Joana Serrat: 'Quería que el disco fuera doloroso'

La cantante teje un viaje interior y catártico en su quinto disco, el fenomenal ‘Hardcore from the heart’

26 junio 2021 20:05 | Actualizado a 28 junio 2021 07:26
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Joana Serrat (Vic, 1983) es una de las voces más singulares de la escena catalana. Con su quinto álbum, ‘Hardcore from the heart’ (Loose Music), consolida una trayectoria musical impregnada de canciones muy emocionales, a medio camino entre el country íntimo y la ‘americana’ atmosférica que la convierten en una ‘rara avis’ que canta en inglés, que graba sus discos en Estados Unidos y que, con permiso de la Covid, se
prepara para triunfar -otra vez- en Europa.

Grabado en Denton (Texas, EE.UU.) ‘Hardcore from the heart’ es un paso adelante desde ‘Dripping Springs’ -grabado en la homónima localidad tejana- y todo un trabajo con múltiples aristas que parte, para empezar, del libro de la sexóloga y actriz pornográfica Annie Sprinkle pero que tiene fundamentalmente una dimensión personal, un viaje introspectivo, en cierta manera catártico con el que la cantante busca -y aparentemente, consigue- superar sus fantasmas interiores. «Quería que el disco fuera doloroso», señala, y en cierta manera es así, pero contra más se escucha, más gusta y menos duele.

‘Hardcore from the heart’ parece la historia de un viaje interrumpido por el coronavirus. ¿Como fue el proceso de grabación del disco?

Fui a Denton, Texas, en marzo de 2019 a grabar el disco, aunque no sabía muy bien cuando saldría. Primero me costó encontrar el momento y cuando pude ir me di cuenta que tenía que ser en Texas pero no al mismo sitio donde grabé ‘Dripping Springs’, porqué tuve una experiencia muy bonita del disco anterior en 2017, conecté mucho con los músicos y todo el equipo y fue muy especial, como que por primera vez encontraba¡ mi sitio y a mi gente y cuando volví empezó la necesidad de ajustar mis fantasías respecto a una vida lejos de la rutina.

¿El nuevo disco es, en este sentido, una búsqueda del equilibrio entre la fantasía y la rutina?

Hay algo más. Entre 2017 y 2019, mientras escribía estas canciones descubrí a Annie Sprinkle, actriz porno, sexóloga y activista feminista. Ella se preguntaba porque la pornografía nos hace sentir incómodos pero proponía que en lugar de darle la espalda miráramos por qué nos hacía sentir incómodos y cómo podemos afrontarlo, y eso lo explica en su libro ‘Hardcore from the heart’. Para mi, tomar eso como el título de mi disco es un viaje entre las cosas con que me siento incómoda pero que en lugar de girarme de espaldas, miro de afrontarlas. En cierta manera es un proceso que tenía que vivir. El disco habla de dolor, añoranza, tristeza. Se extraña una vida irreal, una fantasía imaginaria, pero era muy consciente de que era una fase. Soy una persona muy honesta que no me engaño nunca con las cosas. Hay gente que tiende a poner muchos filtros, pero yo soy clara y directa. Lo que me estaba pasando no me gustaba nada porque había dolor, pero nada es estático.

¿Parece que deliberadamente has optado por salir de tu zona de confort?

No exactamente. Una de las razones por las que no vuelvo a grabar en Dripping Springs es porque emocionalmente no me siento preparada para revivir esa experiencia, prefiero quedarme con la primera, intacta y maravillosa. Pero a la vez hay personas con quien quiero volver a trabajar, el productor del disco, Ted Young y algunos músicos, pero en un entorno diferente que en Dripping Springs. Es que tuvimos una comunión muy bestia, una cosa única, y por eso sabia que ahora seria diferente.

Y el nuevo disco, ¿proyecta todas estas sensaciones?

Totalmente. Escogí otro estudio porque el disco tenia que sonar diferente. Tenía claro que quería aprovechar el momento para indagar hacia donde derivaba artísticamente. Y todas estas sensaciones de incomodidad, de nostalgia, de sueños que no serán y de una vida que no acabará siendo así me ha transformado sonoramente. En la interpretación vocal se nota bastante.

Se me hace complicado discernir si el disco ha sido fácil o extremadamente difícil.

Es una paradoja. Fue fácil trabajar con el equipo, nos entendíamos muy bien, las canciones fluían, era fácil encontrar nuestro sitio. La primera canción que hicimos, ‘Pictures’, marcó la sonoridad del disco, todo el concepto del álbum y lo que quería transmitir y que tenía que ser doloroso. Quería que el disco fuera doloroso cuando la gente lo escuchara y en un primer concierto previo el productor se situó mucho. No había salido del todo de una experiencia dolorosa y por eso ha sido un disco difícil, pero está bien en el sentido que es importante mi estado vital y el de las personas que me acompañan, y todo ello se resuelve en la manera como se desarrolla el disco y en como suena.

Suena como una liberación, una catarsis...

Ha ido a fases. Primero me sentí muy contenta pero con un punto extraño, como con nostalgia por cerrar una etapa. Como un aviso de que no tengo claro lo que me esperará después y que quizás ya lo he dicho todo. Volví a casa sabiendo que he hecho el mejor disco hasta el momento y eso es importante, quiero sentir que en cada disco mejoro y me abre puertas diferentes. En una segunda fase, la que vivo ahora, todo está más asentado y estoy muy contenta. El disco me abre puertas que antes no se habían abierto y todo el ‘feedback’ es muy positivo. Estoy doblemente satisfecha porqué me gusta el resultado y el retorno también.

Por todo ello, retardar la salida del disco hasta que se ha estabilizado la pandemia habrá sido
una penitencia.

La verdad es que todo ha ido lento esta vez. En enero de 2020 acabé el disco y cuando ya estaba masterizando, de repente se paró el mundo, pero en aquel momento no me lo tomé como una cosa mala. Me planteé como cambiaría el mundo y si yo podría continuar con mi carrera, pero no lo sentí como una penitencia. Pero era evidente que si sacaba el disco en aquel momento no llegaría a ninguna parte e incluso ahora está costando, porque ahora hay mucho volumen de discos que se están estrenando, pero yo quería arriesgarme. Quiero presentar el disco y tocar y presentarlo en directo. Pero en aquel momento tuve claro que si debía esperar,
me esperaría.

Por suerte, los conciertos vuelven a normalizarse a poco a poco.

Sí. De momento voy muy al día a día. Con la pandemia, un día es una cosa y otro día, otra, pero yo ya tengo conciertos planificados hasta fin de año. Pero ahora nos pasa como lo que dicen los futbolistas, vamos partido a partido, o bolo a bolo, porque tampoco tengo tan claro que la pandemia se haya acabado, ojalá. Ya tengo ofertas para Europa, pero aun hay programadores reticentes. Ahora mismo, programar fuera en otoño es una incógnita. Además, todavía no estoy vacunada y todo son interrogantes. Yo quiero tocar en todas partes, pero hay cuestiones que no dependen de mi. Ahora mismo estoy muy pendiente de como se resuelve la situación en Inglaterra, pero tengo la sensación de que poco a poco se abren puertas, pero nos tendremos que ir adaptando a las circunstancias temporales.

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