Durante el temporal Gloria de enero y los siguientes episodios de oleaje, la marea tumbó varias de las palmeras de la playa de Sant Salvador en El Vendrell.
También dejó a otras tantas dañadas ya que perdieron parte de su base y la salinidad afectó a las raíces, por lo que suponen un riesgo de caída.
El Ayuntamiento ha decidido retirarlas ya que considera que no son recuperables. La concejal de playas, Bárbara Peris, señala que en un principio se planteó trasplantarlas, «pero están muy dañadas y no arraigarían en otro lugar».
Por ello se optará por retirarlas para evitar posibles daños. Las raíces están afectadas y ya no agarran. Además, la marea llega a ellas y socava constantemente su base dejándolas sin soporte.
Peris señala que son especies que aguantan climas secos, pero no la salinidad del mar. De hecho los ejemplares disponían de unas canalizaciones para regarlas con agua dulce que redujera la salinidad marina, pero ese sistema de riego también lo ha arrancado el oleaje.
Estética
La concejal señala que en su día se pensó en colocar esos ejemplares, «pero no ha sido una solución efectiva para naturalizar la playa ni para asentar la arena». De hecho no pretendían esa misión sino que tenían una función exclusivamente estética.
Las constantes mareas también amenazan a la torre de vigilancia de los socorristas, por lo que deberá cambiarse su ubicación. La concejal señala que «el cambio climático es una realidad y las playas van a sufrir el embate del oleaje descarnando las playas».
La situación de Sant Salvador también ocurre en la zona del Francàs, donde además puede tener su influencia el puerto de Coma-ruga. A principios de mes la marea provocó el hundimiento de una acera y amenaza a un conjunto de viviendas ya que el dique de contención con grandes rocas quedó afectado y el Ministerio señaló que haría obras para volver a consolidarlo.
Acción de urgencia
En este sentido es imprescindible una acción de urgencia para evitar la erosión de las playas. Además de la afectación para el turismo, supone un riesgo para la primera línea urbana ya que los arenales son una primera amortiguación del oleaje.
Una solución efectiva, como se ha demostrado en la playa de Les Madrigueres, es dejar las algas que saca el mar que se han mostrado como retenedoras de la arena que arrastra el viento y crean incipientes sistemas dunares.
También la plantación de especies vegetales autóctonas típicas del ecosistema costero que extienden sus raíces en forma de red ayudan a fijar la arena. Otras medidas como la aplicada en Calafell suavizando la orilla ha permitido que las playas sean algo más resistentes a los temporales.
No obstante los expertos pronostican un incremento de los temporales y un aumento del nivel de mar que van a poner en riesgo muchos de los actuales arenales. Los municipios desde Vilanova a Altafulla acordaron coordinar acciones para intentar frenar la erosión de las playas, sin embargo todavía no se ha anunciado ninguna.