Al menos 12,5 millones de personas fueron embarcadas contra su voluntad en algún punto del continente africano para ser vendidas como esclavas en el Nuevo Mundo. El volumen Del olvido a la memoria. La esclavitud en la España contemporánea (Icaria Editorial) reflexiona sobre el comercio de personas a través del papel que en él tuvieron españoles y catalanes. Escrito por varios autores, Del olvido a la memoria está coordinado por el profesor Martín Rodrigo y en él, el escritor y filólogo torrense, Josep Bargalló Valls, se centra en la Torredembarra indiana y algunos de sus negreros.
¿Cómo nace su interés por la esclavitud?
Es una cosa concatenada. Empecé a interesarme por el modernismo cultural a partir de dos personas relacionadas con Torredembarra, Pere Romeu, fundador del Quatre Gats, y el pintor Ramon Casas, ambos descendientes de indianos. Evidentemente, cuando empiezas a trabajar el tema de los indianos en Catalunya, te acaba saliendo la esclavitud.
Tiene un buen puñado de esclavistas en Torredembarra. Es curioso.
No. Es decir, en los siglos XVIII y XIX el mundo de los indianos aporta muchas personas emigrantes a América. Solo en Torredembarra tengo documentadas un poco más de 610 y de estos emigrantes, en todas partes hay un tanto por ciento relacionados con la esclavitud. Esto ocurre en toda la costa catalana. Hay esclavistas en Tarragona, Altafulla, Sitges o Vilanova. Y de aquí hacia arriba.
En diferentes eslabones de la cadena del comercio humano.
Sí, de Torredembarra he encontrado a unas seis personas que, o bien fueron capitanes o propietarios de barco negrero o los financiaban. Y también comerciantes establecidos en Cuba como Joan Güell y los hermanos Vidal-Quadras.
En la biografía de Joan Güell no consta...
Esto es muy normal. Algunos indianos que hicieron mucho dinero en América, al volver se construyeron una biografía muy amable en la que desaparecieron muchas de sus actividades allí, no solo en relación a las negreras. Cuanto más ricos volvieron, más se reconstruyeron la biografía. En el caso de Joan Güell, era un comerciante torrense establecido en Cuba como los Vidal-Quadras. Nacieron en Venezuela, hijos de un pescador de Sitges y de una hija de sastre de Torredembarra. De hecho, deberían llamarse Vidal Ramon porque su madre era Anna Ramon. Pero a menudo, cuando la gente se enriquece coge un guion y lo coloca en medio. La historia indiana negrera está llena de estas veleidades aristocráticas. Después, volvieron a Catalunya y se instalaron en Barcelona.
Llevaban una doble vida. ¿A nivel moral o ético sentían vergüenza?
Hay dos momentos. La esclavitud fue legal hasta principios del siglo XIX cuando Inglaterra empezó a prohibirla a partir de 1804.
¿Por qué motivo?
Hay dos maneras de verlo, bien porque empezaron a triunfar las corrientes liberales y progresistas contrarias a la esclavitud, bien porque la industria inglesa ya había obtenido suficiente rédito de América. Seguramente es la suma de ambas cosas. En cualquier caso, cuando también fue ilegal en el reino de España, se continuó desarrollando de forma clandestina y las autoridades disimulaban convenientemente. Entonces sí que el esclavista intentaba que no se supiera. No es que tuviera vergüenza moral de serlo, sino necesidad legal de esconderlo, que es diferente.
En Torredembarra quedan pocos o nulos vestigios de ellos.
Fue en Barcelona donde construyeron industrias y bancos. La nueva Catalunya, la Barcelona del Passeig de Gràcia tiene que ver con el dinero que llegó de América y mucho de este dinero provenía de la esclavitud. Y esto ocurre también en Inglaterra con la industria textil.
Sorprende, en cualquier caso, que den nombre a calles.
