Ningún otro municipio puede presumir de pasado literario como Calafell. Aunque también ningún otro municipio es capaz de hacer tan poca gala de ese pasado literario como Calafell.
En cualquier otro rincón el haber sido punto de encuentro de plumas como Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Barral, Jorge Edwards, Juan Marsé o de agentes como Carmen Balcells o Ricardo Muñoz Suay, sería motivo de orgullo desde hace años. En Calafell, no.
Todos esos referentes de la literatura latina vivieron por temporadas en la localidad, escribieron y transcribieron la esencia del entonces pueblito marinero en sus obras. El restaurante Giorgio de Calafell fue uno de esos rincones donde se encontraban y debatían sobre el todo hasta la madrugada.
A Cartagena de Indias
Y Giorgio, que no se resigna a olvidar ese Calafell, quiso volver a juntarlos. Almenos en un cuadro colectivo de varios artistas. A principios de año los pinceles comenzaron otra vez a juntar en Calafell a los literatos. La obra está acabada y el Ministerio de Cultura ha pedido llevarla a Cartagena de Indias (Colombia) por el Festival de Literatura que se celebra cada año y es uno de los más importantes del mundo. Giorgio señala que «es otra oportunidad para dar a conocer Calafell a través de la cultura».
Quizá otra oportunidad que no debe perderse como parecen apuntar desde el lienzo las miradas de Juan Marsé, de Carlos Barral, del editor Josep Maria Castellet o de Carmen Balcells, la Mamma como la conocía todos.
La obra ha salido de los pinceles de Emilia Castañeda, que ha pintado a Vargas Llosa, Jordi Artigas (Muñoz Suay), José Luis Fuentetaja (García Márquez), Jordi Rollan (Carme Balcells), Lluís Ribas (Carles Barral), Adolfo Rua (Joan Marsé) y Xavi Solà (Josep Maria Castellet).
De momento han vuelto todos. Y parecen esperar. Giorgio señala que la obra es un homenaje a la literatura y al Calafell que un día existió y que se perdió sin explicaciones, pero sí que con consecuencias.
«Si Cadaquès fue de pintores, Calafell fue de literatos». Ahí estaban y escribieron en la playa de Calafell, explica el impulsor de la obra. De momento puede verse en el restaurante que también fue epicentro de la literatura universal. ¿Y cuándo vuelva de Colombia? Giorgio señala que debería ocupar un lugar destacado si hubiese orgullo.