En marzo de 2001, Nevenka Fernández, concejala del ayuntamiento de Ponferrada, presentó una denuncia contra el alcalde del municipio, Ismael Álvarez, del Partido Popular. El resultado fue la primera condena por acoso sexual a un político español, pero también el linchamiento público a la víctima, que vio como los medios de comunicación y la gente de su pueblo se ponían del lado del abusador.
Veinte años después, de aquel caso se hizo un documental para Netflix, que sin proponer grandes alardes estéticos, restituía la figura de Nevenka, quien participó en aquella miniserie, y resituó el caso en un contexto muy distinto al de los primeros dos mil. En San Sebastián se estrenó ‘Soy Nevenka’, dirigida por Icíar Bollaín y en la que se traslada a la ficción la historia expuesta en el documental. De hecho, la herencia o la deuda con el reportaje de Netflix pesa en ‘Soy Nevenka’, una película quizá excesivamente perezosa, pues apenas no propone nada nuevo, sino que se limita a ilustrar, desde la ficción y con maneras más propias del telefilm, las informaciones ofrecidas por el documental.