Júlia y Marina son las dos caras del acoso escolar. Acosada y acosadora son los personajes centrales de Silencio, del autor Fernando Llor, con ilustraciones de Nil López, editado en catalán y castellano por Inuk, con la particularidad de que cada capítulo se presenta en dos versiones, una parte de novela y otra de cómic, estilo manga.
«El título hace referencia a la ley del silencio que suele imperar en torno a las situaciones de bullying, que no solo envuelve a la persona acosada, que muchas veces queda aislada y desprotegida y que incluso puede sentir vergüenza de contar lo que está pasando, sino que el entorno, los otros chavales que son testigos de lo que ocurre, también están metidos en una situación de pacto de silencio por miedo a que ellos vayan a ser las próximas víctimas», cuenta Fernando Llor.
Los motivos que pueden llevar a una situación de acoso son incontables y en Silencio todo parte del mundo del deporte femenino. «Era importante concienciar sobre dos cosas. En primer lugar, que el bullying entre chicas también existe. Y en segundo, acabar con esa leyenda urbana de que el acosador siempre pertenece a una familia desestructurada, que viene de un estrato determinado, que tiene una mala situación en su casa o que él mismo es hijo de un padre maltratador o algo similar», dice Fernando.
Por lo que respecta a las ilustraciones, Nil López apunta que procuró seguir los estereotipos para que fuera mucho más sencillo identificarlas. «La chica que sufre el acoso sería la empollona. El esbozo original de Júlia era una chica con pelo corto, con pecas y gafas. Y aunque son adolescentes, Marina es la malota sexy. El resto, intenté hacerlas cada una muy diferentes, muy personales con el objetivo de que fueran muy fáciles de reconocer». Y en cuanto al color, Nil explica que «en un principio iba a ser a todo color, pero gustaron mucho los esbozos de azul y pensaron que este color más triste era más adecuado para la historia que contaba, creímos que enfatizaba mejor lo que queríamos expresar, tanto en el texto como en la parte más artística, del cómic».
Dos perspectivas
Silencio relata la relación entre Júlia y Marina. Júlia solo quiere formar parte del equipo y tener amigas, un grupo que le apoye. Pero cuando Marina, la capitana, hace trampas en una competición, sabe que no puede quedarse callada. Después de contárselo a la entrenadora, Júlia deja de ser Júlia y se convierte en una traidora, una chivata. Marina, por su parte, tiene claro que no puede hacer como si nada: Júlia debe pagar por sus actos.
Para Fernando, el hecho de que el volumen aborde el acoso desde las dos perspectivas posibilita «comprender qué factores puede haber detrás de una situación de acoso, aunque en ningún caso se trata de justificarla, ni mucho menos. Silencio puede ser una buena herramienta pedagógica para leer en el aula y a posteriori abrir un debate». El autor, asimismo, hace especial hincapié en el ciberbullying. «Para acabar con ello se tiene que implicar a toda la comunidad educativa y también a las familias», defiende.
En la misma línea, para Nil López, «la postura de Marina se humaniza. No es una batalla entre buenos y malos, sino que debemos comprendernos entre todos y eso no quiere decir justificarla. Pero Marina debe ser atendida de alguna manera. Es importante también poder comprender a estas personas que ejercen violencia o hacen bullying».