La programación de actividades de los complejos turísticos durante la temporada alta contempla cada vez más una clara apuesta por la cultura y, concretamente, por los distintos registros de las artes escénicas. Es así como los artistas más anónimos logran alcanzar un volumen de trabajo importante para dedicarse a esta labor de una manera profesional.
El caso de la reusense Anaïs Márquez responde claramente a ese perfil. Canta prácticamente desde la cuna e inauguró su carrera profesional en orquestas de postín, incluso se desplazó a Zaragoza para formar parte de Magia Negra. Poco después decidió tomar su aventura en solitario y ya se ha convertido en una voz reconocible en todo el panorama turístico de la provincia. «Tengo este verano totalmente completo de actuaciones, sobre todo en los fines de semana», comenta. Su show se basa en los hits más clásicos de los 80 y de los 90.
Anaïs podría vivir perfectamente de la música, ya que el grueso de trabajo que posee se lo permite, aunque esta temporada ha decidido compaginarlo con otro oficio de mañanas, en una clínica. «Hay que estar preparada para lo que pueda venir y en invierno los espectáculos bajan», reflexiona.
Hace unos meses, en tiempos de frío, apostó por una oportunidad artística en Fuerteventura. Laboró para la programación de una cadena de hoteles y vivió una grata experiencia. «Aprendí mucho de aquello, mantengo buenos recuerdos».
Además de sus apariciones en complejos y restaurantes, Márquez también es habitual en bodas y comuniones. Se ha construido un espacio gracias a su insistencia.
Por otro lado, desde Bulgaria, de la misma Sofía, ha aterrizado en la Costa Daurada Mago Ivox. Con 30 años de carrera prácticamente, el ilusionista adapta sus shows al tipo de público para el que actúa. «Tengo espectáculos para niños y para adultos, hay que responder a lo que te pide la gente en cada momento», asegura.
Ivox acumula, en época veraniega, de 28 a 29 actuaciones mensuales, descansa poco, pero la calidad de sus interpretaciones le permiten levantar la admiración de los presentes. Desde hace solo cuatro meses que se mueve por la Costa Daurada, antes había trabajado en la zona de Andalucía y por el resto de la península. En distintos países europeos conocen su sabiduría en la magia.
El saxo de la costa
Mientras, si existe un saxo diferencial en los garitos de la costa, éste tiene que ver con el de Bruno Lombardi, desde años un referente de este instrumento en los espectáculos de ocio. Lo ha ampliado tanto que ya no resulta extraño que los hoteles le reclamen. Como el resto de artistas, se consume en verano para poder vivir con cierta comodidad en invierno, aunque se ha marcado un nuevo objetivo. «Estoy empezando a buscar alternativas para desestacionalizar la temporada», asegura. Su marca ya se encuentra consolidada en la provincia y la calidad de su show le permite aparecer por bodas y banquetes. En realidad, en todo tipo de celebraciones. Eso sí, sus orígenes se remontan a las discotecas.
«Es temporada de actuar prácticamente todos los días, no me puedo quejar del trabajo que sale», añade, justo en el apogeo del sector, recuperado poco a poco de una pandemia que afectó mucho su salud.
El abanico de artistas que giran por el Camp de Tarragona durante la temporada alta va mucho más allá de estos tres ejemplos. Nombres ya destacados como la violinista Astrid Torrente o el cantante Mario Olivo cuentan con agendas repletas de bolos y el valor de unos espectáculos de calidad contrastada.
