En una época en que la cultura digital nos bombardea de relatos tanto en plataformas como en redes sociales (la era del “storytelling”), las personas en Occidente parecen más vacías y huecas que nunca. Sin identidad propia, sin un “yo” crítico, en definitiva, “Sin relato”. Esta es la hipótesis de partida del magnífico ensayo de Lola López Mondéjar en el que ahonda tanto en la descripción de este vaciado interior que experimentan muchas personas –especialmente los jóvenes nacidos bajo el amparo tecnológico del digital–, como en las consecuencias que este vaciado puede tener para el futuro.
El punto de partida de la reflexión es precisamente la experiencia como psicóloga de la autora, a partir de la cual identifica un síntoma compartido por muchos jóvenes a los que ha tratado: una atrofia en la capacidad narrativa que les permita pensarse a sí mismos y, en consecuencia, pensar a los otros. La fragmentación y simplificación que caracterizan los relatos que ofrecen las redes sociales se han convertido para muchos en los principales constructores de ideales de vida a partir de los que proyectar sus deseos.
Título: Sin relato
Autor: Lola López Mondéjar
Editorial: Anagrama
Precio: 19,90 €
Unos ideales que, por otro lado, les son dados con un simple “click” o un higiénico “me gusta”, a diferencia de figuras literarias como Don Quijote o Madame Bovary (recurrentes en el hilo de pensamiento de López Mondéjar) quienes construyeron su identidad a partir de lecturas de novelas de caballería y novelas románticas respectivamente. Esta facilidad tecnológica para identificarse con un ideal ya construido, un molde virtual, crea una profunda homogeneización del interior de los individuos que, sin duda, pone en riesgo el sentido crítico de una sociedad.
Por ello, no es casual que la autora dedique una parte importante del ensayo a reflexionar cómo este vaciado del “yo” estuvo en la base de lo ocurrido en Alemania con el Holocausto. ¿Por qué ninguna subjetividad creó una empatía con los judíos? Aunque la respuesta es compleja, parte de ella reside en cómo se cedió el proceso identitario al colectivo, al hecho de ser alguien en la masa, aunque fuera un papel ya diseñado y moldeado. No en vano, en los argumentos que esgrime Lola López Mondéjar acerca de la colonización de la subjetividad por parte del nazismo aflora una correlación inmediata en cómo lo hacen los discursos populistas y reduccionistas que circulan por las redes sociales hoy en día.
La pérdida de un relato profundo y complejo, en beneficio de un storytelling superficial y viral, no solo conlleva una crisis en la subjetividad individual sino también en el modelo de sociedad hacia la que nos dirigimos. A la luz de esto, juzguen ustedes mismos el saludo (nazi) que realizó Ellon Musk durante la investidura de Donald Trump de hace unos días...