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Fiesta del Quadre de Santa Rosalia, salvavidas de Torredembarra

El origen. La procesión conmemora, en olor de multitudes, el voto emitido el año 1640 en agradecimiento a la erradicación de una epidemia, atribuible al retrato de la santa. Ayer, el municipio renovó su compromiso adquirido con su patrona

16 julio 2023 14:08 | Actualizado a 16 julio 2023 14:15
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Ha llovido mucho desde el año 1640, todo sea dicho, lamentablemente no tanto en los últimos tiempos. Pero lo cierto es que Torredembarra no olvida aquellos pretéritos tiempos de angustia, con motivo de una epidemia que causaba estragos y elevados índices de mortalidad entre la población.

El Vot de Poble es algo considerado muy serio, en los lugares que se realizaron este tipo de promesas. Se remonta a cuando nuestros antepasados se aferraban a la ayuda divina o a la intercesión de alguna virgen o santo patrón para hallar solución a lo que, por sus limitaciones, escapaba de las manos de la medicina y la ciencia de la época.

Ayer Torredembarra renovó un año más este compromiso adquirido con la celebración de la fiesta del Quadre de Santa Rosalia. Una promesa de los antepasados que se ha perpetuado y ha sido bien transmitida entre las generaciones, la cual cada 15 de julio tiene en la procesión el acto central y su máxima expresión. Tal es la estrecha vinculación de Torredembarra con su patrona Santa Rosalia que todavía hoy muchas familias siguen poniendo el nombre de Rosalia a sus hijas.

Pasadas las ocho y media de la tarde, el cortejo procesional partió del Carrer Ample. Encabezaban la procesión todos los grupos que conforman el séquito popular: Ball de Gegants, con los gigantes Antoni Roig y Marina Torres; Ball de Diables, Ball de Gitanes, las collas castelleras Nois de la Torre y Xiquets de la Torre; Nans de Torredembarra, Ball de Bastons, Ball de Serrallonga, Ball de Pastorets, la Mulassa y las Rosalies, un grupito de niñas con corona de flores, tras las cuales desfiló el Quadre de Santa Rosalia.

En el mismo Carrer Ample, actuaron todos los grupos, frente a Cal Saya. También se interpretaron los Villancets, un cántico a Santa Rosalia, acompañado de la Fanfara, que es una pequeña banda de instrumentos de viento que incluye la gralla como solista, con clarinetes, trompetas, trombones, tuba y percusión, creada en 1996, pionera en Catalunya respecto a formaciones musicales de estas características.

Cal Saya, antigua posada, es la casa donde, según relata la historia y recoge la lápida situada en la fachada del edificio, fue que un peregrino llamó solicitando limosna. La niña que le abrió la puerta informó al mendigo que no podía ofrecerle nada ya que el pueblo se hallaba sumido en una epidemia sin precedentes. Fue entonces cuando el misterioso peregrino indicó a la niña que acudieran a Tarragona, en casa del mercader Llima, de la calle Cavallers, en cuyo desván se encontraba olvidado un cuadro de Santa Rosalia y lo trasladaran en procesión hasta Torredembarra, con la recomendación de que no cesaran en sus oraciones.

La niña informó al párroco y a las autoridades de lo acaecido y decidieron cumplir las indicaciones recibidas. Según relata Rosalí Rovira en su libro Santa Rosalía Virgen Palermitana, antes de que el cuadro entrara en la villa, «se elevó de un extremo a otro de la misma una densa nube, como señal de que Dios levantaba la mano del azote y daba por terminada la peste». Sea como fuere, se constató la extinción de la epidemia.

La procesión, que recrea el traslado del cuadro de Tarragona a Torredembarra, se desarrolló entre la notable expectación, tanto por parte de los ciudadanos de todas las edades como también de muchos veraneantes y turistas de diferentes nacionalidades, que no quisieron perderse el emotivo instante del retorno del Cuadro al interior de la iglesia parroquial de Sant Pere Apòstol, momento en que hubo un estallido de fuego protagonizado por el Ball de Diables, mientras las dos collas castelleras locales levantaban flanqueando la puerta de entrada al templo sendos pilares de cuatro, en un ambiente marcadamente festivo y multitudinario.

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