30 de octubre de 1989. El Tribunal Supremo dicta una sentencia histórica que concede a Salou la autonomía como municipio de pleno derecho. Se ponía fin así a una lucha iniciada diez año antes por un grupo de vecinos y vecinas que reivindicaban un «Salou lliure» con identidad propia y habían impulsado un movimiento segregacionista que se fue haciendo cada vez más grande. En una época sin teléfonos móviles ni internet, la noticia de la sentencia fue corriendo como la pólvora por todo el municipio, con celebraciones improvisadas y una alegría que se trasladó a las calles.
Ese mismo espíritu es el que han revivido este lunes cientos de vecinos y vecinas que han vuelto a echarse a la calle en una fecha muy simbólica para todos los salouenses. La jornada empezó bien temprano, con la plantada del árbol conmemorativo de la Segregación en el paseo 30 d’Octubre y, una novedad de este año, la izada de una bandera de Salou de 24 metros de altura en la rotonda de entrada de la ciudad por la autovía de Reus.
«Hoy rememoramos los 34 años de Salou como municipio con personalidad jurídica propia. Desde el primer día hemos trabajado en nuestro propio destino y el resultado es que Salou ha evolucionado de una manera increíble y ha tenido un gran progreso. No solo desde el punto de vista urbanístico, sino sobre todo socialmente, que es lo más importante», ha destacado el alcalde, Pere Granados, recalcando que la historia de Salou se remonta a más de mil años.
Una de las novedades de este año ha sido la izada de una bandera de 24 metros a la entrada de la ciudad
La Associació d’Amics 30 d’Octubre ha organizado en el paseo Jaume I un almuerzo popular para coger fuerzas de cara a la intensa agenda de actos del día. Los elementos festivos de Salou han servido de hilo conductor para las diferentes paradas de la celebración. Desde el paseo, salieron en cercavila hacia la iglesia de Santa Maria del Mar, donde ha tenido lugar la tradicional ofrenda de flores.
De ahí, la cercavila continuó por la calle Barcelona hasta el parque de Manel Albinyana, epicentro de la celebración. Los Canons d’En Pascual abrían paso a cañonazos avisando de la llegada de los elementos. Tras ellos, el grupo de timbalers de los Diables Maleïts y las Bruixes Latemó y la espectacular Morena mantenían el compás del pasacalles. Los Gegants de Salou, la Mulassa y los integrantes de la Associació Sal-i-Ou, con el Ball de Bastons, el Ball d’Espasses y el Ball de Panderos, cerraban la comitiva justo antes del estallido festivo.
Alrededor de mil personas han participado en la paella popular que ha llenado un año más el parque de Manel Albinyana. Tras guardar cola religiosamente, los vecinos recibieron su ración de mano de los diferentes concejales de la corporación, que se volvieron a remangar como manda la tradición para servir quilos y quilos de arroz. «Cómo me gusta veros trabajar», bromeaba uno de los vecinos.
A las 3 en punto, el lanzamiento de cohetes evocó de nuevo aquél 30 de octubre de hace 34 años cuando, en medio del jolgorio, los impulsores de la Segregación se pusieron a lanzar cohetes para anunciar el nacimiento de Salou como municipio. Un municipio vivo, joven y orgulloso de serlo, tal y como demuestra cada 30 d’Octubre.
