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Playas doradas de arena fina y calas idílicas, espacios de ensueño

Espacios con aguas cristalinas nos llevan a conocer los parajes más maravillosos, desde Calafell hasta Alcanar

29 enero 2024 13:31 | Actualizado a 29 enero 2024 13:43
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Hablar de la Costa Daurada es hablar de incontables opciones de turismo y ocio que nos acercarán a sus playas de arena fina y dorada (de ahí su nombre). El recorrido empieza con una parada obligada en La Rojala, en l’Hospitalet de l’Infant, lindando con Terres de l’Ebre. Se trata de un Espacio Natural Protegido que se caracteriza porque incorpora muchos lugares de interés que están asociados a la geomorfología litoral, como calas, acantilados, playas y rocas aisladas

El municipio de L’Hospitalet de l’Infant cuenta con playas de gran interés paisajístico: calas, acantilados, playas o rocas aisladas nos esperan allí. En este lugar, además, encontramos la playa del Torn, una de la preferida para los amantes del nudismo.

Más adelante llegamos a las calas de Mont-roig del Camp y de Miami Platja, uno de los grandes tesoros de la zona, amén de sus playas vírgenes y el Estany Gelat, que dan paso a espacios naturales y de gran valor paisajístico. Una vez llegamos a Cambrils nos encontramos con una playa ideal para las familias que están buscando la tranquilidad. Situada en una zona semiurbana en el sur del municipio, la playa de la Llosa está protegida por espigones y nos ofrece una fina arena que nos invitará a quedarnos todo el día y disfrutar juntos o en familia.

Siguiendo la ruta nos encontramos con las playas de Salou. Con más de 9 kilómetros de fachada marítima, en la capital de la Costa Daurada pueden descubrirse playas urbanas, adaptadas y completamente accesibles y con todos los servicios necesarios.

A continuación, llegamos hasta Vila-seca, la Pineda Platja donde, para empezar, pasaremos por la Sèquia Major, el humedal más importante entre el Delta de Llobregat y el Delta de l’Ebre. También son de obligada parada el Parc del Pinar de Perruquet o los grupos escultóricos Marca d’Aigua y Pineda.

Una vez pasamos Vila-seca, llegamos hasta la capital de provincia, Tarragona. La ciudad alberga un idílico litoral cuyas playas (l’Arrabassada, Llarga o Cala Romana) dibujan un litoral tarraconense que se deshace avanzando hacia el norte en espacios protegidos como la Cala Tamarit o la Punta de la Móra. Lindando con Tarragona nos encontramos el municipio de Altafulla. Su playa empieza justo detrás de la de Tamarit y se extiende a lo largo de 1,1 kilómetros. En ella encontramos la desembocadura del río Gaià, un rincón del mediterráneo que aúna dunas, bosque de ribera y campos de cultivo.

Llegamos ahora a Torredembarra, pasamos por la playa del Canyadell, con míticos acantilados que la convierten en parada obligada. También encontramos Els Muntanyans, un espacio natural circunscrito en el área protegida de las playas de Torredembarra y Creixell y en el que podremos ver las últimas dunas y marismas saladas después del Delta de l’Ebre.

Antes de seguir paramos en el Roc de Sant Gaietà, una pequeña pero encantadora localidad costera de pescadores de estilo mediterráneo, en el municipio de Roda de Berà. Siguiendo nuestra aventura, llegamos a El Vendrell, con la zona húmeda de Les Madrigueres, un espacio litoral de unas 30 hectáreas en el núcleo marítimo de Sant Salvador.

Llegando al final de nuestro viaje, en Calafell nos encontraremos con un municipio que ha obtenido el certificado Biosphere, que otorga el Instituto para el Turismo Responsable (RTI), una institución avalada por la UNESCO. El certificado representa una de las acreditaciones de mayor reconocimiento internacional en el ámbito de la sostenibilidad.

Terres de l’Ebre

Una vez dejamos atrás la Costa Daurada, nos adentramos de lleno en los 100 kilómetros de maravillas de las Terres de l’Ebre, que van desde l’Ametlla de Mar hasta Alcanar y toda la zona deltaica. En el primer municipio de nuestro recorrido, l’Ametlla de Mar, encontramos una buena oferta como bucear, navegar con kayak, hacer paddle surf o alquilar una embarcación y recorrer sus calitas. Si seguimos pasamos por L’Ampolla, la puerta principal del Delta de l’Ebre y que se descubre con grandes rutas de naturaleza. Unos kilómetros más abajo, llegamos a la desembocadura del río Ebro, de visita obligada. Una gran flota de embarcaciones esperará a sus visitantes para conducirlos desde el tramo final del río hasta mar abierto, a unos 5 kilómetros.

Dos lugares idílicos de Terres de l’Ebre son, sin lugar a dudas, las bahías del Fangar y de los Alfacs, ambas en la zona próxima a la desembocadura del río Ebro. En ellas, podemos visitar las famosas mejilloneras. En la zona litoral de Amposta, encontramos la Laguna de la Tancada, una extensión de 250 hectáreas envueltas de un paisaje rico en especies de aves y de peces para conocer la fauna y la flora del territorio. La Laguna de la Encanyissada es una propuesta igual de brillante, sobre todo si se tiene ganas de observar aves en su actividad normal, libres y salvajes.

Finalmente, antes de llegar a Alcanar, visitamos en La Ràpita, con infinidad de propuestas acuáticas adaptadas a todos los niveles. Y ya en Alcanar, nos pararemos a disfrutar, un buen rato, de su bonito puerto deportivo y pesquero.

En las Terres de l’Ebre recorremos más de 100 kilómetros de playas para soñar
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