La brecha entre un alumno de clase media que tiene acceso a «aprendizajes enriquecidos» y uno que no tiene acceso puede llegar a las 6.000 horas cuando llegan a sexto de primaria. El cálculo incluye, por ejemplo, 245 horas en viajes de fin de semana, 220 horas de lectura en familia, 3.060 horas en actividades extraescolares, 1.395 horas de llar d’infants, 1.080 horas en campamentos y colonias de verano...
En resumen, que no solo la escuela educa, por lo que ampliar las oportunidades que tienen los niños fuera de las horas de clase es clave para paliar las desigualdades. Así lo explica Raquel Barbier, coordinadora de la recién creada Xarxa Territorial d’Educació 360 del Camp de Tarragona, que gestiona la Cooperativa Combinats.
La de Tarragona es la cuarta Xarxa después de las de Girona, Lleida y Terres de l’Ebre que aunque tienen un objetivo común funcionan de manera independiente. El proyecto es parte de la Alianza Educació 360 impulsada por la Fundació Bofill.
Conectar actores
Como señala Barbier, el primer paso es poner en contacto a los diferentes actores de una comunidad que pueden crear oportunidades educativas, desde administraciones hasta escuelas o entidades. En el caso de Tarragona el equipo motor está conformado por el Ayuntamiento de Tarragona, el Ayuntamiento de Reus, la Fundació En Xarxa, la Associació Quilòmetre Zero, el Col·legi Oficial de Pedagogia de Catalunya en Tarragona y la Escola Prat de la Riba de Reus; todos actores con experiencia en programas de educación 360.
Después de la presentación de la red hace unos días en Reus, otros municipios y entidades ya han comenzado a mostrar su interés por adherirse.
La intención es detectar las necesidades educativas que hay en el territorio y también la oferta de actividades. No hay que perder de vista, apunta Barbier, que según los cálculos de la Alianza, en Catalunya dos de cada tres niños no realiza ninguna actividad extraescolar. Es un hecho directamente ligado al nivel de estudios de los padres, los ingresos y el origen de la familia.
Es un asunto clave, insiste, si se tiene en cuenta que tener experiencias de aprendizaje fuera de la escuela ayuda a reducir el abandono escolar y hasta incrementa las posibilidades de continuar con la educación postobligatoria. Y no se trata, explica, de que todo tenga que pasar por las administraciones, sino de crear un «ecosistema educativo».
Un ejemplo desde la escuela
Un ejemplo de uno de esos ecosistemas es el que en los últimos años ha creado con una buena dosis de esfuerzo la Escola Prat de la Riba de Reus. Su director, David Roco, explica que hace unos años comenzaron a hacerse preguntas sobre las oportunidades educativas que tenían sus alumnos fuera del horario lectivo. La respuesta, recuerda, fue que «aunque no es responsabilidad de la escuela sí que podíamos ofrecer más».
Así fue como se lanzaron a contactar con entidades e instituciones que podrían ofrecer gratuitamente actividades a sus alumnos; desde bibliotecas a escuelas de música, pasando por un esplai que hay muy cerca de la escuela.
Actualmente están muy orgullosos de poder ofrecer unas 60 horas de actividades gratuitas a la semana a sus alumnos (en algunos casos con becas). Hay familias, reconoce, que no necesitarían de la escuela para procurarse actividades extraescolares para sus hijos, mientras que otras, de no ser por la escuela, no tendrían acceso a ninguna.
Para ello han contado con el trabajo de la Técnica de Inserción Social de la escuela y de los tutores que, apunta el director, están muy involucrados. Estos últimos ayudan a ver cuáles son las necesidades y los intereses de cada alumno.
Y lo que se hace fuera de la escuela también tiene un impacto dentro. De hecho ya han medido el impacto académico de algunas actividades; como el proceso en la lectura o en las matemáticas, aunque también se nota en el establecimiento de relaciones sociales y en el clima emocional «que es mucho más positivo».
Deberes para las elecciones del 28M
De cara a las próximas elecciones municipales la Alianza Educació 360º ha elaborado 28 medidas para que los responsables políticos generen oportunidades educativas fuera del horario escolar para sus niños y adolescentes.
Entre las propuestas está crear un catálogo de actividades educativas que agrupe toda la oferta local o abrir una oficina informativa de estas actividades durante la temporada de inscripciones dirigida a las familias.
También contemplan ayudas a las entidades que desarrollan actividades gratuitas; ‘becas 360º’ para aumentar la participación de niños y adolescentes de perfil vulnerable de 6 a 16 años y reservar el 30% de las plazas de las actividades de titularidad municipal o financiadas con fondos públicos, para participantes con este perfil.