Ver un thriller de terror a ritmo de blues es una sensación rara, extraña pero realmente sorprendentemente buena. Los pecadores tiene muchos de esos momentos en que el espectador queda impactado porque el filme le coge a contrapié.
La película, inclasificable entre los géneros cinematográficos por su mezcla- que no batiburrillo- entre el cine de autor, el de terror, el thriller y el grindhouse (violencia, sexo, temas bizarros o ilógicos), se apoya en una extraordinaria banda sonora a ritmo de blues para lograr sus objetivos.
El cineasta Ryan Coogler, responsable de la saga Creed y de la segunda entrega de Black Panther, parece dispuesto a asombrarnos en cualquiera de los géneros que se le planteen. Lo hizo en las nuevas entregas de Rocky, siguió haciéndolo en las dos entregas del superhéroe con raíces africanas y ha vuelto a hacerlo con este filme gótico sureño con ínfulas draculianas y una rareza visual sorprendentemente buena.
Para ello, Coogler ha ambientado la película en los Estados Unidos de los años 30 (durante la Ley Seca), cuando dos hermanos gemelos -interpretados ambos por el actor Michael B. Jordan- regresan a su ciudad natal para empezar de cero. Pero se dan cuenta de que un poder maligno mucho más temible aguarda ansioso su regreso a casa: y es que los vampiros han tomado el control del lugar.
Una de las películas del año
A partir de ahí, ofrece una sátira social reflexiva que da al público momentos para pensar, mientras nos muerde en la yugular al tiempo que rebosa energía, pasión y entretenimiento, aspecto éste último que la convierte en una de las obras palomiteras mejor concebidas de 2025.
La cinta combina la amenaza sobrenatural de los vampiros con otros peligros más reales y arraigados como el racismo, la prohibición, la segregación o el Ku Klux Klan. Precisamente, los miembros del KKK se vestían de fantasmas -aquí se transmuta en vampiros con reglas nuevas y características nuevas- para asustar a la gente del sur (el Mississippi de 1932). Coogler habla de cómo la gente de un país a menudo hace juicios precipitados sobre los habitantes de ciertas zonas, considerándolos quizá menos inteligentes.
Escenas post-créditos
Sangre a borbotones, adrenalina, buenos efectos especiales -se nota que es una superproducción- y, especialmente, un gran reparto con estupendas interpretaciones, entre las que sobresale doblemente la del protagonista, Michael J. Jordan.
La película tiene dos escenas post-créditos, un final que se ha convertido ya en una tradición en muchas grandes producciones. Atentos porque la primera de las escenas aparece a mitad de los créditos, mientras que la segunda tiene lugar después de que hayan acabado todos los títulos, por lo que requiere algo más de paciencia. Así que no hay que salir huyendo de la sala del cine después de que termina. La espera vale la pena ya que la primera de las secuencias extra es muy importante (imprescindible) para la historia. La segunda tiene detalles curiosos.
Otros estrenos
‘Parenostre’, la caída al infierno del padre de la patria catalana
Una década después del seísmo provocado por la carta del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol sobre la ocultación durante 34 años de una fortuna en el extranjero, esta semana llega a los cines Parenostre, una película sobre la caída a los infiernos del «padre de la patria catalana».
El director, Manuel Huerga, el guionista Toni Soler y el actor Josep Maria Pou han hablado sobre este proyecto en el que ficcionan las horas antes de la tarde del 25 de julio de 2014 cuando Pujol confesó la existencia de una fortuna sin declarar en Andorra, después de las revelaciones sobre los negocios de su familia y las investigaciones judiciales a sus hijos.
Toni Soler, muy conocido en Cataluña por ser el creador del programa humorístico ‘Polonia’, ha considerado que el filme, que ha calificado de «oportuno», intenta «mostrar todas las capas del personaje, asumiendo que no sólo son contradictorias, sino complementarias», con algunos saltos hacia su pasado.
La ficción le ha permitido imaginar cómo se vivió en casa de los Pujol-Ferrusola aquel momento del verano de hace once años, rellenar «los huecos que nos deja la realidad» y acercarse «un poco más a la verdad».
Para él, lo interesante, una vez los espectadores salgan de las salas de cine, es que piensen: «¿Quién ha sido Jordi Pujol para mi? ¿Quién ha sido para Catalunya?».
En sus sesenta años de carrera como actor, nunca imaginó Josep Maria Pou que algún día acabaría interpretando a Jordi Pujol, al que físicamente no se parece en nada, pero cuando le propusieron el papel no dudó en aceptarlo porque vio que no se trataba de hacer una «imitación» del político sino de reflexionar sobre unos hechos de 2014.
«Interpreto a Jordi Pujol en unos momentos en los que ya es expresidente de la Generalitat, pero, se quiera o no, sigue siendo el Parenostre, el padre de la patria catalana, en un momento que marcó un antes y un después en su biografía histórica», sentencia el actor.
‘Warfare: Tiempo de guerra’
Basada en las experiencias reales del exmarine Ray Mendoza (codirector y coguionista de la película) durante la guerra de Irak. Introduce al espectador en la experiencia de un pelotón de Navy SEALs estadounidenses.
‘Confidencial (Black Bag)’
Cuando su amada esposa Kathryn es sospechosa de traicionar a la nación, el legendario agente de inteligencia George Woodhouse se enfrenta a la prueba definitiva: la lealtad a su matrimonio o a su país.
‘El casoplón’
Toñi, Carlos y sus tres hijos están pasando el peor verano de sus vidas: sin vacaciones, encerrados en un piso de 50 metros cuadrados... y para colmo, se estropea el aire acondicionado. Toñi y los niños convencen a Carlos para quedarse a dormir en el casoplón vacío donde le ha tocado trabajar como jardinero durante un par de semanas.