No importa en qué parte de Tarragona vivamos, allá donde lo hagamos hay rincones de gran belleza paisajística cuyo disfrute no requiere ni de una gran preparación física o de habilidades técnicas. Esta semana, descubrimos cinco rutas de senderismo que, por su escasa dificultad, pueden hacerse en compañía tanto de los más pequeños como de los más grandes de casa; incluso se presenta un itinerario que puede completarse en silla de ruedas.
La Roca Foradada (Prades)
Son muchas las rocas foradadas repartidas a lo largo y ancho de nuestra geografía, siendo las más populares la del Montsià y la que nos ocupa, que se encuentra en el corazón de las Muntanyes de Prades, en el término municipal llamado de igual forma. La ruta, considerando tanto la ida como la vuelta, se resuelve en poco más de tres kilómetros, pudiéndose extender con una visita a la Ermita de l’Abellera. El paseo puede concluir con una visita a la vila vermella, otrora capital del primer condado creado por un soberano catalán, el monarca Jaume II. Se trata, pues, de uno de los recorridos con mayor riqueza paisajística y cultural de la zona.

La Font de Llúdriga (Capafonts)
Este es uno de los enclaves cuya belleza se habrá recuperado a la luz de las precipitaciones de las últimas semanas. En el pueblo de Capafonts, a pocos kilómetros de Prades, nace una fuente allá donde confluyen el barranco de Les Gralles con el de La Pixera. El lugar debe su atractivo a la vegetación, que con gran esmero pareciera proteger las aguas de la llúdriga del contacto del sol. Se cuenta que, a mediados del siglo XX, un capafontí atrapó una nutria en la fuente y la expuso en el pueblo: tanto es así que se suspendió la escuela. La ruta nos tomará tres cuartos de hora, algo más si disfrutamos de los saltos de agua de Les Tosques que nos regala el camino.

Els Ullals de Baltasar (Amposta)
A las puertas de la isla marítima y fluvial de Buda, se encuentra un conjunto de manantiales naturales alimentados por las aguas de las sierras del Montsià, Els Ports, Cardó y el Boix. Bautizada como Els Ullals de Baltasar, reúne más de cuarenta estanques en el que es uno de los pocos itinerarios accesibles de la provincia de Tarragona. Gracias a sus senderos llanos y pasarelas de madera, el recorrido puede completarse en silla de ruedas. Además, tan pronto lo hayamos terminado, podremos enlazarlo con un paseo por un bosque de ribera. En conclusión, es una ruta ideal para el verano, antes de la llegada de los temidos mosquitos.
La Vía Verde de la Terra Alta
Si existe un itinerario bien conocido entre las familias tarraconenses, ése es la Vía Verde de la Val de Zafán, en concreto, el tramo que corresponde a la Terra Alta. A pie o en bicicleta, nos descubre muchos de los iconos del sur de Tarragona, desde las Roques de Benet hasta el santuario de la Fontcalda, lo que un sacerdote consideró el cielo en la tierra. Es común emprender el recorrido desde Horta de Sant Joan -a saber, uno de los pueblos más bonitos de Tarragona- gracias a que diferentes compañías ofrecen tanto el alquiler de bicicletas como la recogida en furgoneta allá donde empieza el tramo del Baix Ebre, en la localidad de El Pinell de Brai.

El Faro del Fangar (Deltebre)
La única ruta que abraza el mar es este paseo hasta la Punta del Fangar, donde el faro blanco del mismo nombre ilumina el sur de la provincia con sus veinte metros de alto y tres de diámetro. El itinerario discurre entre las dunas y el mediterráneo ante la atenta mirada de la montaña más alta de Tarragona, visible en el horizonte. Si se realiza con las primeras o las últimas luces del día, el paraje es capaz de embelesarnos con su juego de luces. Eso sí, convendrá llevar ropa de abrigo para protegernos de la brisa marina.
Dificultad de las rutas
Se ha concluido que estas rutas son las más fáciles desde el punto de vista de la dureza física gracias a la calculadora del Método SENDIF. A partir de la distancia o longitud y el desnivel positivo o ascenso se obtiene una puntuación que expresa el esfuerzo físico recorrido del recorrido. Dicho método clasifica en cinco grados de dureza las rutas, yendo de «muy fácil» a «muy exigente», sirviéndose del valor calculado. En cualquier caso, a fin de obtener una fotografía completa de la dificultad del itinerario deberán evaluarse, además, los obstáculos presentes en el camino -la dificultad técnica- y las condiciones meteorológicas. Aun considerando dichas variables, los recorridos presentes son asequibles.