Las organizaciones obreras bajo apariencia religiosa para la ayuda entre los trabajadores tuvieron un gran auge en el siglo XIX, en la industrialización.
Pero en la playa de El Vendrell, donde había un puerto de cabotaje ya hubo una organización de lucha obrera. Casi medio siglo antes y no entre los boteros, que posteriormente tuvieron un gran poder, «sino entre los más desgraciados de los asalariados: los marineros», como explica el historiador Joan Santacana.
Un documento en el Arxiu Comarcal del Baix Penedès muestra que una unión de marineros ya a principios del XIX en Sant Salvador funcionaba como una cofradía de ayudas mutuas, una especie de proto sindicato.
Resistencia
Esa asociación, aunque tenía apariencia de cofradía religiosa, era una sociedad de apoyos mutuos. Actuaban como organizaciones de resistencia que provenían de las anteriores formas de protección de artesanos por oficios y ayudaban a los trabajadores en caso de enfermedad o desempleo.
En la playa de Sant Salvador hubo un puerto con gran actividad que sirvió para burlar el bloqueo británico.
El documento permite conocer una disputa entre un grupo de marineros de la Confraria de Sant Salvador y quienes habían sido encargados de la marina del puerto de esa playa de El Vendrell, Josep Soler y Joan Soler, padre e hijo y que eran de Calafell.
Josep Soler desde 1805 ejerció de responsable de mar y administrador de ese puerto de cabotaje a finales del XVIII. Fue una familia acomodada durante generaciones gracias a ese cargo por los recursos obtenidos con el comercio de ultramar. Joan Soler sucedió a su padre a partir de 1816.
Contextualizando: el 1 de enero de 1820 se produjo el levantamiento militar de Riego que obligó al Rey Fernando VII a restablecer la Constitución de 1812 y que llevó a un gobierno liberal durante tres años motivando una revisión de acciones de gobiernos anteriores.
El cambio afectó a Josep y Joan Soler. En 1822 en el trienio liberal Josep Soler seguía en el cargo, pero al finalizar ese periodo, cuando el Duque de Angulema acabó violentamente con el gobierno de Rafael de Riego y el experimento constitucional, quedó disuelto el Ayuntamiento de El Vendrell y Joan Soler fue cesado del cargo hasta diciembre de 1823.

Una decena de marineros de la sociedad presentaron un pleito porque se consideraban propietarios de los llaguts con los que recogían las capturas de los barcos para llevarlas a la costa.
En marzo de 1821, en pleno régimen liberal que obligó al Rey a restablecer la Constitución de 1812 y en un ambiente liberal, reclamaron a Josep y Joan Soler el rendimiento de cuentas de la sociedad desde 1805 a 1821.
Padre e hijo todavía no habían sido destituidos y por lo tanto aún ostentaban poder como la recluta de marineros para las levas forzosas para la marina de guerra. Ello permitía un gran poder sobre los jóvenes marineros.
Reclamar los llaguts
Josep y Joan Soler argumentaron que sólo debían rendir cuentas ante el comandante militar de marina de Tarragona que era amigo y permitió la sucesión familiar del cargo. Además defendieron la propiedad de los llaguts.
Las tensiones crecieron y tuvo que mediar Pere Joan Virgili, que había sido alcalde constitucional de el Vendrell.
En 1822 se firmó un acuerdo entre les partes. Los Soler pasaron las cuentas y debieron pagar a los marineros 22 libras de sueldo a cada uno. En total 220 libras, para entonces una cantidad nada desdeñable. Y que el pleito se daba por cerrado.
Pero ¿qué pasó con los llaguts? El documento en el Arxiu Comarcal del Baix Penedès en el que se recoge esta historia no dice nada.
El historiador Joan Santacana explica que en los libros de cuentas de Joan Soler hay una anotación que señala la compra de un llagut, lo que llevaría a pensar que eran de su propiedad.
El historiador de Calafell considera que como durante 15 años la Confraria los utilizaba, podría pensarse que eran de la sociedad. Joan Soler siguió como responsable de marina hasta 1824.
Pero destaca como esa unión de los marineros fue una precursora de la lucha obrera por sus derechos.