Directora: Gemma Blasco
Intérpretes: Àngela Cervantes, Àlex Monner, Eli Iranzo
Duración: 107 minutos
Género: Drama, teatro, abusos sexuales
La actriz Ángela Cervantes ganó el premio a la mejor actriz junto a Miriam Garlo, protagonista de Sorda, en el reciente Festival de cine de Málaga. La causa del galardón es el papel que encarna en La furia, historia sobre una víctima de violación que se estrenará en cines este viernes.
Asombró en el Festival de Málaga el trabajo de Cervantes en La furia, en donde da vida a Alexandra, víctima de violación. El largometraje, debut de Gemma Blasco, profundiza en el trauma que experimenta y en los conflictos que arrecian sobre ella mientras intenta prosperar como actriz y preparar una adaptación teatral del mito de Medea. Ella interpreta al vengativo personaje mitológico y encuentra en el teatro la única forma de canalizar su dolor y su ira.
Para construir a Alexandra, dice Cervantes, fue fundamental su relación personal con Blasco, amigas desde los 12 años. Destacan ambas que Alexandra requirió un trabajo interpretativo muy físico que permitió a la actriz, por un lado, disfrutar de un trabajo «muy técnico», pero por otro, convivir con «la tristeza». «Estaba trabajando con un material muy sensible y muy violento», puntualiza.
El entorno de la víctima
Blasco cuenta que con La furia intentó una profundización en la violencia desde un punto de vista humano, pero también cinematográfico. «La violencia me paraliza en la vida real, y por eso he hecho esta película, porque me permitía un canal por el que transitar por estas emociones y ver las violencias que tenemos alrededor», señala. Violencias sexuales, la violencia del trauma de Alexandra, la violencia de Medea, la violencia animal... Y la violencia en el personaje del hermano, interpretado por Àlex Monner, la única persona a la que Alexandra se atreve a confesar lo ocurrido. No reaccionará como esperaba. Dice el actor, también premiado en Málaga como mejor interpretación de reparto, que Adrián, su personaje, «está muy desconectado de cómo hacer bien las cosas y de su hermana» porque, tras saber lo sucedido, se posiciona en «el centro de la ecuación» en vez de «retroceder». Una posición que los distanciará.
Respetuosa
La historia de La furia no es la historia de la cineasta, remarca Blasco. «Pero se inspira un poco en una historia mía y de amigas que tengo alrededor», dice. De aquí provino la necesidad, según sus palabras, de hacer una película sobre las violencias sexuales «con una mirada visceral». Pensar en las mujeres que las sufren es inevitable. Afirma la directora que siempre intentó que La furia fuera «respetuosa» para las víctimas que puedan ver el largometraje «a pesar de ser incómoda». «Empatizar» con el «proceso traumático» es su propósito, asegura.
Como sostiene Cervantes, «cada proceso es único. Expresar la rabia, la furia y la violencia... ¿Por qué no? Es bonito enseñar referentes de mujeres enfadadas y rabiosas», concluye.