Ni una, ni dos, ni tres: se cuentan por decenas. A lo largo del término municipal de Reus, se alzan masías que son mucho más que simples construcciones; son testigos de otra época. En el siglo XIX, la burguesía reusense, en busca de tranquilidad lejos del bullicio de la ciudad, comenzó a levantar residencias de veraneo. Con el paso del tiempo, muchas de estas construcciones han quedado integradas en el entramado urbano, despertando la curiosidad de los más observadores. En la ruta de esta semana, nos adentramos en la historia de estas masías y en los secretos que guardan, desvelando así una faceta desconocida de Reus. Además, exploraremos edificios singulares que, pese a formar parte del paisaje cotidiano, esconden relatos caídos en el olvido. ¿Cuáles son?
Una masía de ensueño
No la encontraremos por mucho que la busquemos. O quizá sí, pues en el barrio Fortuny, al sur de la ciudad, podrían conservarse algunos de los elementos que formaron parte de una masía de ensueño, la misma en la que pudo hospedarse Joan Prim i Prats tal y como apuntaba Paco Llevat en su libro Plaça Prim. Kilòmetre 0: «Macià Vila, gran amic de Prim, sols per allotjar el general quan venia a Reus, feu construir, no lluny de la població, la sumptuosa casa de camp, que tant pels records que inspira, com per la bellesa de la finca, és un dels llocs que deu ensenyar-se a tot foraster que a Reus visiti». Así, ¿cómo era dicha masía? Propiedad de Macià Vila i Mateu, un industrial amigo íntimo de Prim, era una suerte de palacete en cuya parte frontal se encontraba una plaza, de donde surgía un paseo de palmeras plantadas por el jardinero ilicitano Vicent Roca. Sin lugar a dudas, el jardín era la joya de la corona: en él había un gran lago, similar al que podemos ver en el Parc Samà, un canal navegable y una gruta que hacía las veces de embarcadero. He aquí la sorpresa: según Ramón Amigó en Amb penyals d’un blau cansat, «Macià Vila va comprar carretades d’estalactites i estalagmites destinades a l’embelliment del gran jardí que es construïa en el seu mas del reusenc camí de Salou». Estos materiales fueron extraídos de una conocida formación geológica de las Muntanyes de Prades cuyo nombre es Els Avencs de La Febró.
Un palacio del siglo XIX
Tras la muerte de Macià Vila, su viuda, Maria Barberà Boada, vendió la propiedad a Josep Boule, un próspero empresario francés que hizo fortuna en el negocio del vino. Boule se convirtió así en el propietario del edificio que nos ocupa, un majestuoso palacio rodeado de naves industriales dedicadas a la crianza del vino. De planta cúbica y abierta a cuatro vientos, el Palau Boule se divide en 3 niveles y está coronado por un torreón. No obstante, su interior ha cambiado a causa de los diferentes usos que se le ha dado al inmueble, de ahí que podamos tener dificultades a la hora de ubicarlo. Puede que no nos resulte familiar por su nombre original, luego he aquí una pista: está en el Carrer d’Antoni Gaudí, fue la clínica del Doctor Aluja y hoy es una escuela. Hoy lo conocemos como Escola Maria Cortina.
La casa natal de Eduard Toda
Plaza Major, plaza del Mercat o plaza de la Constitució son algunos de los nombres que ha recibido la plaça del Mercadal de Reus a lo largo del tiempo. Si nos dirigimos a ella por el Carrer Jesús, a mano izquierda, en la fachada de Casa Navàs, advertiremos una placa cuyas letras indican que ése fue el lugar de nacimiento de Eduard Toda i Güell el 9 de enero de 1855. Ahora bien, la construcción de la ‘guapa del Mercadal’ se produjo entre 1901 y 1908. Así las cosas, ¿dónde nació el primer egiptólogo del Estado? En el año 1901, Joaquím Navas y Josepa Blasco mandaron derrumbar la casa Simó-Cardenyes, la misma que habían comprado en el año 1898 por 42.500 pesetas, no sin antes fotografiarla. De esta manera, tal y como reza la placa, Francesca Güell i Mercader dio a luz en la que otrora fue la casa más grande de la plaza. Ya derrumbada, el arquitecto Domènech i Montaner podría empezar.
Aprender más
Son muchas más las historias que podrían contarse de Reus. De igual forma, podría profundizarse en las presentadas. Tanto lo primero como lo segundo puede hacerse gracias a los títulos que la red de bibliotecas públicas pone a disposición de los ciudadanos. Entre los títulos más destacados están Urbanisme i arquitectura de Reus de Pere Anguera, gracias al que conoceremos mejor el Palau Boule, El modernisme a les Terres de Tarragona de Josep Maria Buqueras o Fets urbans: guía d’arquitectura de Reus.
Si bien los dos primeros abordan diferentes inmuebles, es el segundo el que nos proporciona una visión tan amplia como profunda. Al fin y al cabo, es una obra integrada por 10 volúmenes y un mapa.