Una niña y un samurái cruzan las tierras de Japón camino de la Ciudad Imperial, acompañados de una mariposa fuji llamada Akari, cuyo azul es el más puro que existe, y un caballo ciego al que apodan Takara. El experto guerrero procura guiar a la pequeña y protegerla de todas las situaciones adversas con las que tropiezan, desde el momento en que se conocen, cuando la rescata de unos bandidos que la han secuestrado. Y no es hasta que el libro está bien avanzado que se desvela el motivo por el cual quiere llevar ese samurái una mariposa fuji al mismísimo Emperador, y también por qué esa niña le acompaña hasta el final de su recorrido, por molesta que en ocasiones le pueda parecer.
La relación que se establece entre estos dos personajes tan diferentes vive una evidente evolución desde el inicio, cuando entre ellos solo existe el silencio, por muchas preguntas que ella realiza a su protector. Para cuando alcanzan su destino, se ha establecido una complicidad y una ternura que resultan conmovedoras.
Título: La leyenda del samurái y la mariposa azul
Subtítulo: La obra ganadora del premio Barco de Vapor 2024 es una novela de aventuras ambientada en el mundo de los samuráis
Autor: Pedro Caldas
Ilustrador: Javier Andrada
Editorial: Ediciones SM
Precio: 12.50 €
En La leyenda del samurái y la mariposa azul, Pedro Caldas construye una bella historia sobre el respeto y el compromiso, y le confiere el carácter quimérico de leyenda. Mediante una prosa bien pulida que toma casi un ritmo litúrgico, el narrador en primera persona se mantiene en la figura de la niña, aportando su toque infantil, inocente y transparente, lejos de la contención y el acatamiento que el samurái asume con rigor. El contraste entre los dos arranca momentos cómicos que rebajan la tirantez de ese camino tan arriesgado, pero sobre todo deja claro que las dos perspectivas se complementan para hacerse más fuertes y sabias. Como cuando ella le pide que se fije en la belleza de los recuerdos, o de la luz, o de la risa, además de en el mal que les acecha, apuntando así la importancia de las pequeñas cosas que pueden pasar desapercibidas. Las maravillosas y detalladas ilustraciones de Javier Andrada, con amagos de acuarela, dan forma a personajes y escenas tradicionales, pero también a la parte más espectral de la novela, con un fantástico juego de luces. A través de sus colores podemos ver los paisajes de Japón, y el azul único de la mariposa fuji, que refulge por encima de todos los demás.
El misticismo nipón está muy presente en forma de maldiciones y criaturas sombrías, como la yamamba, el Horrifante o el tragatormentas, pero sobre todo en la extraordinaria sensibilidad con la que se le otorga a la naturaleza la relevancia que le corresponde, así como el cuidado que merece, porque, como bien dice la niña, «Nada se valora tanto como aquello que creemos que vamos a perder para siempre». La obra ganadora del premio Barco de Vapor es ideal para lectores que ya disfrutan de un buen rato de lectura con menos ilustración, a partir de los nueve o diez años.