Elsa Jenner obtuvo el favor de sus lectores en primer lugar en Amazon, antes de publicar en Penguin Random House. «Mil veranos contigo llegó a ser la cuarta del top 100 más vendidos en la plataforma, por encima de Elísabet Benavent», explica. Otras de sus obras son las series A bordo o Salvajes, publicadas por B de Bolsillo y Montena, respectivamente. Jenner es el pseudónimo de una autora con vínculos con Tarragona y Valls, quien prefiere salvaguardar su identidad real a causa de su género.
¿Sus inicios vienen de la autopublicación verdad?
Sí. Comencé en Amazon con la serie A bordo. Desde el primer libro entré en el Top 100 y conforme publicaba nuevos libros, cada vez más fui subiendo hasta llegar a estar entre las 10 primeras. Con Mil veranos contigo hicimos una campaña y llegó al número 4. Recuerdo que había un libro en ese momento de Elísabet Benavent y estaba incluso por delante de él, aunque también influyen los precios. Y creo que por este motivo mi editora me contactó por Instagram. A partir de ahí también se puso en contacto conmigo Planeta, pero yo ya estaba en la casa Penguin.
¿Por qué escribe bajo pseudónimo?
Porque soy una persona de género fluido. Anteriormente había escrito con otro pseudónimo masculino. En Amazon publicaba sin foto porque quería que se valoraran mis obras por mi trabajo, no por la persona que hay detrás. Sin embargo, vivimos en España y nos guste más o nos guste menos hay todavía mucho prejuicio y el género fluido puede generar cierto rechazo y no quería que afectara a mis obras. Pero cuando publiqué con Suma me dijeron que sería conveniente poner una foto y así lo hicimos, a pesar de que no me sentía cómoda. Después de la publicación se desató en las redes un poco un conflicto, como yo me temía, por el tema de mi género. Aunque finalmente, me ha ayudado a mostrarme. A día de hoy me muestro con naturalidad, como soy y si mi género le produce rechazo a alguien, en realidad me está haciendo un favor alejándose de mí.
Sin embargo, la historia de ‘Mil veranos contigo’ es muy convencional, más o menos normal.
La palabra normal no me gusta, aunque entiendo lo que quieres decir. Es cierto que mi literatura ha ido evolucionando desde el principio hasta ahora porque mi idea del amor también ha evolucionado. Mil veranos narra una relación más o menos convencional porque a mí también me gusta en los libros dejarme llevar y soñar con este tipo de historias. Dentro de lo convencional, no deja de ser una novela que indaga en el deseo, la ambición, también mezcla lo cotidiano con lo extraordinario, la elegancia con la miseria. Me gusta jugar con esos contrastes. Cuando voy a escribir me gusta explorar cosas que quizás yo no he vivido o no puedo vivir así al 100% por ser como soy. Si tuviera que contar historias más conectadas conmigo, podría despertar mucho el interés de los lectores, pero para mí sería aburrido porque la parte creativa que me lleva a volar, a soñar con los personajes, no la tendría.
Como autora de romántica, ¿qué opina del género?
Es verdad que el lector de este género idealiza el amor, aunque afortunadamente cada vez menos, y me atrevería a decir que entre los lectores del género romántico hay todavía mucho machismo, aunque esto pueda sonar un poco chocante viniendo de una autora de este género. Y es algo con lo que yo intento romper. En mis primeras novelas quizás incluso he pecado de contribuir a ello. Me di cuenta cuando hicimos la reedición de la serie A bordo con Penguin Random House, que encontré cositas y las he ido modificando.
¿Cómo describiría a sus personajes?
Para mí son inolvidables, de los que dejan huella. Airam es un protagonista masculino totalmente disruptivo, fuera de lo común en la novela romántica. Él vive totalmente fuera de estereotipos, está centrado en su pasión por el surf, está enamorado de su isla, Fuerteventura y disfruta ayudando también a otras personas a aprender esta práctica. Para él el surf no es un trabajo, es su pasión, es su manera de conectar con la tierra, con la vida. Por su parte, Idaira es todo lo contrario porque es muy ambiciosa, tiene sueños, aunque también ha conectado en un momento de su vida con el mar. Le encanta el surf, pero tomar distancia de su tierra la ha llevado a olvidarse de esa parte de sí misma y a vivir en la vorágine en la que vive muchísima gente a día de hoy, workaholica total, enfocada en su carrera como abogada, en tener un buen trabajo, una buena posición, en ser la mujer perfecta. Porque esto es lo que durante muchos años nos han vendido, que las mujeres debemos ser perfectas. Pero realmente no puede ser, ni las mujeres ni los hombres. Y juntos son una bomba.
Dedica el libro a todos los que luchan por alcanzar sus sueños. ¿Usted lo ha conseguido?
Luchar por alcanzar los sueños es algo esencial en la vida. A día de hoy podría decir que he conseguido alcanzar mis sueños que son convertirme en escritora, vivir de la escritura, publicar con los sellos más comerciales del grupo Penguin y ahora recientemente, a finales del año pasado lancé mi propia escuela, mi propio programa Escrituniverso, que pretende ser el universo de escritura y ventas de todas esas personas que quieren cumplir su sueño, ya sea escribiendo un libro para contar su historia, para dejar un legado... no tiene por qué ser una novela. Al final es dejar tu mensaje. Sin embargo, no me gusta crear una generación de tontos motivados, no me gustaría contribuir a esto porque yo soy muy realista. Es decir, si se trabaja hay muchísimas probabilidades de que lo consigas, porque yo no soy más que nadie, he aprendido, he llegado aquí a base de prueba y error y de mucho sacrificio y esfuerzo. Por eso creo que los sueños se pueden conseguir si se trabaja.
¿En qué consiste su programa?
Va dirigido a todo el mundo, aunque trabajo principalmente con mujeres. Al final, tu energía y tu mensaje son los que atraen. Lo que hago a día de hoy es intentar sumar valores porque nunca se acaban. Cuando te pones una meta, una vez que la cumples tienes como una sensación de vacío. Mientras que con los valores, como no se agotan, el día que deje este mundo, este valor va a seguir sin estar completo. Entonces, cuando hago una acción y suma ese valor me siento bien porque siento que estoy aportando. Y sin pretender ser ambiciosa, de manera modesta, con cada pequeña acción, con cada libro, con cada novela, con cada alumna con la que trabajo de manera personalizada en mi programa, el valor que intento llenar es empoderar a mujeres que por lo que sea han perdido su voz y tienen miedo a gritar al mundo que quieren comunicar un mensaje y recuperar ese poder. Eso es lo que intento hacer con mi programa y con mis libros de manera modesta porque es un valor que no va a acabar nunca, que trasciende generaciones.