Una semana después del fuerte terremoto de 7.1 que azotó México DF y los municipios de su alrededor, el número de víctimas sigue creciendo en este país centroamericano.
Aparte de los muchos grupos de rescate locales (los Topos) y ayuda externa de países vecinos, como Estados Unidos, una representación tarraconense -K-9 Unidad de Rescate Canina de Creixell- con delegaciones mundiales también aporta su granito de arena en estos trabajos de localizar supervivientes y cadáveres.
Desde su llegada el pasado viernes, el equipo de rescate compuesto por nueve personas y ocho perros entrenados para grandes catástrofes, ha sido acogido y ayudado por el Club de Leones, una organización internacional de servicio con cuyo objetivo satisfacer las necesidades de la comunidad tanto a nivel local como global.
Con su logística e infraestructura la delegación tarraconense están trabajando en el distrito B-9 de la capital. "Sin su colaboración sería imposible poder trabajar en este terremoto. Hay que agradecer el apoyo y la confianza de Óscar Madrigal y su gente por todo lo que han hecho y siguen haciendo", dice Pere Frutos, presidente de la ONG.
Llevan trabajando en el distrito B-9 y localizando muchos cadáveres en casas que aparentemente ya no había rastro. "Los perros que nos acompañan son buenos en lo que hacen. Muchas familias acuden a nosotros para seguir buscando. En algunas ocasiones marcamos donde hay posibles víctimas", reconoce Frutos.
El trabajo es muy duro, pero Pere Frutos remarca que gracias al Club de Leones de México (hay hasta 46.000 delegaciones por todo el mundo) se ha podido llegar a la zona cero del terremoto y poder aportar un granito de arena de ayuda y solidaridad a las familias desesperadas.
A fecha actual el balance de muertos ya alcanza a los 319 y la cifra seguirá aumentando a medida de que se vayan localizando más cadáveres desgraciadamente.
Frutos explica que en esta última semana de trabajos previstos (vuelan a España el domingo próximo) K-9 de Creixell intentará salir de este distrito y prestar ayuda a zonas más alejadas de la capital, "donde la ayuda es escasa y hay el mismo problema", concluye.
Cabe recordar que la Fundació URV también colabora con la ONG con sede en Creixell y que de los 9 integrantes desplazados a México, cinco proceden de la delegación de Chile, uno de Tarragona y el resto de la sede de Portugal.