Son praderas sumergidas esenciales para el mantenimiento de las playas ya que fijan la arena con sus raíces, son refugio de fauna, absorben CO2 y producen oxígeno. En la costa catalana hay diversas praderas de posidonia pero están poco detalladas y perimetradas, lo que las hace vulnerables.
La principal amenaza de la posidonia es el fondeo de barcas que con sus anclas arrastran gran cantidad de plantas. Al crecer a poca profundidad favorece que las anclas de las barcas de recreo rastrillen la arena arrancando plantas y raíces. Los cambios de salinidad y la contaminación son otras amenazas. También sufre la presencia de la Caulerpa, un alga invasora que presenta toxinas.
Frente a las costas de Coma-ruga hay una de esas praderas de posidonia que la organización Anèl·lides y Oceánicos estudiará. El objetivo es comprobar su estado, medir sus dimensiones, cartogragrafiarla y comprobar la vida natural asociada.
Para el trabajo, realizará diversas inmersiones, con snorkel y buceo, en las que pueden participar voluntarios que ayuden a las mediciones o tomar fotografías que muestren la riqueza que alberga la pradera. El objetivo es que su cartografía se haga llegar a todos los navegantes y puertos para que tomen las necesarias precauciones al navegar.
Calidad ambiental
La presencia de una pradera de posidonia frente a las costas de Coma-ruga es una garantía de calidad ambiental, además de fijar la arena. En este sentido, además del estudio de la pradera también se pretenden concienciar a la población sobre la necesidad de mantener limpios los mares.
Anèl·lides ya ha estudiado el estado de otras parderas de posidonia en Creixell o Roda de Berà. Laura Sánchez, coordinadora del proyecto Posidonia Activa, explica que la planta está protegida, pero paradójijamente no lo están las praderas precisamente por esa falta de localización y dimensiones concretas. Teniendo el detalle de las praderas podrá impulsarse la protección.
En Coma-ruga la posidonia está en los fondos arenosos al norte del puerto y su presencia ayuda a proteger las playas de los temporales, ya que frena la fuerza del oleaje. Son las olas las que en muchos casos arrastran a la orilla sus hojas alargadas y estrechas, por lo que su presencia para nada debe considerarse suciedad. Es más, aportan unos nutrientes a la arena.
La protección debe permitir que la pradera crezca ya que se reproduce si tiene las condiciones necesarias. Sobre si la pradera de Coma-ruga crece o retrocede, los miembros de Anèl·lides señalan que la falta de una cartografía previa impide una comparativa que en cambio podrá hacerse a partir de ahora ya que se harán controles anuales.
Las inmersiones comenzarán en los próximos días. Los interesados en colaborar pueden inscribirse en https://anellides.com/es/