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¿Qué hacer para no tener que abandonar la universidad?

El aspirante a alumno universitario debe tener claro qué ámbito se le da bien y cuáles son sus intereses y vocación

15 enero 2024 19:09 | Actualizado a 16 enero 2024 07:00
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España tiene una de las tasas de titulados universitarios más elevadas de Europa porque cada año unos 360.000 jóvenes se matriculan en el primer curso de uno de los miles de grados que ofrecen los 48 centros públicos y 24 privados. Es un líder continental en titulados en educación superior, pero también padece un serio problema estructural en los campus que despilfarran centenares de millones de los presupuestos para educación. Tiene una tasa de abandono de estudios universitarios que oscila entre el 25% y el 30% desde hace más de una década.

La mitad, aproximadamente, de los que abandonan se cambia de grado y la otra mitad se va para siempre de la universidad. Un tercer dato muy revelador es que dos tercios de quienes rectifican su primera opción lo hacen en el primer curso. Decenas de miles de estudiantes de Bachillerato, agobiados por la preparación de la EBAU y por lograr una alta calificación que les permita superar las exigentes notas de corte, no dedican suficiente tiempo a pensar en cuál es realmente su mejor opción de formación superior, la que más se ajusta a su perfil. La psicóloga Clara Teruel, miembro del Departamento de Orientación de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, practica en sus labores de asesoramiento un proceso en cinco pasos que tienen como puntos clave el conocimiento de uno mismo, la búsqueda de información detallada sobre las posibilidades de formación y la toma de una decisión final reflexiva y realista. La primera estación de este trayecto es determinar las propias competencias y capacidades, tanto desde el punto de vista académico como personal.

¿Qué me gusta y se me da bien?

En primer lugar desde el punto de vista académico. Qué ámbito de los estudios me gusta y se me da bien. Ver con qué perfil de conocimiento se encaja mejor. Pero no desde un punto de vista ideal sino con la percepción ratificada por las buenas notas en esas materias.

En el proceso de elección además de las capacidades lectivas hay que sopesar las habilidades personales, que también dan pistas sobre el encaje profesional más adecuado. Sabe escuchar, empatiza con facilidad, es estructurado y lógico, tiene capacidad de liderar. Es más individualista o de equipo. En cualquier caso, en esta primera etapa «hay que olvidarse de etiquetas y dejase del tópico de si uno es de letras o de ciencias», comenta Teruel.

¿Qué es importante para mí?

En el segundo escalón habría que responder a qué me gusta, qué es importante para mi. Tratar de aclarar cuáles son mis intereses, cuál es mi vocación. Tener claro, por ejemplo, si es más feliz trabajando con datos o con personas. Si lo que le ha tirado siempre es enseñar, investigar o construir. Es el principio para mirar hacia Ciencias o Ciencias de la Salud o a Humanidades o Tecnologías de la Información.

¿Con qué me siento más identificado?

El tercer paso también es subjetivo, pero ya claramente va destinado a empezar a poner nombre y apellidos a las aspiraciones formativas y profesionales. ¿Con qué me siento más identificado cuando escucho las experiencias de los demás? Cuando oigo hablar a un compañero que ya tiene muy claro qué va a estudiar y digo ‘eso quiero hacer yo’, o cuando ves a un profesional por televisión explicando su trabajo y te ocurre lo mismo. «A veces saben qué les gusta, pero no saben ponerle nombre», indica la experta.»Hay que ser realista», asegura la psicóloga de la Universidad Francisco de Vitoria.

Información exhaustiva sobre las carreras

La penúltima parada es clave. Buscar información exhaustiva sobre las carreras que tienes en mente. Qué se estudia, el grado de exigencia, qué salidas tiene, qué nivel de empleabilidad, y comparar unas posibilidades con otras y unos campus con otros. Muy recomendable acudir a jornadas de puertas abiertas o visitas a centros y hablar con profesionales. Palpar la realidad. «Es importante afinar, porque va a ser tu vida».

Compatibilizar deseos con exigencias académicas

El colofón es la elección reflexiva. Que trate de compatibilizar deseos, habilidades, expectativas vitales y exigencias académicas. Dar con la carrera más adecuada a cada perfil. Eso sí, «hay que ser realista», aconseja la psicóloga. A estos cinco pasos añade dos avisos derivados también de los datos. El primero es que las carreras con más abandonos son las ingenierías y las de informática, todas muy exigentes. «A veces por tratar de asegurar una formación con muchas salidas se olvida la vocación o no se ignoran habilidades. A veces nos cegamos».

El segundo es que la mitad de quienes abandonan dejan también la universidad. «Esto es muy importante. Todos no tenemos que pasar por la universidad. Igual soy más práctico y la FP me cuadra mejor». «No hay camino malo. El bueno es en el que mejor encaja cada uno», concluye Teruel.

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