No. Catalunya está llena de negreros con reconocimiento. Los Samà, de Vilanova, estaban relacionados con el comercio de esclavos y tienen calles, estatuas y parques, desde Vilanova hasta Cambrils y los Vidal-Quadras poseen una estatua en Sitges, igual que Joan Güell, que tiene calles con su nombre en diversos lugares de Catalunya y una estatua en Barcelona. Sin embargo, también es importante tener en cuenta la cara inversa.
¿Qué quiere decir?
Tengo localizados a más de treinta marineros de Torredembarra que en el siglo XVIII fueron esclavizados por los corsarios del Magreb, básicamente de Argel y Túnez, capturados en el mar o en incursiones en nuestras playas. Los utilizaban de mano de obra, aunque la finalidad última era cobrar un rescate. Hay un hecho curioso y es que uno de estos marineros, Marià Lluch Roig, que volvió a Torredembarra tras pagar el rescate, es el abuelo materno de uno de los mayores esclavistas del siglo XIX de Torredembarra y de Catalunya, Marià Flaquer Lluch. No por el número de expediciones que hizo, sino porque alguna de ellas está muy bien documentada. Un hecho que no deja de explicarnos que la historia cambia y que cuando hablamos de memoria, tenemos que tenerla en cuenta de manera completa. Es decir, el mundo de la esclavitud lo hemos vivido como agentes activos, pero también pasivos.
Habla de pagos, rescates, libertos... Todo ello me lleva a la Antigua Roma. Explica el caso de un liberto enterrado en Torredembarra.
Era un esclavo doméstico. Los que trabajaban en la casa del amo tenían una relación más directa, más familiar. En este caso, desconozco los motivos por los que fue liberado, pero la relación tenía que ser muy fuerte porque el nicho dice: «Mi fiel servidor, natural de África». Y quiero remarcar que está enterrado en un nicho, en un momento en el que incluso los comerciantes aún se enterraban en tierra. El nicho se reservaba para gente de mucho dinero. Es decir, incluso muerto, el amo continuó considerándolo como de la familia.
Usted explica que aún hoy le llevan flores...
El testamento obligaba a los familiares que aceptaran la herencia a mantener el nicho y a ponerle flores cada año. Y es una tradición que la familia mantiene aún hoy en día, aunque aquel testamento ya no los ata.
¿Cómo ve la esclavitud actual?
Evidentemente, continúa habiendo esclavos, aunque no es un comercio legal, intercontinental. De hecho, esclava es aquella persona que no tiene libertad de acción, se la compra y se la vende. Y hoy en día en lugares de África y de Oriente y también a veces en Europa y América, lamentablemente muchos menores de edad, comprados y vendidos, no tienen ninguna libertad de movimiento ni derechos reconocidos. Por tanto, son esclavos.
Antes ha hecho referencia a la memoria. ¿Debe incluir el esclavismo?
En el Estado español se habla mucho de memoria histórica o democrática, que en el fondo es lo mismo, sobre todo en los últimos años. Por razones obvias se centra en la república y en el franquismo, pero, como mínimo, se tiene que centrar en la época moderna y contemporánea porque en otros países europeos también incluye la esclavitud. En cambio aquí, las leyes la olvidan y hay que hacer el ejercicio de conocer el pasado, que fuimos esclavizados y que esclavizamos, reconocer nuestra actuación y realizar las acciones de reparación que sean necesarias. Evidentemente, son muy diferentes cuando estamos hablando de tiempos más actuales, pero no deja de ser cierto que la deuda de muchos países africanos es producto del empobrecimiento que causaron tanto la colonización europea como el esclavismo.
¿Cuántas personas fueron esclavizadas?
Estamos hablando de más de 12 millones de personas a las que las potencias europeas, con Inglaterra a la cabeza, capturaron en África, las embarcaron y las enviaron con destino a América. Por tanto, cuando se habla de si Europa tiene que redimir la deuda de los países africanos, este sería un acto de reparación.