Kostas Jaritos, director de Seguridad del Ática, cargo en el que aún no está avezado, deberá entrar, con su último caso, en la universidad, cuando asesinan, durante una revuelta estudiantil, a un prestigioso profesor de matemáticas que impartía clases en la Facultad de Economía. ¿Hasta qué punto era odiado para que alguien lo eliminara? Y de esta pregunta a la más importante, quizás, ¿a qué problemas se enfrenta la juventud? Si eso no bastara, tendrá que lidiar con un nuevo ministro del Interior, con quien aún no ha trabajado.
Kostas Jaritos es el inconfundible comisario de Petros Márkaris, entrañable para sus fieles seguidores, a pesar de ser adusto y vociferante, con una paciencia limitada. Y su última entrega es La ira de los humillados (Tusquets)/La ira dels humiliats (Columna). No es la primera vez que Márkaris (Estambul, 1937) trata el mundo universitario. Ya lo hizo en Universidad para asesinos, aunque no tan directamente como ahora.

«¿Qué se nos ha perdido a nosotros en las universidades?», se pregunta el cuerpo policial. Finalmente, antes de ponerse en marcha hacia los disturbios desencadenados, reflexionan: «Solo Dios sabe hasta cuándo tendremos que cortar el tráfico en la avenida y las quejas que vamos a oír de los comerciantes y los conductores». Atascos, embotellamientos, protestas... Son constantes porque leer las peripecias de Jaritos y su familia es recorrer la historia griega y con ella, algunas de las decisiones de la UE, como las consecuencias sociales de las medidas draconianas que impuso la Troika en la crisis de 2008. Transitar con él, andando o a bordo de su Seat, es también impregnarse de sus sabores, de sus aromas, de la mano de Adrianí, su mujer o asomarse al mundo de los jóvenes, con su hija y su yerno, Katerina y Fanis.
Pobreza, desigualdad, falta de alternativas, desencanto hacia los gobernantes... Dura crítica social.