Hoy, a las 22 horas, en la Plaça de l’Església de Altafulla, caerá el telón de esta la 35a edición del Festival Internacional de Música (FIM) con la celebración del séptimo y último concierto del cartel, Soñando con Piazzolla, interpretado por Olvido Lanza, en el violin y Juan Esteban Cuacci, al piano.
Pero sin duda, uno de los platos fuertes del festival es el concierto que ofrecieron Els solistes i l’orquestra las flautas de Claudi Arimany y Eduard Sànchez y la Orquestra de Cambra Terrassa 48, (OCT 48) con Kim Termens, concertino director.
Las localidades puestas a la venta, al completo, fueron ocupadas por un público melómano y variado que no quiso perderse la nueva ocasión de deleitarse con la magia de la flauta travesera de Arimany, el cual llegaba a Altafulla, tras una intensa gira por países europeos.
Abrió el concierto la formación orquestral egarense, que un año más repitió en Altafulla, integrada por trece instrumentistas de cuerda que ejecutaron el Concerto Grosso OP 6 nº 1, del compositor Georg Friedrich Haendel. Fue el preludio de la subida al escenario de Claudi Arimany y Eduard Sànchez, para desarrollar la partitura del concierto para dos flautas y orquesta, obra de Anton Stamitz, violinista y compositor perteneciente a una família de músicos alemana, con el que culminó la primera parte del repertorio.
Un publico melómano y variado disfrutó de la magia de un concierto que cumplió lo esperado
En la continuación, de nuevo le correspondió a la OCT 48 retomar el programa, interpretando, esta vez, el Divertimento en Re Mayor Kvt36 de Wolfgang Amadeus Mozart. Fue luego, que los virtuosos solistas de flauta travessera delitaron con la Simfonia Concertante para dos flautas y orquesta, del músico François Devienne, flautista y compositor, que precisamente fue conocido, en su época, con el apodo de el Mozart francés.
Al término de la actuación, los prolongados aplausos se vieron generosamente correspondidos por los solistas y la orquesta, con tres bises. En uno de ellos, el lucimiento de los virtuosos flautistas fue mayúsculo, con una maestra exhibición que probó la incontestable talla que les acredita.
Cumple las expectativas
En definitiva, un concierto que respondió a las expectativas creadas por Claudi Arimany, quien a su vez, junto con Albert Sardà, es codirector artístico del Festival Internacional de Música de Altafulla. En esta ocasión, un concierto clásico basado en autores del siglo XVIII, un dechado de virtuosismo que ha contribuido al objetivo que se ha propuesto la dirección artística del FIM: «que el público se lo pase bien en los conciertos y salga satisfecho, como corresponde en la época estival, rehuyendo de programaciones que a veces suenan a invierno», subraya Claudi Arimany.
A falta del concierto de hoy, que cierra el ciclo, fuentes de la organización afirman que de las 260 entradas puestas a la venta para cada actuación, se habrá conseguido llenar, de media, más de tres cuartos del aforo. Todos ellos, se han podido celebrar en el auditorio de la Plaça de l’Església, a excepción del correspondiente al miércoles 17 de agosto, Els tres tenors, que se trasladó al interior del templo de Sant Martí, ante la amenaza de lluvia.