«El origen de la novela fue un sueño. En él, descubrían a un policía infiltrado en una banda de narcotraficantes. Al día siguiente pensé en probar en escribirlo, en plasmarlo sobre el papel y este es el resultado». De este modo explica la reusense Lourdes García Guindo cómo nació la idea de su primera obra de narrativa, No me subestimes, publicada por Libros.com a partir de un verkami. Una novela policíaca que mezcla acción y amor con sentido del humor, en un escenario muy lejano. «Surgió México, específicamente el pueblo de Mazatian. Me interesaba toda la problemática que existe con los espalda mojada, que son los inmigrantes que viven en Estados Unidos de manera irregular. La expresión se aplica a cualquier persona de origen sudamericano, pero especialmente a los mexicanos», cuenta la reusense.
A pesar de que la novela parte de su inquietud personal y de su investigación sobre el tema, la autora considera que «se trata de un relato lúdico, para divertir, aunque sí que es verdad que al final siempre acabas denunciando».
Así, en No me subestimes Pablo y Ricardo son dos policías que viven y trabajan en la siempre peligrosa frontera mexicana con Estados Unidos y que acabarán convirtiéndose en aliados del FBI para resolver crímenes y delitos turbios. Ambos protagonistas, no obstante, pasan por multitud de vicisitudes que ponen en peligro su integridad física. «Son la típica persona que está siempre en el lugar menos indicado, en el momento menos propicio con lo cual los secuestran, los descubren, los atrapan... Tienen mala suerte», revela Lourdes.
Educadora infantil de profesión, la reusense es una apasionada de la escritura, que aprovechó el confinamiento por la Covid-19 para arrancar la campaña de verkami con la novela ya terminada. «Me sorprendí de la buena reacción que me llegó de personas que no conocía de nada. El caso es que al final salió bien. Personalmente, lo tenía todo claro, desde la historia hasta el título, que se debe a una frase que pronuncia de forma recurrente el doctor Stromberg, uno de los secuestradores».
Efectivamente, el doctor es una especie de científico loco que no duda en aplicar cualquier tipo de procedimiento en sus ensayos clínicos, sin tener en cuenta los medios ni tampoco la ética.
El control de la voluntad
En este contexto, en un momento determinado, a los protagonistas se les llega a implantar un chip para controlar su voluntad, lo que no tiene nada que ver con el colectivo antivacunas. «La novela está escrita mucho antes de la pandemia y de que dijeran que nos iban a poner un chip», señala, quien reconoce que lo que plasma en sus páginas «son cosas que podrían llegar a ocurrir». Por ejemplo, en un símil entre las experiencias de sus aguerridos policías y la sociedad actual, considera que esta se encuentra adormecida, como si efectivamente estuviera dirigida. «Estamos todos muy aborregados. ¿Por qué no salimos a protestar, sin violencia, por supuesto, al menos manifestarnos?», se pregunta.
De los personajes, hace hincapié en su contraposición. «El contraste es fundamental. Mientras Pablo es acción y relativiza la situación a pesar de la aparente gravedad, Ricardo es razón. Se complementan el uno al otro». De igual manera, en el estilo narrativo tienen un papel importante la ironía y el sentido del humor. «Son rasgos de mi personalidad», reconoce, «por lo que se tenían que reflejar».
Aunque No me subestimes es el debut literario de la reusense, todo indica que no será su última publicación. «La escritura es mi pasión. Escribo a mano y vomitando. Es decir, me surge solo. Y en relación a los protagonistas, a Pablo y Ricardo, ya dispongo de material para cuatro o cinco novelas más. La idea es continuar con ellos, aunque todo dependerá de cómo los lectores acojan esta», concluye.