempre pensaba que el núcleo familiar fuera femenino, porque yo he vivido algo similar: en mi casa siempre ha predominado la mujer y hay una sensibilidad que yo quería mostrar en la novela. Pero sí quería que los hombres tuviesen un papel muy importante en toda la historia: Marina tiene un conflicto con ellos: los ve como piezas en el paisaje principalmente porque no ha tenido nunca esa figura en casa y de hecho a partir de la ausencia de su padre busca respuestas sobre quién es ella. Por eso creía que era interesante que en la novela también hubiese personajes masculinos con presencia, porque al final en la familia somos un todo.

«Me preguntaría: ‘si pudieras vivir en Azul salado y tener la Ultramarina, ¿te quedarías?’ Y yo te diría que, por lo menos, un verano más»

Sabe que ahora quiero preparar mermelada de berenjena

(Ríe) Es que, como has visto, en la novela la gastronomía se utiliza como lenguaje: para presentar los personajes, como hilo conductor, como excusa y necesidad para poder comunicarse entre ellas... Pues, ¡sin hacer spoilers! (ríe), yo estuve mucho tiempo pensando qué quería poner en ese momento de la historia, porque tenía que ser algo que no fuera tan habitual, que con esa rareza de sabor y textura que podía sentir el lector con la mermelada de berenjena ligase con todo lo que sucede.

El libro es muy sensitivo, gracias a su redacción percibimos los aromas, los sabores, los colores, el tacto al cocinar... ¿Qué plato, qué receta o qué sabor es Marta Simonet?

Mmmmm... sería un sabor, el agridulce, porque soy muy sufridora (ríe) y curiosamente siempre me dicen que transmito mucha calma. Creo que es precisamente porque la necesito y la busco constantemente.

Su novela me ha sorprendido mucho y me ha emocionado a la vez. Cree que, como la abuela, la madre y la hermana de Marina, ¿es mejor no tocar las heridas?

Como Marta, te diría que no, creo que sí hay que tocarlas, porque si no es algo que se enquista. De hecho, ese es otro de los mensajes que transmite la novela: es imposible que una herida se cure si sigue supurando eternamente, hay que mirar qué pasa.

Es importante llegar a conocerse una misma

El mensaje de parar es un poco eso: vivimos en una sociedad de la inmediatez, de ir a muchos sitios, consumir mucho, de darnos ‘atracones’’... pero cuando paras, realmente es cuando te encuentras verdaderamente contigo misma y entonces te haces montones de preguntas: ¿quién soy, qué hago, por qué me pasa esto o por qué me tomo esto así? Eso da mucho vértigo, por eso hay muchas personas que intentan no tocar las heridas y creen que esa es su forma de superarlo. Pero yo, como persona que lleva 5 años haciendo psicoanálisis, he entendido que lo mejor que me ha pasado en la vida es hacerme esas preguntas.

«En la isla es todo tan bonito que te diría: disfrútala salvajemente»

Parece que ha trabajado mucho esa parte de introspección

Particularmente, me interesa mucho el tema de la psicología. El camino de la búsqueda de la identidad es infinito y como tenemos la suerte de ser tantas personas en distintas etapas de la vida, me parece una pena no utilizar el dolor como conversación, igual que sí hacemos con la calma o los momentos dulces... porque somos todo.

Me gustaría que en la vida real existiese la Ultramarina, ¿pero qué lugares de su isla no nos deberíamos perder?

Jolines (ríe), es que todo: no es tanto los lugares específicos, que es algo que he querido cuidar mucho; es decir, puedes ir visitando sitios a medida que lees el libro, porque existen... Pero creo que cuando visitas Mallorca, lo guay es meterte el móvil en el bolsillo, olvidarte de hacer fotos y compartir, mirar el cielo, el mar, caminar descalza, disfrutar de la humedad, dejarte llevar... y olvidarte de aquello que te dicen que tienes que visitar para visitar lo que el camino te dicta. Todo es tan bonito que lo que te diría es: disfrútalo salvajemente.

Como comunicadora que también ha trabajado en televisión (IB3), ¿qué pregunta le gustaría que le hiciesen relacionada con la novela?

Ostras, esto no me lo habían dicho ninguna vez... Quizá si me ha costado salir de la historia. De hecho, yo me lo pregunto: «cuando vas a ser capaz de despegarte de la historia?». Al ser una primera novela me he implicado mucho emocionalmente. He disfrutado muchísimo con el proceso, pero al escribir los capítulos finales, terminaba llorando hasta que me tiritaba la barriga, porque no me quería despedir de Marina de la Ultramarina.

Y creo que pensándolo algo más, te diría que me preguntaría: «Si pudieras vivir en Azul salado y tener la Ultramarina, ¿te quedarías?» Y yo te diría que, por lo menos, un verano más.

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