María Luisa Anido, argentina pionera, intérprete, compositora y docente, recorrió el mundo con su guitarra en la segunda mitad del siglo XX, y habiendo huido de la dictadura militar instaurada en su país, vivió en Barcelona y estuvo especialmente vinculada a Tarragona durante los últimos trece años de su vida. Muere en esta ciudad en 1996 a los 89 años y aquí está enterrada.
El Departamento de Guitarra del Conservatorio Profesional de Música de Tarragona trabajó incansable durante meses recopilando, clasificando y ordenando el material del “Llegat
Tarragoní”, ahora expuesto en el Auditorio de la Diputación, que nos acerca a la vida ytrayectoria profesional de la que fue conocida en su círculo más íntimo como “Mimita”.
En una mesa redonda algun@s de sus amig@s y ex alumn@s, Joana Albiol, Stefano Aruta, María Esther Guzmán, Guillem Pérez-Quer y Pilar Ramón, nos contaron que fue para ell@s maestra mas que profesora, también en su generosidad y entrega incondicional. Evocaron la magia y la luz que, como un imán, atraía a aqull@s que la trataron. En sus palabras emoción intacta al recordar sus enseñanzas, sus anécdotas, sus frases y sobre todo su terco compromiso con la
verdad y la justicia.
En ese mismo escenario, entre su foto y su guitarra, sonaron las melodías que ella compuso en las manos de dos excepcionales intérpretes, Carmen Becerra y María Esther Guzmán, que lo único que no interpretaron fue el amor que sienten por Mimita, porque hablar en pasado sería cerrar la puerta a un sentimiento que continúa abierto de par en par.
En el marco de la “Mostra de Guitarra” pudimos disfrutar del talento y la sensibilidad de los ganadores de la misma, representantes de la nueva generación, continuadora de la esencia guitarrística de Anido.
El arte es necesario, nos recuerda María Luisa Anido en un audiovisual que forma parte de la exposición; no lo dejemos, pues, morir de inanición. En las manos de aquell@s que tienen la potestad para hacerlo queda el cuidado de la cultura, fundamental en tiempos de zozobra, de incertidumbre y de banalidad