Una ciudad para todas las personas. Ese era el lema de la primera Marcha Exploratoria con Ojos de Mujer, celebrada este sábado en Vila-seca, en el marco de las actividades por el 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Una dinámica participativa promovida por el Consell de Dones que sirvió para analizar de forma colectiva el espacio público. Desde una mirada femenina y de proximidad. ¿Cómo vivimos la ciudad?; ¿son realmente amables las calles por las que pasamos cada día?; ¿hay suficientes espacios de convivencia?; ¿y señales?; ¿está la movilidad pensada para las tareas del día a día?
Esas y muchas otras son las preguntas que se iban haciendo la quincena de mujeres que tomó parte de la marcha. Divididas en dos grupos, recorrieron todo el municipio fijándose en cada detalle, desde las zonas verdes o el estado del mobiliario urbano, hasta la situación del tejido comercial o el alumbrado de zonas que pueden ser percibidas como peligrosas para una mujer. Con ojo crítico y espíritu constructivo. Bolígrafo y cámara en mano para documentar los diferentes aspectos a promover y las propuestas de mejora.
Las participantes comenzaron la ruta desde el Centre Cívic del Colomí. «¿No debería haber más bancos en esta calle?», se preguntan nada más empezar, en el tramo de la calle Tarragona que hay junto a la Residència de la Gent Gran y el Mercat Municipal. «Por aquí pasa mucha gente mayor cada día y es importante que tengan un sitio donde poder sentarse», coinciden todas.
Y es que este tipo de marchas no buscan únicamente mejoras en el espacio urbano para las mujeres, sino convertir las ciudades en lugares mejores para todos. Poniendo el foco en la gente mayor, la pequeña infancia y los cuidados. Responsabilidades que históricamente siempre han recaído en ellas.
Una señal torcida, papeleras roídas por los orines de los perros y aceras levantadas por las raíces de los árboles son algunos de los deberes para el consistorio. La poca ocupación de los locales comerciales del Centre Històric, que obliga a hacer desplazamientos para hacer compras, o la escasez de carriles bici en el casco urbano son otras de las preocupaciones que detectan las participantes.
Pero no todo es negativo. A celebrar, el buen estado de los parques infantiles, la limpieza de las baterías de contenedores, las zonas prioritarias para peatones o las facilidades para aparcar.
La intención es celebrar una sesión de trabajo la semana que viene para poner en común la diagnosis de la ciudad y sacar conclusiones para elaborar un informe que se presentará al Ayuntamiento.
Tradicionalmente, el urbanismo y el diseño de las ciudades ha sido cosa de hombres. Lo que esta actividad pretende es poner una mirada femenina en aspectos donde las mujeres hasta ahora no han tenido oportunidad de participar.
Además, en el último siglo, las ciudades se han enfocado en el transporte privado. Cómo ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Una visión mercantilista que ha ido cambiando con los años, en favor de los espacios de convivencia. Un espacio público para vivir, no sólo para desplazarse.
«Las necesidades de las personas son diversas y la demografía de las ciudades también», cuenta Mercè Alamón, que dirige la ruta de uno de los grupos. «Esta marcha exploratoria es una manera de hacernos fuertes, de empoderarnos del espacio público, del espacio de convivencia y hacerlo desde la experiencia. Ellas son vecinas, viven aquí, trabajan aquí, llevan a sus hijos aquí a la escuela...», cuenta. Es una manera, dice, de sentirse corresponsables del espacio urbano.
«En sus diseños y rediseños, las ciudades deberían contemplar más una mirada hacia las labores reproductivas, del sostenimiento de la vida: ir a comprar, ir al médico, acompañar a nuestros mayores, llevar a los niños al cole...», sintetiza Mercè. En definitiva, reivindicar las calles, las plazas y los parques como espacios de relación y de vida.